Post Info TOPIC: Amado y Amada, Resumido I
Gladys ruth

Fecha: 16:22 03/31 2006
Amado y Amada, Resumido I
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Amados hermanos y hermanas en Cristo Jesús:

Si bien al igual que a nuestro Amado Señor Jesucristo le sucediera hace 2000 años durante el tiempo de su vida en este mundo en medio de Sus amigos, el testimonio que fuera enviada a dar y estoy dando parezca carecer de validez por ser solo yo quien lo está dando de mí misma, como Él lo diera de Sí mismo, sin nadie en este mundo que lo respalde, mi testimonio al igual que el Suyo tiene también total validez, por ser Dios Padre y Dios Hijo quien en Dios Espíritu Santo me enviara a darlo a partir del llevarme a retomar Su palabra -la palabra del Padre, según el Antiguo Testamento, y del Hijo, según el Nuevo Testamento- para recordárselas y anunciarle lo que llegado este tiempo final del paso de la Humanidad por este lugar del Abismo y de la Muerte dice y pone por obra. Por ende, no ser ni estar sola. Sino ser Dios mismo Uno y Trino quien está conmigo. Por ende, Dios Uno y Trino quien testimonia conmigo cuando doy testimonio de cuanto se me anunciara para que a mi vez les anunciara conforme a todo lo visto y oído de Él. En Su mismo Espíritu que me mueve y sostiene.

A partir de hoy, voy a presentarles un resumen de lo que en toda su extensión vista, oída, vivida y puesta por escrito, este testimonio y anuncio enviada a darles implica. Pidiéndoles tengan paciencia. No interrumpiendo esta exposición hasta que les manifieste haberla terminado. Entonces sí, responderé a todos los planteos o cuestionamientos que quieran hacerme al respecto. Si esta exposición, que espero concluir en un período de días o quince días, les resulta incomprensible, para su mayor comprensión les pido remitirse a los Archivos del sitio
http://ar.geocities.com/grvv_1996/index.html.

La paz esté con ustedes.





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gladys ruth

Fecha: 16:40 03/31 2006
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Amado y Amada


 


Nuestro Amor es...



...la encarnación


del amor del Padre y del Hijo


-de la Madre y de la Hija-


en el Espíritu Santo,


por toda la Humanidad 


I

 


Nuestro amor, amor, comenzó, dejándome finalmente llevar dócil y obedientemente por el Espíritu Santo, hasta terminar llegando el más maravilloso, bendito y glorioso de los días  a vos.



A la puerta de tu casa, de tu corazón, en Cristo Jesús, el Señor. Luego de buscarte incansablemente sedienta y hambrienta de amor toda la vida por los polvorientos caminos de este mundo. Conforme en un todo a Su original promesa y mandato de que si así lo hacía, sabiéndome guardar dentro de mi pecaminosidad en virginidad y castidad para tu final venida y encuentro, hacia el término de mi camino en el seguimiento de Sus mismas huellas, llegaría el día en que sin duda te encontraría y me abrazaría a vos para no volvernos a separar ya más. 


Pero, no obstante haberte buscado incesantemente así toda la vida, quiso el Señor llegara finalmente hasta la fuente y fuego de Su ardiente amor en tu amor, como una gallinita ciega.



Terriblemente temerosa, con una gruesa venda tapándome los ojos y un grueso tapón de cera cerrándome los oídos.



De manera tal que de buenas a primeras no te vi. No pude verte ni oírte, por ende, reconocerte como el amado de mi alma en Cristo Jesús, nuestro Señor, sino hasta muy tardíamente.



Tan tardíamente, como el mismo San Agustín expresara de sí mismo “Tarde te amé.” Como dice la letra de aquella canción que solíamos cantar en el templo extraída de sus palabras.



                   Tarde te amé


                   Hermosura tan antigua y tan nueva


                   Tarde te amé


 


                   Tú estabas dentro de mí y yo fuera


                   Me lanzaba sobre el bien y la belleza


                   Creados por Ti


 


                   Tarde te amé...


 


                   Pero gritaste y alejaste mi sordera


                   Me diste luz y borraste mi ceguera


                   Y me abracé a Ti


 


                   Tarde te amé...


 


                   Exhalaste tu perfume en mi pobreza


                   Me alegraste y despertaste en mi vida


                   Deseos por Ti


 


                   Tarde te amé...                  


(continua en siguiente respuesta)



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gladys ruth

Fecha: 16:43 03/31 2006
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 (continua respuesta anterior)


De manera que me dejara terminar llevando y llegando a vos por el Espíritu Santo, sin saber ni darme cuenta de que, por tu condición sacerdotal guardado en celibato solo para Él, para su amor y no así para el de una mujer, eras o podías ser aquel a quien en Jesucristo con su mismo corazón y en Su mismo Espíritu fuera enviada a buscar y buscara incesante e infructíferamente por los caminos de este mundo toda mi vida.



Si no hasta cuando viera y entendiera terminara viendo y entendiendo fuera demasiado tarde para verte y oírte. Ver y oír lo que con tremendo esfuerzo de tu enamorada parte trataras de hacerme ver y oír durante el primer tiempo de tu final venida y encuentro en mi vida.



Cuando ya te diera muerte, amor. Cuando, en mi tremenda ceguera, sordera, dureza de corazón y entendimiento, te matara con todas mis negaciones, rechazos y desprecios.



Crucificándote y llevándote a morir de amor por mí, por mi tremenda rebeldía, necedad e ignorancia, clavado a una cruz como un maldito. Escupido, humillado, injuriado, cubierto de oprobios.



Obligándote a volver a ir, a ascender de vuelta a tu mundo, al lugar del cual quisieras abajarte en tu excelsa santidad y gloria tenida junto al Padre hasta mi extrema miseria y pobreza, buscando hacerte, y haciéndote uno en un todo conmigo, encarnándote en mi propia corrompida humanidad, para volverte a guardar y quedarte nuevamente en tu Divino mundo, imposible de volverte a alcanzar, tocar, besar y abrazar, si no vuelves a venir por mí, en mi búsqueda y reencuentro definitivo.


        Perdonándomelo todo Divinamente por tu sacerdocio y mismo corazón de nuestro Señor Jesucristo en el Espíritu Santo en vos –por tu crucifixión con Cristo, en Cristo, por Cristo y para Cristo- pero, evidentemente dolido, amor, en tu herida humanidad por todo el mal que te causara en tu primera manifestación de amor no correspondida, terminaras alejándote sin alejarte, y encerrándote sin encerrarte por obra y desgracia de Satanás ejercido sobre los dos y nuestro amor en ese primer momento por medio de la concepción imperante e impuesta, en función de la cual lograra hacerme caer y mantener desde el principio de mis pasos en este mundo, haciéndomela ver y tener como querer de Dios y a tu manifestación de amor, como querer tentador del enemigo.



Concepción a raíz de la cual, me llevara a crucificarte y darte muerte amor con mis propias manos y manifestaciones, haciéndome creer ser por querer de Dios que así lo hacía y tenía que hacerlo, por proceder no de Dios sino de Satanás, llevándome incluso a verte como éste buscando mi caída y perdición con la manifestación de amor que te sentía hacerme, dentro de la cual sentía me llamabas y querías hacer entrar.



Llevándome por consiguiente a apartarte y huir de vos, como si fuera de él mismo de quien huía. Cuando era de Dios de quien de esa manera me llevaba a apartar y huir para hacerme hacer su voluntad y no la de nuestro Padre Celestial tenida en Jesucristo en el Espíritu Santo para ambos.



A fin de que de ninguna manera nuestro Padre Celestial pudiera llegar a cumplir en el Espíritu Santo este extraordinario designio de amor y procreación de verdadera condición y filiación Divina pensado, querido y predestinado para ambos en la misma gloria tenida junto a Él en el principio en el Reino de los Cielos.



Designio de amor y procreación, de ese modo, hasta el momento no cumplido. Pareciendo haber vencido finalmente el desamor sobre el amor. El mal sobre el bien. El querer de Satanás por sobre el querer de Dios. Satanás sobre Dios. Cuando es imposible que esto ocurra, sino solo en forma aparente, y por así convenir que parezca temporalmente a los fines del Plan de Salvación para mayor contundencia y exaltación final del total triunfo de Dios por sobre el mismo ante el público conocimiento de toda la humanidad para gloria y restauración definitiva del Reino de los Cielos en el corazón de todos los hombres. Amén.



Sintiendo desde entonces como la amada del Cantar de los Cantares, amado de todos mis días y mis horas en Jesucristo, nuestro Señor, que sin haberte llegado a tener nunca como la novia y esposa tiene al novio y al esposo, te he perdido.



Habiéndote solo tenido en un primer tiempo de total gracia en nuestro Padre Celestial al alcance del beso y del abrazo. Nunca plasmado.



Llamándote y buscándote con tal pasión, celo y frenesí inusitada hasta el momento, como una loca desquiciada. Como una enferma de amor. Peor aún, como una prostituta en la concepción y juicio de la Iglesia y de los hombres. Como una descarada. Una desvergonzada. Una impúdica. Una mujer sin el más mínimo recato ni dignidad de sí misma.  


Desde que mis ojos se abrieran y vieran, mis oídos se destaparan y oyeran por entera gracia Divina, que aquel al que buscaba y esperaba en la promesa tan largamente esperada del Padre, eras vos, Daniel, amado mío. Siendo en vos, representado en vos, que estaba el Pueblo que por el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo fuera enviada y viniera a finalmente buscar y encontrar en Su Nombre y Persona. En Su mismo Espíritu Trinitario morando a pleno en mí.



Que eras y sos vos aquel que por igualmente predestinado por el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo para compartir juntos el mismo designio de amor y procreación que desde Ushuaia, 1996, Puerto Montt y 25 de Mayo quisiera terminarme de anunciar, para que a mi vez te anunciara, y por tu medio anunciara a toda el restante Pueblo que en tu masculina y sacerdotal persona igualmente representas en tu humanidad en la persona de Cristo. 


Llamándote y buscándote desaforadamente, desde que supiera que no eras solo una ilusión, una fantasía propia de mi imaginación, sino la más grandiosa de las verdades y el más real de los seres. Dios mismo, el Padre y el Hijo  también en vos  en el Espíritu Santo para mí, como de igual modo era Dios mismo, el Padre y el Hijo, en la Madre y en la Hija, en el Espíritu Santo para vos, como el amado es para la amada y la amada para el amado del Cantar de los Cantares en el amor, con el amor, por el amor y para el amor.



No sabiendo qué hacer, qué decir o cómo hacer, para volver a dar con vos, para reencontrarte, de manera similar a como en un primer momento, sin darme cuenta de ello, se me permitiera hacerlo.



Encontrándome solo en todo tiempo de ahí en más con todo tipo de desprecios, rechazos, juicios, obstáculos, murallas, puertas y ventanas cerradas. No solo sentida de tu amada parte, sino de parte de los hombres, principalmente de la Iglesia, por no poder ver ni entender lo que personalmente se me llevara a ver y entender, persiguiéndote de ahí en más hasta el cansancio como hasta aquí te persiguiera y persigo. Empeñada contra viento y marea, contra toda esperanza, en volver a dar con vos y con tu amor en el beso y el abrazo largamente esperado. Nunca llegado.



Volviéndome a conceder la incomparable gracia de la manifestación de tu grandilocuente amor, permitiéndome entrar y sentir la renovadora y purificadora fuerza de tu amor en mi amor por el Espíritu Santo.  


Llegándome a ver y sentir como resultado de la más infructífera y devastadora búsqueda realizada en tal único sentido en mi vida hasta aquí, como me veo y siento. Como el fruto de un aborto, como un despojo mutilado, como una oruga, como un gusano de la tierra, como la más impura y pecadora no solo de todas las mujeres, sino de todo el género humano. Aún cuando no lo fuera ni llegara a serlo según la concepción y juicio humano. Pero, siendo sí como me sintiera y siento.



Por al igual que vos, amado mío dolorido, haber venido  a representar en la consumación de este designio, no solo a Dios Uno y Trino, en el único cumplimiento en nosotros de la voluntad de Aquél de quien sé he salido, sido sacada y estoy aquí en el Espíritu Santo para terminal liberación, rescate y salvación de toda la humanidad y creación de debajo del poder de Satanás y sus más densas tinieblas esparcidas sobre Ella, sino también a la Amada, a la Humanidad y Creación entera en mi humanidad y condición de criatura.  


Sintiendo y padeciendo en mi propia carne –aún cuando físicamente no llegara a experimentarlo- no solo lo mismo y todo cuanto Dios siente por la Humanidad y Creación perdida de su amado lado en el origen,, sino lo que la Humanidad y Creación de todos los tiempos, condiciones y situaciones viniera a sentir y padecer en este lugar del Abismo y de la Muerte bajo el poder del enemigo, hasta el máximo punto de sometimiento, padecimiento, opresión, destrucción y corrupción  llegado a experimentar injustamente por la misma en esta tierra de dolor, llanto, peregrinación y cautiverio bajo la terminal imposición del gobierno y dominio de dicho espíritu enemigo sobre ella.



Quitándole toda fuerza de voluntad, creyendo ser su propia voluntad por sobre la de Dios la que en este lugar del Abismo y de la Muerte viniera a hacer, hiciera y hace. Cuando no es otra más que la suya. La de ese espíritu enemigo no solo de Dios sino sobretodo de sí misma, introducido subrepticiamente dentro de sí. Terminando teniendo todo el gobierno de su voluntad desde el declararse en rebeldía para hacer la que creyera y cree es su propio querer. Llevándole a cometer todo tipo de males y maldades no solo contra sí misma, contra su propia salud, sino contra los demás seres humanos y creación.  


Abusándola y destruyéndola por el libre albedrío que no como esclava sino como Hija nuestro Padre Celestial quisiera darle, por ser de Su mismo Ser Paternal, luego Maternal, que como Hija en el Hijo la concibiera, diera a luz y predestinara.


 



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Amado y Amada, Resumido II

Fecha: 08:51 04/03 2006
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II


 Cuando, conforme en un todo a lo prometido por nuestro Padre Celestial en el Espíritu Santo toda la vida, habías finalmente venido. Habías llegado, Jesús, Amado mío, a mi vida, al término de mi camino siguiendo el camino que con tus preciosísimas huellas me marcaras, en la persona de este amado sacerdote Tuyo tan amado, Daniel, tan puntualmente como me lo quisieras terminar de anunciar aquel Domingo de Ramos de 1996.  


Habías llegado, habías venido tal lo prometido, haciéndome finalmente confluir y morir en vos, con la plenitud de mi amor en el Tuyo, de manera similar a como hace 2000 años vinieras, conforme a la promesa dada por el Padre a la Humanidad entera, tu Amada, por medio de la promesa realizada en lo personal y particular al Pueblo de Israel.


 siendo justamente por ello que lo predestinaras como sacerdote para la representación en él de tu misma Persona y Sacerdocio eterno según el rito de Melquisedeq.


         Para solo por tu amor en su amor, volverme a hacer renacer, dándome nueva vida en el verdadero amor. Amor en abundancia. Amor de vida eterna.


 ¡Bendito y alabado sea nuestro Padre y vos, amado, Jesús Daniel, Daniel Jesús, amado de todos mis días y horas en este mundo!


 Por eso desde aquel primer día de mi ida y llegada a vos dejándome llevar finalmente por el soplo del Espíritu Santo, sintiéndote llamarme desde hacía muchos años, de hecho desde toda mi existencia en este mundo y allende a este mundo preparando y esperando por dos mil años en lo Divino y cuarenta años en lo humano, mi venida en el amor desde el que en el Padre igualmente procedieras, llamándome en la distancia, desde el amor de tu  espíritu en Cristo al mío, y dejándome llevar finalmente desde el amor de mi espíritu en Cristo al tuyo,  tras vencer todos los espantosos temores y resistencias que desde mi propia humanidad te opusiera, te sentí golpear…


 Te sentí golpear tantas veces con tan insistente, grandilocuente y apasionado amor, Jesús Daniel, Daniel Jesús, a la puerta de mi corazón, de mi amor, llamándome, pidiéndome, por momentos, pareciendo suplicarme en un casi inaudible susurro sin palabras que te abriera, en tus miradas, gestos y mil sensaciones sentidas solo de tu corazón al mío, que debo reconocer dada tu sabida condición sacerdotal Divina, en el Padre y el Hijo, en el Espíritu Santo, me producía temor mortal la insistencia de tu llamada y búsqueda.


 Sintiéndote decir sin decirlo, solo de tu amado espíritu al mío, en forma humanamente inaudible, lo que el amado del Cantar de los Cantares manifestara a la puerta de la amada:


 


“Ábreme, hermana mía, compañera mía, paloma mía, preciosa mía: que mi cabeza está cubierta de rocío, y mis cabellos de la humedad de la noche.”


 Te escuchaba golpear, y me dolía el alma oírte y no abrirte. No por no querer. Sino por creer no poder. Porque te mirase por donde te mirase eras un hombre prohibido. Un sacerdote. Un varón consagrado a Dios en cuerpo y alma.


 Creyendo por ende que no era Dios en vos sino la tentación, el enemigo, Satanás, quien me buscaba tratándome de engañar y hacer caer en el peor de los engaños, tentaciones y muertes, de manera similar a como en el principio hiciera con toda la Humanidad por medio de Eva.


 Queriéndome llevarle a faltar a Dios haciéndome caer y pecar justamente con un sacerdote en un amor sometido al peor de los más implacables juicios. Considerado y condenado al fuego del infierno por la Iglesia y pueblo al que al igual que vos en la persona de Cristo en el Espíritu Santo fuera llamada a pertenecer y comprometerme como laica al único cumplimiento en mí de Su voluntad y no la mía.


 De modo que, ¿Cómo creer que en verdad –y no por tentación y engaño- podía ser que pudieras ser aquel al que en Él, con Él, por Él y para Él en toda la humanidad se me enviara a buscar y encontrar entre los hombres, viendo y entendiendo como veía y entendía que con aquel que en Él era teníamos que consumar previamente nuestra unión ante el altar, para entonces sí como esposo y esposa llevar a  total consumación nuestro amor concibiendo y dando a luz a un niño, e igualmente una niña para el Reino de los Cielos y la Humanidad entera, conforme a lo anunciado también en tal sentido en Puerto Montt y una vez de regreso nuevamente en Plottier entre fines de 1998 y principio de 1999,  cuando consagrado en celibato sacerdotal como te sabía y veía, entendía y creía que casado también con el único cumplimiento en vos de la voluntad del Padre en nuestro Señor Jesucristo por el Espíritu Santo, no me habrías de poder desposar jamás?


 Debatiéndome durante años en medio de semejante dilema y encrucijada, no dejando de preguntarme y preguntarle a Dios ¿cómo podía ser posible?,  cerraba y tapaba violentamente mis ojos y oídos para no verte ni oírte hasta que cansado de golpear sin que te abriera, viendo y comprendiendo también que ese amor entre los dos nunca habría de poder ser terminaras desistiendo y arrancándome de tu corazón.


 Para no caer y hacerte caer en pecado fuera de la voluntad de nuestro Padre Celestial para vos como sacerdote, y para mí como laica comprometida y consagrada también al único cumplimiento en mí de Su voluntad por sobre la propia y la de cualquier otro ser sobre la tierra que viera y entendiera en tal sentido era o podía ser tentación tratándome de apartar de la misión encomendada en Ushuaia que veía y entendía tenía que consumar hasta sus últimas consecuencias en este mundo, me pesase lo que me pesase  y costase lo que me costase.


 Clavándome  y crucificándome así junto con vos y nuestro amor de igual manera yo, por el único triunfo final y total de la voluntad de nuestro Padre Celestial en nuestro Señor Jesucristo por el Espíritu Santo en ambos para gloria del Reino de los Cielos y final restitución de toda la Humanidad y Creación salida de Él y de Allí en un principio, esperando como sabía se encontraba esperando ya nuestro regreso a Casa.


 Casa Paterna, Reino de los Cielos, de donde la Humanidad y Creación no debiera haber salido jamás para venir a terminar parando en este estéril desierto bajo el mortal sometimiento del espíritu enemigo dado en llamar Satanás, que desde su original caída en engaño, tentación y muerte bajo su destructivo poder la tuviera y mantiene engañada, oprimida, encadenada a sí por todo tipo de falsos encantos, prometiéndole una felicidad nunca alcanzada por medio de los mismos, por ser solo en vos y en tu amor para con Ella, como para conmigo, en donde reside el secreto de la única felicidad verdadera e imperecedera.


 



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gladysruth

Fecha: 09:20 04/07 2006
RE: Amado y Amada, Resumido III
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III


 


Crucificado, como sacerdotalmente en Cristo veía y entendía estabas y tenías que seguir estando respecto a mi amor y corazón,  de igual manera a como la Humanidad crucificara a Su Amado cuando después de tanto esperarlo por prometido, viniera y golpeara a la puerta de su ciego, sordo, endurecido y rebelde corazón hace 2000 años y se mantuviera encerrada sobre sí misma por no poder o querer reconocerlo, en vez de bajarte de la cruz en la que la maldad de la ciega y sorda humanidad en Satanás de entonces te clavara en la persona de Cristo, -solo por así permitirlo nuestro Padre Celestial, por así convenir a los fines del Plan de Salvación que en el origen trazara no solo para una parte, para un reducido y particular pueblo entre todos los demás, sino para todos los pueblos de la tierra-, aumenté mucho más aún tu dolor, amor mío, amado mío, Jesús Daniel, Daniel Jesús.


 


Con todas mis palabras y actos de entonces tendientes a apagar y matar tu amor por mi, comenzando con apagar el mío por vos, aumenté mucho más tu dolor. El dolor de los clavos lacerando tus amadas manos, pies y costado.


 


Haciéndote clavar y mantener clavado por Satanás por mucho más tiempo y de una manera mucho más dolorosa y profundamente aún en la cruz de la que hace dos mil años te clavara.


 


 A través de la terrible maldad y mentira echa creer y afianzar también en mi corazón como lo hiciera en el corazón del pueblo de Israel y Humanidad de hace 2000 años, por medio de la terrible concepción hasta allí inculcada y gravada a fuego como querer de nuestro Padre Celestial para vos como sacerdote. Por ende para mí como laica comprometida y consagrada al único cumplimiento en mí de Su voluntad y palabra, en el Hijo por el Espíritu Santo, a semejanza en un todo de María Santísima.


 


No obstante, verme, saberme y sentirme en todo tiempo más bien como María Magdalena, que como María Santísima. Es decir, más como la mujer prostituta y prostituída que con la Mujer Santa. Sin dejar de verme, sentirme y saberme al mismo tiempo igualmente santa en María Santísima.


 


Viendo y entendiendo finalmente que todo fuera en mí de la manera en que fuera, por así convenir también a los fines del Plan de Salvación trazado por nuestro Padre Celestial en el Hijo en el Espíritu Santo para toda la Humanidad, y no así solo de una parte de la misma, desde su máxima condición de caída y perdición en este mundo bajo el poder de Satanás, convertida en una prostituta.


 


Prostituta en la que toda la Humanidad en tanto varón y mujer quedara convertida. Más bien transformada, desfigurada. Des figurada. En relación a la figura de Santidad Divina en la que con el mismo Espíritu del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo como Hija fuera originalmente concebida, querida y predestinada. Hasta que se saliera del querer del Padre en el Hijo en el Espíritu Santo, para obrar de ahí en más conforme a su propio querer según la inspiración de dicho espíritu enemigo introducido y enraizado en su corazón llamándola a rebelarse para ser  la dueña de todos sus actos y decisiones.


 


       Conviniendo, por ende, que a los fines del Plan de Salvación trazado por nuestro Padre Celestial en nuestro Señor Jesucristo en el Espíritu Santo que así como conviniera a los mismos fines que Él terminara estigmatizado asumiendo la condición del hombre pecador, del peor de los pecadores –sin serlo-, del maldito, tal como era considerado en su época el hombre condenado a morir crucificado –como el peor de los castigos destinado al peor de los hombres-, que llegada esta hora viniera a asumir Su misma cruz, la misma cruz de Cristo, asumiendo sobre mi ser la condición de la mujer prostituta. Sin serlo tampoco según el conocimiento y concepción de los hombres.


 


Tal y como en uno de los foros en los que estoy difundiendo este anuncio se me cuestionara. Cuestionándoseme por qué decía ser la peor de todas las mujeres y seres humanos, cuando solo tuviera una relación sexual, y más bien por violación, en toda mi vida. Conservándome en todo tiempo, como desde el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo me viera y sintiera llamada a conservarme toda la vida en virginidad y castidad a Su final espera en un varón que a tal fin me tenía predestinado con Su mismo Espíritu y corazón en la persona de Cristo. En Jesús y en María.


 


Porque en el querer de nuestro Padre Celestial con miras a la total liberación y salvación de toda la Humanidad desde su máxima condición de caída y prostitución –más bien en el espíritu que en la carne- bajo el poder corruptor de Satanás, convenía que como mujer viniera a asumir en la persona de Cristo el mismo y único designio Divino venido a asumir hace 2000 años por Él, como varón, en la misma condición de santidad de María Santísima pero desde la máxima condición de caída del ser humano en tanto varón y mujer en este mundo bajo el poder de dicho espíritu enemigo que en el origen la terminara sacando de Su voluntad para con Ella y apartándola del Reino de los Cielos.


 


Desde la más terrible de las cruces tenida que llevar por la mujer bajo el poder del varón desde su conjunta caída y destierro del Reino de los Cielos y confinamiento en este lugar del Abismo y de la Muerte. Desde la cruz de la mujer prostituta. Corrompida, usada y abusada por el varón en su dignidad como Hija de Dios en el Espíritu Santo –como toda mujer existente sobre la faz de la tierra es, Hija de Dios en el Hijo-, sometida al peor de los tratos, juicios y condenaciones de parte de la inmensa mayoría de  los hombres.


 


Para desde el asumir su misma condición, abarcar y levantar desde la misma en el abrazo de Dios en el Espíritu Santo a absolutamente toda, TODA, la humanidad sin acepciones de ninguna índole. Por grave que hubiere sido y sea su condición de corrupción según la carne en este mundo de engaños, tinieblas y mentiras.


 


Terrible concepción caída e impuesta en primer lugar de parte del varón, por consiguiente también de las demás mujeres tenidas o consideradas como santas, entorno  y sobre toda mujer que llegare a relacionarse sexualmente con más de un varón, cuando en total situación de injusticia, según la concepción de los hombres y de este mundo, cuantas más relaciones sexuales llegara y llegue a tener el varón con cuanto mayor número de distintas mujeres nunca perdía ni pierde su honor y consideración en el juicio de los demás hombres. Por el contrario, lejos de ser considerado y llamado prostituto, se lo considera más hombre, más macho, cuanto mayores relaciones y mujeres tenía y tiene. Llegándose incluso a celebrarse semejante aberración como la mayor y más meritoria de las hazañas… pasando la mujer a ser vista y tenida por el mismo como una cosa, bien, mercancía más de su reino, gobierno e imposición.


 


Aberrante concepción, de injusta situación de derecho, de total desigualdad entre el varón y la mujer establecida, imperante y vigente en este mundo,  arraigada a fuego por el enemigo no solo en la concepción y condición de la humanidad en este mundo, sino hasta incluso dentro de la misma Iglesia, sustentada desde las mismas Sagradas Escrituras.


 


Concepción que, como miembro, más aún como mujer sumisa, dócil y obediente semejante en un todo a María Santísima como me sentía llamada y enviada a ser en medio del pueblo al que desde el Hijo, nuestro Señor Jesucristo, en el Espíritu Santo, el Padre me enviara a formar parte en Cristo, a total imitación Suya, hasta la muerte y muerte en cruz por el único cumplimiento en mí de Su voluntad y designio trazado para toda la Humanidad, veía y entendía tenía que saber observar y respetar a pie juntillas, por terriblemente injusto, no propia de Dios que en todo tiempo me resultara y pareciera desde que fuera teniendo uso de razón y tomando conciencia de cómo eran las cosas en este mundo.


 


Más aún dentro del pueblo religioso del que formaba parte. Por bautizada, comulgada y confirmada eclesialmente en su fe. Como por llamada y enviada desde los Confines de la Tierra –como Lucas Bridge llamara a Ushuaia y Tierra del Fuego- a reinsertarme en Cristo en medio de su por aquel entonces todavía devastada comunidad parroquial de San Antonio de Padua de Plottier.


  


Concepción, por ende, tenida como la más absoluta de las verdades, proveniente y establecida por Dios mismo desde el libro del Génesis, de manera tal que no podía ser puesta en tela de juicio. Viendo y entendiendo, como veía y entendía, tres de las más grandes religiones de la tierra se encontraban cimentadas plenamente sobre su total creencia y respeto como tal. Desde el mismo Génesis de Su Libro Sagrado, sobre el que se estructuraba y sostenía toda su creencia.


 


Concepción imposible de cuestionar. Mucho menos por una mujer. A menos que también ésta, como la Hija en el Hijo del Padre en el Espíritu Santo,  demostrara con su enamorado y libre total sometimiento a la voluntad del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo por sobre suya, por medio del paso por la misma pasión, crucifixión y muerte a la que hacía 2000 años el Novio por la Novia, el Amado por la Amada en toda la Humanidad se sometiera bajo el poder de Satanás para su total final liberación de debajo del poder del mismo ejercido hasta el momento sobre Ella, que no se encontraba en el mundo ni estaba diciendo y haciendo todo lo que estaba diciendo y haciendo por iniciativa y cuenta propia.


 


Sino por haber sido el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo que la enviaran a decir y hacer cuanto le oyeran y vieran decir y hacer en absoluta representación Suya. Con total autoridad de Su parte para atar y desatar todo lo que viese y entendiese tenía que ser atado y desatado para final alumbramiento y conocimiento de todos los hombres de la verdad total con respecto a todas las cosas. Tanto de las del cielo como de las de la tierra.


 


Mujer dotada por ende de Su mismo Espíritu en la persona de Cristo y, por consiguiente, de su misma  y total autoridad conferida hacía 2000 años a los apóstoles y sus sucesores –no solo en tanto varones, sino también en tanto mujeres, en la amplitud y no estrechez de Su visión y concepción de todas las cosas-, desde la total renuncia a sí misma para cargar con Su misma cruz en y por toda la Humanidad, pero particularmente de la mujer, mujer como a tal fin había querido constituirme y enviarme en Su mismo Espíritu.


 


(continúa respuesta siguiente)



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gladysruth

Fecha: 09:27 04/07 2006
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(Continúa de respuesta anterior)


 


Personalmente sabía, Padre Amado, Amado nuestro Jesucristo, que de ese modo me habías querido constituir y enviar desde Ushuaia en 1991. Luego de buscarme también Vos en un primer momento durante toda la vida para que aceptara asumir lo que en todo tiempo en tal sentido me hicieras y hacías vislumbrar junto a la búsqueda y encuentro de un varón que me tenías predestinado y para el que me tenías predestinada con Tu mismo Espíritu y Corazón, fuera la causa por la cual había nacido y me encontraba en este mundo. Hasta encontrarme y dar plenamente con mi incondicional “Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Envíame a mí.”, como finalmente te terminara expresando hacia el término de aquella ardiente e intensa noche de vigilia, oración y manifestación en el Espíritu Santo.


 


Entendiéndote conferirme desde entonces todo poder y autoridad entre los hombres para retomar y recordarles todas y cada una de tus palabras en el Espíritu Santo. Enviándome a hacerlo en un primer momento ante los directos sucesores de aquellos primeros doce, en tanto sacerdotes y obispos, como finalmente ante todos ustedes los laicos, hombres y mujeres del mundo entero.


 


Pero, una cosa era que yo lo supiera. Otra muy distinta hacérselo saber, mucho menos ver, comprender y creer a los demás. Sobretodo a los vistos y considerados en medio del pueblo al que a tal fin me enviara como los únicos que recibieran y poseían todo poder y autoridad en el Espíritu Santo concedida desde Su propia Persona por medio de aquellos primeros doce apóstoles varones –no mujeres- hacía 2000 años.


 


Como con el testimonio escrito y presentado a la Iglesia en 1998, después de 7 años de permanente estado de discernimiento, oración, meditación y decisión respecto a cómo terminar haciéndolo, finalmente lo hiciera. Se los hiciera saber en Dios Uno y Trino. Ya fuese que lo quisieran oír,  ver, entender y creer o no.


 


Viendo y entendiendo por mi parte tener que hacer todo cuanto viese y entendiese con el Sí dado finalmente en Ushuaia terminara aceptando hacer en un todo en Cristo, hasta las últimas consecuencias que el decirlo y hacerlo me implicase. Hasta la muerte y muerte en cruz, por amor a la voluntad del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo, y amor a toda la Humanidad, si así era preciso.


 


  Queriendo hacerles saber, ver y entender que en realidad a partir de aquellos primeros doce, no solo ellos y sus sucesores en tanto varones, sino todos los bautizados fuéramos y éramos constituidos en apóstoles en la exactamente misma condición de aquellos primeros doce. Ni más ni menos.


 


 Por tremendo y difícil que les resultara terminar oyendo, viendo, entendiendo, creyendo y reconociendo tal cosa. Por saber y creer ser hasta el momento los únicos, más aún como varones, nunca así como mujeres, los constituidos como tales por nuestro Señor Jesucristo. No llamando Él en aquel momento a ninguna mujer para que formara parte de Sus doce apóstoles.


 


Cuando, si de hecho no lo hiciera, viera y entendiera en el Espíritu Santo, fuera porque la cultura y mentalidad terriblemente machista y limitada tenida por el hombre de aquella época, más aún del pueblo de Israel –a semejanza del que sería el pueblo musulmán- con total predominio y gobierno del varón sobre la mujer en una situación de total sometimiento y silenciamiento de la misma en relación con el mismo –aún hoy; más todavía durante aquella época- no se encontraba todavía lo suficientemente preparada en apertura y amplitud de visión, audición y entendimiento espiritual como para haberlo aceptado y reconocido como verdadero Enviado e Hijo de Dios si hubiere llamado y constituido a un mujer para integrar Su grupo de los doce apóstoles de entonces.


 


No, porque en la amplitud de Su visión Divina, ilimitada, la mujer no estuviera incluida en dicho grupo a través de la misma persona de María y de todas las mujeres que los acompañaban, entre ellas, de María Magdalena, luego de Su paso por su vida. Sino por ser el hombre de aquella época quien aún no estaba preparado para la recepción e incorporación de visión y entendimiento semejante en su aún precaria visión y entendimiento de todas las cosas.


 


Ni siquiera los apóstoles. Pese a la mayor amplitud que quisiera irles dando por medio de su constante trato y diálogo de amistad con Él. Viendo y entendiendo habiendo cosas que ni siquiera a ellos le podía y pudiera revelar aún por aquel tiempo. Hasta tanto no llegaran a ser lo suficientemente abiertos por acción y gracia del Espíritu Santo en su visión y entendimiento, hasta el momento más propia de los hombres y del mundo. Así, casi en nada de Dios.


 


Siendo por tal razón que durante la Última Cena les manifestara todo lo que les manifestara respecto a la venida del Espíritu Santo, del Espíritu de la –Verdad que luego de su partida les enviaría desde el Padre para que los introdujera en la verdad total. Teniendo muchas cosas que decirles, pero no pudiendo hacerlo aún por no haber de entenderlas. Por consiguiente, por no estar preparados para escucharlas, verlas, entenderlas y creerlas sin salir espantados como alma que lleva el diablo con tan solo haberlas escuchado de Él en aquel momento, mandando al traste todo el Plan de Salvación que de allí en más quisiera confiarnos por su servil medio.


 


Cosas tales como las que en este momento y por este medio fuera enviada a terminarles de manifestar en el Espíritu Santo. En el Espíritu de la Verdad que entonces les prometiera llegado el momento habría de enviarles desde el Padre. Habiendo de venir no con un mensaje propio, sino que habría de decirles lo que había escuchado y habría de anunciarles lo que habría de venir. Tomando de lo suyo para revelárselos, habiendo de ser glorificado por él. (Jn. 15, 26 /16, 1-16)



No obstante ver y entender no haber de creerme ni aún cuando se los quisiera hacer ver, entender y creer con mi propio previo sacrificio en la misma cruz de Cristo asumida por nuestro Señor hacía 2000 años, como tampoco a Él en su momento ni siquiera aquellos primeros doce le creyeran traicionándolo y dejándolo solo finalmente todos y cada uno a su manera, me costase lo que me costase, veía y entendía tenía que hacerles saber, ver, entender y creer todas estas cosas con mi propio entrega y sacrificio en cruz, en la misma cruz de nuestro Señor Jesucristo.


 


Tratando, sobretodo de ahí en más,  como ya desde el mismo sí dado en Ushuaia tratara  y me esforzara al extremo de hacer entrar todos y cada uno de mis pasos y huellas en las mismas gozosas y dolorosas huellas del Amado por el único y total cumplimiento también en mí solo de Su voluntad en la misma voluntad del Padre en Él para conmigo por sobre la mía, en el Espíritu Santo. Teniendo, por ende, que saberme mantener aferrada a la pasión, cruz y muerte aceptada asumir en Cristo desde Ushuaia hasta el fin.


 


Amor y entrega total en la que según Su manifestación realizada según el Evangelio de Juan, el Padre, el Hijo y yo, como la Madre y la Hija, pasábamos a hacernos uno. Un solo Ser en el Espíritu Santo. A partir de mi amor y total fidelidad y obediencia al único cumplimiento de Su querer en mí por sobre el mío. 


 


Por lo que, haberme terminado enamorando justamente de un sacerdote, veía y entendía era y habría de ser en tal misión y envió un hecho totalmente contraproducente. Quitando crédito y fortaleza en el Espíritu a lo que desde el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo había sido enviada a manifestar a los hombres, empezando justamente por manifestárselo en primer lugar a los sacerdotes. Vistos y tenidos hasta el momento como los únicos directos sucesores de aquellos primeros doce. Por lo que un amor con uno de ellos veía y entendía implicaba e implicaría dentro de la visión y entendimiento de la Iglesia y Pueblo al que a tal preciso y primer fin viera y entendiera fuera envidada. Para hacerle ver, oír, entender y creer cuanto en lo personal se me había


 


 Viendo y entendiendo, como igualmente veía y entendía,  haber sido constituida y enviada en la persona de Cristo, en el mismo Espíritu del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo no para enamorarme de uno de sus sacerdotes, sino para terminar de reunir a Su Pueblo –por ende, veía y entendía, mí Pueblo en el Espíritu Santo; por ser todo lo mío Suyo y todo lo Suyo mío desde la total consubstanciación obrada en el Espíritu Santo entre Su Espíritu y el mío desde el compromiso y alianza realizada entre Él y yo ante el altar durante la misa de envío que el padre Ismael me realizara en Ushuaia- en un solo ser, en un solo y mismo Pueblo en toda la Humanidad. Por medio de la transmisión y suscitación final de Su mismo Espíritu desde mi mismo espíritu en el Espíritu Santo a través de esta manifestación final realizada a todos los hombres.


 


Comenzando con volver a suscitar Su mismo Espíritu, si bien en todos los miembros del Pueblo al que me enviara a insertar y formar parte –esto es, en la Iglesia Católica-, en sus autoridades y laicos; en todos los bautizados por igual; en primera instancia tenía que hacerlo entre los que hasta el momento tuvieran a cargo su pastoreo. Es decir, en los sacerdotes y obispos.


 


Siendo, por ello, que desde mucho antes de llegar a tener plenitud de conciencia de todo esto, me sintiera poderosamente llamada y enviada desde el Espíritu del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo a ir y hablar con el sacerdote y el obispo respecto de todo esto que a tal fin Dios había querido poner en mi interior para llegada esa hora dárselos, como asimismo respecto de la Iglesia y todos sus miembros, tal y como se me permitía verla y encontrarla.


 


Manifestación realizada a  partir de todo lo que viera, escuchara y viviera hasta allí en relación con la misma, desde la historia particular que nos tocara protagonizar a los miembros de la parroquia y comunidad de San Antonio de Plottier que permaneciera cerrada y su comunidad abandonada y arrojada al peor de los desiertos durante más de diez años por querer y disposición de las autoridades a su cargo. Reabriéndose solo por los mismos días y meses del sí terminado de dar en Ushuaia, aceptando volver para hacer todo cuanto Él quisiera mandarme decir y hacer para ayudar en la reconstrucción de la misma.


 


Viendo y entendiendo, como veía y entendía, haber habido en tal querer y disposición eclesial de cierre y abandono en total estado de ruindad de dicha parroquia y comunidad una actitud de total anti testimonio cristiano. Siendo testigo de la existencia de un espíritu contrario a Cristo, de un espíritu enemigo, propio de Satanás, entre los cristianos, más aún entre los católicos, peor aún entre los mismos sacerdotes.


 


Espíritu anti cristiano  de rivalidad, celos, envidia, orgullo, soberbia, vanidad, vanagloria, egoísmo, lujuria… Espíritu propio no de Dios sino del enemigo. Mismo espíritu enemigo que llevara a nuestro Señor Jesucristo a morir en una cruz, al ver y entender existir todo ello también entre y en sus mismos apóstoles.  Porque, si ellos quienes en el conocimiento y creencia de todo el restante Pueblo fueran quienes habían sido constituidos y dejados en Su mismo Espíritu para dar ejemplo de cómo ser a imitación de Cristo no lo eran, ¿cómo pretendían o querían entonces inculcar a los laicos lo que en la palabra decían pero en los hechos no hacían ni demostraban?


 


Viendo y entendiendo que por muy consagrados en cuerpo y alma a Dios que se encontrasen, aún había mucho en todos ellos –en algunos más, en otros menos-  propios de ese mismo viejo corazón humano y mundano más en propio de Satanás que de Dios evidenciado en Pedro cuando desde su propia humana y mundana errada visión y entendimiento de lo que hacer la voluntad de Dios era intentara persuadirlo de subir a Jerusalén para terminar de dar total cumplimiento a lo que Él sabía el Padre le había enviado venir a hacer y estaba en el mundo. 


 


Cuando de camino hacia Jerusalén para poner  término a Su misión entre los hombres, al compartirles que al llegar allí las autoridades, los sumos sacerdotes y los maestros de la Ley lo iban a hacer sufrir mucho, que incluso debía ser muerto y que resucitaría al tercer día, Pedro lo llevara a parte para reprenderlo diciéndole: “¡Dios no lo permita, Señor! Nunca te sucederán tales cosas.” (Mt. 16, 21).


 


Reprensión a través de la cual en la forma de pensar, sentir, querer y obrar propia de los hombres y de este mundo, Pedro solo quería lo mejor para Él según lo que según la concepción humana era visto y tenido como lo mejor. Lo cual se oponía en un todo a la concepción y visión personal que Él tenía según lo que el Padre le había manifestado haber venido a hacer entre los hombres ante y en medio del Pueblo en particular al que de entre todos los restantes pueblos de la tierra de ese modo y  a tal fin quisiera prepararlo con tiempo todo para en esa hora enviarlo a decir y hacer todo cuanto le escucharan y vieran decir y hacer no por cuenta propia sino como enviado del Padre en el Espíritu Santo.


 


(continúa página siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 09:29 04/07 2006
RE: Amado y Amada, Resumido I
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(continúa de página anterior)


 


Por ende, si la manera de pensar, sentir, ser, querer y obrar se oponía e intentaba  tentarlo y apartarlo de la voluntad y misión plena que el Padre le confiara y enviara realizar en Su Nombre, Persona y Espíritu hasta el fin, tenía que ser visto, considerado y tratado como un pensamiento, sentimiento, querer y obrar proveniente en Pedro no del Padre en el Espíritu Santo, sino del enemigo. De Satanás gobernante y rector aún de su corazón y mente, por ende, de sus actos en todo o en mucho.


 


Al punto de ser ese mismo espíritu del enemigo, de Satanás, del hombre viejo en Pedro, aún gobernado por aquel mismo espíritu tentador y enemigo del Reino de los Cielos que en el origen le llevara a Adán y Eva caer y quedar sometido bajo su imperio y querer -por ende, de igual manera toda la restante humanidad fuera ya de Dios, fuera del Reino de los Cielos-, el que le llevara a negarlo tres veces antes del canto del gallo llegada tal hora. Mismo espíritu enemigo que imperante de similar manera en todos y cada uno de los restantes apóstoles, llevaría no solo a Judas, sino a todos a traicionarlo y abandonarlo a su manera en esa decisiva hora de la verdad.


 


Viendo y entendiendo, como veía y entendía, que en todo o en algo, al igual que toda la Iglesia en su conjunto, dicho espíritu enemigo, de Satanás, al igual que a Pedro, los restantes apóstoles y miembros del pueblo de Israel de aquella época, seguía teniendo aún dominado el espíritu y corazón no solo de todos los hombres, de toda la humanidad, como de los laicos integrantes de toda la Iglesia, sino incluso el de los apóstoles a cargo de la autoridad actual del Pueblo al que al igual que Él hacía 2000 años llegada esta hora fuera enviada a venir a decir y poner por hecho lo mismo que entonces Él hiciera pero esta vez bajo el aspecto femenino, dándoles a saber y poner por hecho todo cuanto viera y entendiera el Padre en el Hijo por el Espíritu Santo me enviara.


 


Un espíritu y corazón apostólico más cimentado aún en los intereses, criterios y costumbres propias de este mundo que en los intereses, criterios y gobierno del Reino de los Cielos en todos y cada uno de ellos como en ella en sí misma.


 


Viendo y entendiendo, por ende, haber sido enviada nuevamente en la persona de Cristo para retomar y recordarles todas y cada una de Sus palabras expresadas en el Nuevo Testamento, que a Su vez eran las mismas palabras retomadas por Él de la palabra del Padre manifestada en el Antiguo Testamento, expresándole tanto a ellos como a todos ustedes, laicos y humanidad entera: “Cambien su vida y su corazón, porque el Reino de los Cielos se ha acercado.” (Mt. 4, 17)


 


Así como todas y cada una de Sus palabras pronunciadas a aquellos primeros doce. Tal y como en un todo durante estos últimos siete años he hecho en Nombre de nuestro Señor Jesucristo en el Espíritu Santo, para gloria de Dios Padre.


 


Viéndolos y viéndola como los veía y la veía después de dos mil años de estar en Cristo en el Espíritu Santo, poderosamente dominada en todo o en algo por la concepción y voluntad de Satanás y no de Dios sobre ellos y sobre ella en todo su conjunto.


 


En la medida, en la que veía y entendía seguía siendo más fuerte en todos y cada uno de ellos y en ella, el propio parecer, la propia manera de pensar, sentir, ser, querer y obrar, por sobre la voluntad del Padre pensada, querida y predestinada para toda ella. Para aquél que realmente mereciera ser finalmente llamado Su Pueblo, en y con el mismo Espíritu y Corazón de Jesucristo.


 


Prevaleciendo, como veía y entendía prevalecía en todos sus miembros y en Ella en su conjunto, con sus pastores a la cabeza, esa  misma humana y mundana manera de pensar, sentir, ser, querer y obrar que nuestro Señor Jesucristo viera, oyera, entendiera y se volviera en determinado momento enérgicamente contra Pedro –luego de acabar de manifestarle ser portador del mismo Espíritu Santo que le permitiera reconocer y expresar desde el mismo Espíritu del Padre en su espíritu ante los demás apóstoles que Él era el Mesías, el Hijo de Dios Vivo- para reprenderlo duramente con estas palabras: “¡Detrás de mí, Satanás! Tú no piensas como Dios, sino como los hombres.”


 


Sintiéndome y sabiéndome desde el sí dado en Ushuaia en todo tiempo sola en este mundo, respecto a esta visión, entendimiento y envío recibido en la misma persona de Cristo en tanto mujer desde el mismo Espíritu del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo, justa y precisamente para decir todo cuanto hasta aquí dijera y estoy diciendo al Pueblo al que fuera envida, Su Pueblo, nacido al pie de la cruz desde la entrega de María a Juan y Juan a María como Madre e Hijo, dirigiéndome directamente hacia el papa en representación de todos, como en su momento me dirigiera a Juan Pablo II.


 


Viendo y entendiendo como veía y entendía, que al igual que hacía 2000 años tampoco hoy los amigos acompañaban ni acompañarían al Maestro en Su Espíritu puesto sobre mí para venir a manifestarles todo esto, llamándolos a cambiar de vida y de corazón, para terminar de transformarse en otro Cristo, en Jesús vivo en todos y cada uno de ellos, de ustedes, de nosotros, todos los hombres en el mundo entero. “Duermen en su sopor y temen en el huerto...” pendiente cada uno de su propio huerto...de sus propios intereses... no habiendo de querer detenerse a ver, escuchar, tratar de entender y creer lo que había sido enviada a trasmitirles.


 


Por consiguiente, en virtud de tal visión, entendimiento y envío, ¿cómo enamorarme y tener amores justamente con un sacerdote, sin echar por tierra todos esos planes que veía y entendía nuestro Padre Celestial en nuestro Señor Jesucristo por el Espíritu Santo se había propuesto terminar de hacer con todo su Pueblo en la medida en la que al igual que Él hacía 2000 años supiera mantenerme siempre fiel, firme e inquebrantable en el único cumplimiento en mí de lo que viera y entendiera era Su voluntad para conmigo para gloria del Reino de los Cielos y único mayor bien de toda la Humanidad al costo de mi propia vida hasta la muerte, y muerte en cruz a total imitación Suya por amor a la voluntad del Padre y amor a toda la Humanidad en el Amado?


 


Siendo también eso lo que veía, entendía y creía por aquel tenebroso tiempo, Daniel, amor mío, Pueblo mío en el Espíritu Santo, que nuestro Padre Celestial me enviara a hacer y quería que solo hiciera con respecto a vos, sacerdote, en representación de todos los demás sacerdotes del mundo entero.


 


Hacerte y hacerlos mantenerse fiel, firme e inquebrantablemente clavados y adheridos a su cruz por sobre cualquier otro sentimiento y querer humano en este mundo. Porque así era como hacía 2000 años Vos, Señor mío y Dios mío, lo habías querido y dispuesto tanto para Vos como para todos nosotros tus seguidores como bautizados en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es decir, constituidos con tu mismo Espíritu Divino, para hacer conforme a tus palabras, las mismas cosas que te viéramos hacer e incluso cosas mayores.



 


Perdóname, amor, por en vez de disminuir la cruz y tormentos que vinieras a pasar y soportar por mi amor en este mundo reconociéndote ante tu sola primera vista y escucha, corriendo hacia vos para abrazarte, besarte y hacerte dichoso en la tierra y en la eternidad con la plena correspondencia de mi amor, te volviera a crucificar mucho más cruelmente aún de lo que hacía 2000 años en la Humanidad te crucificara.


 


No porque no te amara. Y no porque realmente quisiera que dejaras de golpear a las puertas de mi corazón y que te fueras. Que nada más quería que abrirte y dejarte entrar plenamente en mi amor. Y entrar plenamente en el tuyo, amor, amado de todo mi ser, desde mucho antes de que te viera y conociera en lo humano. Desde toda la eternidad y para toda la eternidad.


 


Sino por sentir, ver, entender y creer en Dios ser lo mejor para vos. Para ambos. Para el Reino de los Cielos. Para toda la humanidad y creación entera. En virtud de la misión que como sacerdote sabía tenías en las comunidades a tu cargo, y como laica comprometida, consagrada y enviada a cumplir y hacer cumplir en la persona de Cristo como la más fiel, firme e inquebrantable de Sus guerreras en el Espíritu Santo solo la voluntad de Dios en mí, en vos y en todos los que nos rodeasen,  para mayor bien de todos hasta sus últimas consecuencias, hasta la muerte y muerte en cruz de amor  por todos y todo en este mundo.


 


Huyendo y yéndome finalmente de tu amado lado, justamente para evitar caer y hacerte caer en tal tentación y pecado, de manera similar a como conforme la Biblia decía en el principio Eva con Adán hiciera. No queriendo volverlo a malograr todo en  el Plan de Salvación trazado para restitución de toda la Humanidad nuevamente al Reino de los Cielos.


 


Viendo y entendiendo haberme querido confiar nuestro Padre Celestial todo esto que en la persona de Cristo al igual que a vos quisiera confiarte en el Espíritu Santo, no para que al igual que Eva en el origen volviera a flaquear y llevarlo a perderlo nueva y finalmente todo para la Humanidad y Creación entera. Sino para que al igual que María Santísima, la Nueva Eva, nuestra Madre en la Fe, supiera ser dócil y obediente en un todo a Su voluntad por sobre la mía. Repitiéndome y repitiéndole una y otra vez como Ella: “Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí según tu palabra.”


 


De manera tal que de ningún modo Satanás pudiera volverme a confundir y apartar de la voluntad del Padre en el Hijo en el Espíritu Santo, nunca más. Ni en lo personal, ni en tanto mujer. Pidiéndole al Señor mantenerme en Él y Su exacto querer para conmigo hasta el fin. Hasta las últimas consecuencias. Hasta la muerte y muerte en cruz. Cruz de amor por Él, por la Humanidad y Su voluntad para conmigo.


 


Pidiéndole encarecidamente, amor, como bien vos lo sabes, que antes de llegar a volver a salirme un ápice de Su voluntad y designio trazado para conmigo, con lo que veía y entendía habría de malograr en todo o en algo Su Plan de Salvación trazado en Cristo en el Espíritu Santo para toda la Humanidad, que me diera muerte.


 


Que por la fuerza de Su Espíritu Santo me mantuviese en cruz y permitiese muriese en la misma a imitación Suya, antes de permitir que Satanás lograra volver a confundirme, engañarme, hacerme y hacerte caer en tentación y pecado fuera de Su exacta voluntad para con ambos. Por terrible y doloroso que el tener que hacer tal cosa me resultase. Por amarte como te amaba y te amo. Alejándome de tu lado para la preservación de todos y todo en Cristo Jesús en el Espíritu Santo para gloria de Dios Padre.


 


       Ya fuera, y sea, que vos, Daniel, amado mío en el Amado, y todo ete restante Pueblo sacerdotal al que a tal fin en la Iglesia Católica fuera inicialmente enviada para realizarte y realizarle por tu medio esta manifestación terminara creyendo o no en todo esto.


 


Bastándome con creerlo solo yo en Dios Uno y Trino, para anunciarlo y ponerlo por consumado en el Padre y en el Hijo en el Espíritu Santo que en todo tiempo me alienta y sostiene. Amén. ¡Gloria a Dios!


 



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gladysruth

Fecha: 13:22 04/10 2006
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IV

 


Por la misma razón, viendo y entendiendo que querías que me abriera y entregara a tus amorosos y poderosos brazos, cuando en Dios tenía todos esos motivos por lo que veía y entendía no tenía que terminar consintiendo en hacerlo si no quería caer, hacerte caer y hacer caer junto con nosotros a toda la restante humanidad nuevamente fuera de la voluntad del Padre de manera similar a como en el principio Adán y Eva hicieran, fuera que cuanto mayor ardor y pasión te sentía llamarme y golpear a las puertas de mi corazón para que te abriera y me abriera en la plenitud de mi amor a vos, con mayor fuerza me cerrara.


 


Intentando aferrarme con uñas y dientes a la convicción de no ser vos,  sino otro aquel al que en Dios buscaba, amaba y esperaba en uno de aquellos otros tres varones traídos también por Vos, Señor, a mi vida por los días y tiempo posterior al anuncio recibido aquel Domingo de Ramos de 1996. Varones igualmente amados, llamados Daniel, Gustavo, Daniel.


 


De cuyo amor y espera de su regreso te estuviera hablando en confesión, amado mío, Daniel, durante más de cinco años. Y vos paciente y amorosamente siempre escuchándome. Tratando de decirme sin poder decirme, que no era ninguno de ellos sino vos aquel que desde Domingo de Ramos de 1996, no dejara de compartirte en todo tiempo y lugar, Dios me enviara a buscar y encontrar entre todos los demás hombres de la tierra. Varón que habría de reconocer, por tener Su mismo Espíritu y Corazón.


 


Sabiéndote guardar y callar tu amor todo ese tiempo como era y es propio de un sacerdote enamorado hacer, sin poder decir nada. Por saber que de ser realmente vos como en lo más secreto de tu corazón sabías eras, por así dictártelo el Espíritu Santo en tu corazón serlo cada vez que iba a hablarte del amor de ese varón que te decía Dios me enviara a buscar y encontrar, sería algo de lo que tendría que llegarme a dar cuenta sola, por mí misma.


 


Más bien, por entera gracia Divina obrante en mi ser. Esperando y orando, solo por tu amada parte, por que un buen y glorioso día pudiera llegar a ver, oír, entender y creer lo que de otro modo, por medio de mi propia ciega, sorda y endurecida humanidad de entonces veías, oías y entendías no podía ni podría llegar a ver, oír ni entender nunca si Dios no me lo revelaba desde Arriba por medio de Su Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo que sabías aleteaba en mí y me sostenía, al igual a como en vos lo hacía. Siendo de hecho el mismo Espíritu que terminara propiciando nuestro final conocimiento, amor y encuentro.


 


Gritándome silenciosamente, tratándome de hacer ver, oír y entender con tu fiel y constante presencia y compañía en todo momento y lugar junto a mí, que eras vos aquel que, andando y desandando tantas huellas y caminos como los que te contaba, buscara y tratara de encontrar en Cristo, en Jesús y en María desde que tuviera uso de razón y fuera tomando cabal conciencia de lo que Dios me llamara y enviara a decir y hacer en Él, en y con Su mismo Espíritu Divino puesto y suscitado también plenamente sobre mí en Cristo.


 


Conforme en un todo a lo que en los periódicos encuentros confesionales en el Espíritu Santo te manifestaba, para que a tu vez le manifestaras a los restantes apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, en tanto sacerdotes y obispos, en el mundo entero.


 


Buscándote por otros lugares y en otros varones. Cuando en la más cierta y bellísimas de las realidades te tuviera y tenía todo el tiempo de pie o sentado ahí junto o frente a mí.


 


Cebándome mate durante una o dos horas al tiempo de escucharme hablar una y otra vez siempre sobre lo mismo, pero a niveles cada vez más profundos y certeros, de todo esto cuanto veía, oía y entendía, Vos, Señor, Dios Padre y Dios Hijo, en Dios Espíritu Santo, de manera similar a como en su momento lo hicieras con María, suscitaras, movías e inquietabas en mi vientre espiritual, para terminar de ser concebido y dar a luz como un hijo para la humanidad entera.


 


Queriendo con todo tu ser poder decírmelo, pero sabiendo por tu consagración sacerdotal no poder hacerlo. Limitándote tan solo a darme una u otra señal, como uno u otro conciso y certero planteamiento e interrogante que me dabas como tarea para el hogar, por medio del cual ayudarme en Dios Padre y en nuestro Amadísimo Señor Jesucristo en el Espíritu Santo en vos, a seguir guiando mi discernimiento, concepción, alumbramiento y siguientes pasos en la dirección que en Dios veías y entendías era la correcta, hasta nuestro próximo encuentro confesional.


 


Hasta que finalmente un aciago día terminara yéndome de tu lado y de tu amor para terminar viendo y entendiendo ya no serme posible volver por mis propios medios a tu lado ya más. A no ser que en la grandilocuencia de tu amor y de tu perdón, de manera semejante a como nuestro Señor Jesucristo hiciera hace 2000 años y prometiera volver a hacer hacia la terminación de los tiempos y del Juicio Final en búsqueda y encuentro final de Su Amada, la Humanidad, terminaras saliendo y viniendo en gloria esta nueva y definitiva vez también vos, Daniel, en tu propia persona llevado del Espíritu Santo, en mi final búsqueda y encuentro.


 


Extraviando, como con mis constantes partidas terminara extraviando el camino de regreso a tu amor. Perdición que me costara la final expulsión de tu amado lado, de tu mundo, de mi original mundo en vos, con vos, a tu lado, viendo y entendiendo cerrárseme con ello las puertas  de tu amado corazón, del Cielo a tu lado, para siempre.


 


 Perdiéndome y perdiéndote, perdiendo de vista el camino de mi regreso a vos, bajo el engaño y la mentira de toda la cizaña que el tentador y enemigo de nuestro amor y del Reino de los Cielos sembrara en mi corazón respecto a no ser vos sino otro el varón al que buscaba, cuando en Dios, con Dios, por Dios y para Dios siempre fueras, sos y serás vos, Jesús Daniel.


 


Engaño y mentira, por lo tanto, echo tener y creer como verdadero de parte del mismo por medio de su imposición como tal a partir del pueblo que en la Iglesia Católica me llamaras y enviaras, Señor, en el Espíritu Santo a insertarme y formar parte, hasta las últimas consecuencias del mandato que en Ushuaia me dieras.


 


El mayor de los engaños y más perversa de las mentiras, que desde el vamos me llevara a tratar de apartarte de mi corazón y apartarme de tu amor. Haciéndome creer no querer Dios para vos y para mí, lo que en verdad sí era lo único que Él pensara, quería y predestinara para vos y para mí. A vos para mí, y a mí para vos, como el amado y la amada del Cantar de los Cantares, Él y la Humanidad fueran, son y serán siempre el Uno para el Otro. En el amor, con el amor, por el amor y para el amor.


 


Siendo presa de dicho engaño y mentira que, luego de haberte finalmente encontrado por entera conducción y gracia Divina, a partir de 1997 lograra sacarme y llevarme de tu amado lado intentando o discerniendo otros caminos en tu búsqueda y encuentro, cuando ya habías llegado, estuvieras y estabas en Jesús y en María –tal y como toda la vida Él me dijera dicho varón sería- siempre ahí. De pie en la partida, en la espera, en la búsqueda, en el regreso del largo viaje de mi discernimiento. Esperándome enamorado. Siempre esperándome como el padre misericordioso al hijo pródigo de aquella parábola.


 


Pero teniéndome ciega y sorda bajo el total sometimiento de dicho engaño y mentira, impidiéndome verte y oírte como aquél que por prometido y anunciado en Dios toda la vida esperara, buscara y me guardara, supiera el muy zorro como sacarme de tu amado lado en todo momento y lugar, llevándome a crucificar nuestro amor junto con nosotros haciéndome creer ser querer de Dios su crucifixión y no así jamás su consumación, junto con los dos en la misma cruz de nuestro Señor Jesucristo en el Espíritu Santo.


 


La primera vez que intentó hacerlo fue llevándome a dejarlo todo en Plottier por primera vez luego del llamado y envío recibido en Ushuaia de volver a allí y de allí no volver a salir si no hasta que fuese Él mismo, nuestro Padre Celestial en nuestro Señor Jesucristo en el Espíritu Santo en Su exacta voluntad para conmigo así me lo mandara a hacer –lo cual viera y entendiera terminara sucediendo recién entre julio y agosto del año pasado- con el firme propósito de llevarme a encerrar de por vida en un convento o monasterio.


 


Por instarme haber de ser solo así como no habría de convertirme en piedra de tentación y caída para ningún varón santo, cuando menos para un sacerdote, de manera semejante a como en un principio Eva con Adán, y toda la Humanidad hiciera.


 


Sin ser totalmente conciente aún por esos días de ser justamente de vos, amor, del Amor del amado en el Amado tan largamente prometido, esperado y buscado, de quien me llevaba a alejar y encerrar de esa manera para que este designio no llegara a ser nunca a ser posible, sin dejar de resonar en mis oídos las palabras que te oyera expresar la última vez que te fuera a ver a Senillosa antes de irme a la Congregación, diciéndome que los sacerdotes también se enamoraban, habiéndote de hecho enamorado muchas veces.


 


Llevada, por lo tanto, no por Dios, sino justamente por dicho  espíritu enemigo, contrario al cumplimiento de la voluntad de nuestro Padre y Madre Celestial en el Hijo y en la Hija en ambos, que me impedía ver y escuchar lo que hacías y me decías tratándome de hacer ver y oír ser vos dicho varón buscado y esperado, llevándome a ver, oír y entender a la tentación en tus palabras, gestos e indirectas expresiones, de las que me hacía ver y entender tener que tomar distancia si no quería que me terminaras seduciendo, conquistando y cayendo enredada en la atrayente dulzura de tu amor y tus palabras de manera similar a como en el principio también Eva cayera haciendo caer a Adán y a toda la restante Humanidad y Creación con ella. Por su culpa y causa. Por culpa y causa de su extrema debilidad y flaqueza.


 


Sin embargo, quiso Dios demostrar ser más fuerte Su poder que el poder del engañador y mentiroso, tratando siempre de alejar y distanciar de vos y de tu amor para que nunca nos pudiéramos llegar a entender y unir en Dios en un solo cuerpo y espíritu como de ese modo Él lo tenía predestinado para toda la Humanidad en el amor por nuestro medio. Conduciéndome Dios siempre de vuelta a vos.


 


 Llevándome por la fuerza de tu amor de regreso a Plottier después de tres meses de estadía en la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia en Tandil, por querer y disposición Divina en la decisión final tomada por la hna. Superiora Rainelda y el p. Raúl, diciéndome creer tener carisma de la misericordia para acogerme como una de las Hijas de dicha congregación si así lo terminaba viendo y entendiendo en Dios estaba llamada a ser, creyendo tener que volver a Plottier para que terminara de discernirlo junto a mis seres amados y comunidad parroquial.


 


Conduciéndome y dejándome llevar por el soplo del Espíritu Santo así nuevamente a tu amado lado aquel 2 de noviembre de 1997 llena de gozo, aunque al mismo tiempo de temor, por volver a verte y comprender por primera vez que estábamos enamorados. Que había sido eso lo que antes de irme a la Congregación aquel día en Senillosa me trataras indirectamente de decir y hacer saber. Lo cual terminara por llevarme a ver y entender aquella primera vez y en ese momento de final comprensión tener que irme necesariamente de tu lado para que no cayéramos en la tentación y pecado de este, nuestro bellísimo amor, visto y juzgado por todos en el pueblo al que en Dios pertenecíamos y teníamos que ser fiel como el más prohibido y pecaminoso de los amores.


 


 


Por lo que, permitiéndole el Señor seguirme teniendo en tal engaño y mentira por un buen tiempo más, por así convenir a los fines de la total comprensión de este designio como encarnación en lo humano y en los hechos del mismo Plan Original de Creación y del Plan de Salvación trazado para terminar de llevar a cabo en nuestra humanidad lo pensado, querido y predestinado para toda la Humanidad en Su amor por medio del Plan Original de Creación interrumpido por nuestra rebeldía y caída fuera de Su voluntad y designio de amor para con todos nosotros, lograra el engañador y mentiroso sacarme y llevarme una segunda vez de tu lado y amor, en forma cada vez más conciente, con la firme determinación de  irnos a vivir a Chile con mamá durante otros tres meses aquél 08 de septiembre de 1998.


 


Tras terminar de escribir y entregar a la Iglesia, en tus manos, Daniel, y en las manos del obispo Agustín por medio de un tercero, como en manos de algunos laicos, el testimonio de más de 700 páginas que comenzado en junio terminara de escribir un día antes.


 


(Continúa respuesta siguiente)


 


 


 



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gladysruth

Fecha: 13:32 04/10 2006
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(continúa de la respuesta anterior)


 


 Desde donde volviera a ser conducida una vez más de vuelta junto a vos para que me ayudaras a terminar de discernir y de creer, el anuncio recibido en Puerto Montt a la luz de la lectura del capítulo 12 del Apocalipsis, de estar igualmente llamada a concebir y dar a luz a un niño con dicho varón tan buscado y esperado por prometido y predestinado sobre el que tanto te hablara. Luego, también viera y entendiera una niña no obstante mi edad y enfermedad. Siendo para Dios posible todo lo que para el hombre era y es imposible.


 


“Apareció en el cielo una señal grandiosa:


una Mujer, vestida del sol,


con la luna bajo los pies


y en su cabeza una corona de doce estrellas.


Está embarazada y grita de dolor,


porque llegó su tiempo de dar a luz.


 


Apareció también otra señal:


un enorme Monstruo rojo como el fuego,


con siete cabezas y diez cuernos.


En sus cabezas lleva siete coronas,


y con la cola barre un tercio de las estrellas del cielo,


precipitándolas a tierra.


 


El Monstruo se detuvo delante de la Mujer que da a luz,


para devorar a su hijo en cuanto nazca.


Y la Mujer dio a luz a un hijo varón,


que debe gobernar todas las naciones con vara de hierro.


Pero el niño fue arrebatado


y llevado ante Dios y ante su trono,


mientras que la Mujer huía al desierto,


donde tiene el refugio que Dios le ha preparado.


 Ahí la alimentarán durante mil doscientos sesenta días.


 


En ese momento empezó una batalla en el cielo:


Miguel y sus ángeles combatieron contra el Monstruo.


El Monstruo se defendía apoyado por sus ángeles,


pero no pudieron resistir,


y ya no hubo lugar para ellos en el cielo.


Echaron, pues, al enorme Monstruo,


a la Serpiente antigua, al Diablo o Satanás,


como lo llaman, al seductor del mundo entero,


lo echaron a la tierra y a sus ángeles con él.


Entonces resonó en el cielo un griterío inmenso.


 


“Ya llegó la liberación


por el poder de Dios:


reina nuestro Dios y su Cristo manda.


Fue arrojado el que acusaba


a nuestros hermanos,


el que día y noche los acusaba


ante nuestro Dios.


Más ellos lo han vencido,


por la sangre del Cordero


y por la valentía con que lo proclamaron,


ya que despreciaron su vida


hasta sacrificarla por él.


Por eso, alégrense los cielos,


y ustedes que viven en ellos.


¡Ay de ustedes, tierras y mares!


Porque el diablo ha bajado a ustedes


temblando de furor,


al saber que sus días están contados.”


 


Al verse arrojado a la tierra, el Monstruo


se lanzó en persecución de la Mujer


que había dado a luz al Varón. Pero a la


Mujer le dieron las dos alas del águila grande


Para que volara al desierto, al refugio


en que, lejos de la serpiente, deber ser mantenida


por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo.


 


Entonces la serpiente vomitó detrás de la Mujer


Como un río de agua para que la arrastrara. Pero


la tierra vino en socorro de la Mujer, abrió la boca


y se tragó el río vomitado por el Monstruo.


Entonces, el Monstruo se enfureció contra la Mujer


y se fue a hacer la guerra a sus demás hijos,


es decir, a los que guardan los mandatos de Dios 


y tienen el mensaje de Jesús.


Y se quedó a orillas del mar.”(Ap. 12)


 


Conversación mantenida con vos, amado mío, Daniel, a mi vuelta de Chile y tal anuncio, como consecuencia de la cual viera y entendiera ser todo ello verdad. Estar aconteciendo.


 


Pero, sin saber, ¿cómo podía llegar a ser posible ya que consagrada como laica comprometida al único cumplimiento  de Su voluntad en mí como desde abril de 1991 en Ushuaia me sabía, desde entonces ningún varón me había vuelto a tocar ni besar, más aún desde que para Domingo de Ramos de 1996 terminara viendo y entendiendo, Señor, de Tu Espíritu en mi espíritu por el Espíritu Santo, que tal y como toda la vida de igual modo me lo habías prometido el amor vendría en un varón determinado predestinado igualmente por vos para mí, así como a mí para él me habías y tenías predestinada en tu amor, en Cristo, no tenía novio, ni pareja, ni pretendiente conocido, no sabiendo quién era aún ese varón prometido y predestinado tan largamente buscado hasta allí aún no encontrado?


 


 ¿Terminando de saber por esos días que ninguno de aquellos otros tres varones que amaba, y hasta allí esperaba uno de ellos fuera el prometido y predestinado por el Señor para compartir juntos este designio de amor y procreación en Dios para toda la Humanidad, me amaban ni parecían querer tener que ver ni saber nada de mí, absorto cada uno en su propia búsqueda y proyecto discernido en Dios, y aquel del que en lo más secreto de mi corazón estaba y me sentía más profundamente enamorada de todos no podía ser, por su condición de sacerdote que consagrado en celibato y castidad solo para Vos, Señor, no podía ni podría llegar a ser nunca dicho varón sino en situación de pecado?


 


Recibiendo como única y toda respuesta mientras oraba ese día así de rodillas, con el rostro enrojecido y el corazón profundamente conmovido, angustiado y dolorido ante el Señor, tanto en ese momento como sentados en confesión ante el Santísimo el jueves previo a Semana Santa de 1999 en confesión junto a vos luego de misa, que ese varón, Daniel, eras vos, por imposible que por tu condición sacerdotal, de hombre prohibido para amar y ser amado por una mujer, me pareciese.


 


Respuesta que aún mantenida ciega y sordamente engañada bajo la errada concepción en la que el enemigo por medio de la creencia y disposición establecida por la Iglesia como voluntad de Dios en tal sentido me tenía sometida, sin lugar a dudas ni al más mínimo cuestionamiento, sintiendo y sabiendo en lo más profundo de mi ser y corazón, como queriendo, provenir de Dios, del Espíritu Santo de tu espíritu y corazón al mío, viendo, entendiendo y creyendo, por el contrario, a la luz de tal concepción ser visto y tenido nuestro amor por la Iglesia como la peor de las tentaciones, pecados y condenaciones, creyendo ser no de Dios sino de Satanás de quien provenía, me llevó a darme nuevamente a la huída de tu lado para siempre.


 


(continúa respuesta anterior)



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gladysruth

Fecha: 13:37 04/10 2006
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(continúa IV de respuesta anterior)


 


Partiendo nueva e inicialmente rumbo a Chile con mamá, recorriendo otros miles de kilómetros por tierra, mar y aire, volviendo y subiendo desde Chubut, concluyéramos en una pequeña casita y parcela tenida por ella en 25 de Mayo, La Pampa. Sintiendo en todo momento el fuerte llamado de volver a Plottier.
 
Pero oponiendo la mayor de todas las más violentas resistencias interiores opuestas hasta allí en lo que desde Dios me sentía llamada y enviada a hacer confluyendo en vos y en tu amor, dejándome llevar de vuelta a Plottier, en tu constante llamada, búsqueda y encuentro, y no queriendo por verlo y entenderlo como no proveniente de Dios sino del tentador y enemigo tratándome de engañar y confundir de manera semejante a como Jeremías también con él al final temiera terminar viéndose no de parte de Él, de Dios, sino del engañador.  

 


Permitiéndoselo todo así Vos, Señor, pudiera hacer conmigo, por así convenir mejor que en un todo fuera a los exactos fines del total entendimiento no solo tuyo, de la restante Iglesia y mío sino de toda la Humanidad por medio de la final presentación de este testimonio en Cristo Jesús en el Espíritu Santo para conocimiento de todos lo que  estaba, está e iba a estar haciendo nueva y finalmente en medio nuestro en el Espíritu Santo en la hora final de la Humanidad bajo el poder aún del tentador y engañador en este lugar del Abismo y de la Muerte. Para terminar de liberarla de una vez por todas en el Espíritu Santo existente en todos del poder de la mentira y errada concepción echa creer y tenida como verdadera de parte del mismo en toda Ella en su conjunto.


 


Tercera y última separación y alejamiento de tu amado lado, amor, a raíz de la cual hasta el momento pareciera haber conseguido lo que durante tanto tiempo y de tantas maneras se propusiera: establecer un espíritu de discordia eterna entre los dos. Separándonos, apartándonos, enemistándonos bajo el poder de la ceguera, sordera, dureza de corazón y entendimiento causado ejercido por el mismo no solo sobre mí sino también sobre vos, como sobre toda Ella en su más disímil y basto conjunto.


 


Haber logrado separarnos y mantenernos en discordia, enemistad y faltos de mutuo entendimiento y consumación en la promesa y palabra de final consumación en los hechos de nuestro amor, irremediablemente para siempre. De similar manera a como en el principio pareciera haber conseguido darle muerte y separar a la Humanidad de Dios y del Reino de los Cielos también irremediablemente para siempre. De no ser porque para Dios y en Dios, siempre y nunca son palabras que no existen. Siendo en Él de cualquier manera, no obstante todo, todo posible. Por muy imposible que en lo humano sea o parezca.


 


 Viendo y entendiendo haber sido esa tercer vez que me llevara de tu vida y de tu lado para no volverme a permitir ya acercar, hablar ni entendernos nunca más.


 


 Ya que por más que luego de ello pareciera haber regresado a tu lado –como sin lugar a dudas, físicamente regresara- y volverme a ir otras tantas veces, desde esa tercer y aparentemente hasta aquí definitiva vez, todo cambió caótica y negativamente entre los dos de una manera que, por más que hasta el presente tratara de revertir de todas las maneras posibles a mi alcance, e igualmente vos en mucho entiendo,  llegando incluso a realizar esfuerzos sobrehumanos por volver a estar a tu lado de la misma manera en la que en el principio de nuestro trato de amistad y amor estuviéramos, todo terminara siendo inútil. Estéril.


 


Un aparentemente total despropósito y fracaso, proponerme, empeñarme e intentar volver a entrar en tu amor, en tu corazón, en tu mundo. Mi igualmente mundo original junto a vos que de esa engañosa manera alejándome de tu lado y amor me llevara a perder, para ya no poder volver a dar con nuestro amor en vos nunca más.


 


Alentando, sin embargo, en todo tiempo la esperanza de que siendo como sacerdotalmente sos representante de nuestro Señor Jesucristo que es el Camino, conociendo el camino de acceso nuevamente a tu lado, puedas venir y vengas finalmente por mí, en mi búsqueda y encuentro, haciéndome nuevamente posible regresar junto a vos, en tu amor, al lugar y mundo al que junto a vos y en vos originalmente pertenezco y fuera engañosamente sacada bajo el poder de dicha poder enemigo sabido ejercer sobre mí en la creencia de una concepción totalmente equivocada  impuesta hasta el 2001 por el mismo por medio de los hombres y la Iglesia como verdadera. De que Dios no quería para nosotros lo que realmente siempre y solo quisiera desde el vamos para los dos.


 


(Continúa IV respuesta anterior)


 


 



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Fecha: 13:42 04/10 2006
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 (Continúa IV respuesta anterior)


 


Terminándolo, por ende, de aceptar siempre todo tal y como de Vos Señor me viniera dado por permitido a dicho espíritu enemigo llegar a tener poder sobre mí de esa manera para apartarme y mantenerme irremediablemente separada de tu lado y de tu amor, por ver y entender finalmente en todo tiempo por entera gracia Divina así convenir que fuera y sea en la plenitud del designio Divino de amor y procreación en lo humano que nos predestinaras en Cristo en el Espíritu Santo para dar cuenta de todo lo que fuera, es y será Tu mismo amor por y con toda la Humanidad sacada también originalmente de tu lado de similar manera bajo engaño e imposición de una concepción y creencia errada, respecto a que Vos no querías Señor para Vos y Ella, lo que en su mutuo amor era lo único que pensaras, querías y predestinaras para Ambos.


 


          Llevándomelo a ver como parte y paso previo inexorablemente de la plena consumación de dicho designio de amor y procreación que nos llamaras, enviaras y predestinaras a asumir, Señor Jesús, con vos, Daniel, amado mío, en la persona de Cristo en el Espíritu Santo en ambos. Como parte de Su exacta voluntad en Cristo para con ambos como testigos de Su amor en, con, por y para toda la humanidad por medio de cuanto fuese necesario sacrificar de nosotros mismos y padecer por y con Cristo para total liberación de la Humanidad de dicho engañador poder de las tinieblas.

 


Voluntad que durante aquella vigilia de abril de 1991 en Ushuaia y durante aquella misa de envío celebrada por el p. Ismael, aceptara asumir y consumar nuevamente en la persona de Cristo como mujer hasta sus últimas y más dolorosas consecuencias. Hasta la muerte y muerte en cruz por amor a tu voluntad, Abba, Papá, Papito, como por amor a toda la Humanidad y Creación perdida y cautiva junto conmigo en este lugar del Abismo y de la Muerte bajo dicho engañador espíritu enemigo.


 


Por totalmente incomprensible que en su momento todo me resultara. Sabiendo y confiando que al final, como en todo tiempo pasado hasta allí en el Espíritu Santo hicieras, habrías de llevármelo a ver y entender todo a la luz de tu palabra. Sumida desde la misma en permanente estado de oración y meditación de todos los hechos, señales y signos acontecidos hasta el momento.


 


Limitándome por mi parte tan solo a irme. Viendo y entendiendo, como veía y entendía, era eso lo que se me hacía ver y entender se esperaba y quería hiciera por esos días.


 


Ya fuera que fuese de Dios o bien del enemigo que se me pidiera hacerlo. Viendo y entendiendo que aún en este último acaso todo era y habría de ser de Dios en mí y conmigo. En y con nosotros en el Espíritu Santo en el mismo Espíritu de Cristo, nuestro Señor.


 


Yéndome, dejándome llevar ciega, sorda y endurecida de corazón y entendimiento por dicho espíritu enemigo de tu amado lado, junto con mamá por los caminos de este mundo en busca de un lugar en la montaña al que veía y entendía tenía que llegar para terminar de revelárseme allí el rostro de Dios en toda Su plenitud. Por ende, toda la verdad con respecto a todas las cosas, que hacía 2000 años le dijera a los apóstoles llegada la hora les terminaría de revelar por medio del Espíritu Santo.


 


Espíritu Santo que les enviaría y vendría no con un mensaje propio, sino con lo que viera y escuchara de Él para darles a conocer y saber lo que era así como lo que habría de venir como consecuencia de tal anuncio que les estuviera haciendo.


 


Lugar de la montaña, en el que viera y entendiera, al mismo tiempo de ver y conocer a Dios en toda Su plenitud tal cual era y es, habría de ser atacada por Satanás y sus fuerzas oscuras de la más violenta y mortal manera como hasta allí desde Ushuaia en todos sus intensos y sucesivos ataques anteriores no lograra hacerlo. Habiendo de caer y desatarse sobre mí y cuantos me rodeasen –luego entendí dentro de mí y en quienes me rodeasen- con toda su furia, sabiendo, por qué había sido enviada desde el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo en esta última hora de su engañador y perverso dominio ejercido hasta el momento sobre la Humanidad y Creación toda.


 


Para marcar el tiempo de la llegada de su hora.


 


El tiempo final de su oculto gobierno en la mente y corazón de todos los hombres. Poder ejercido perversa y ocultamente sobre la Humanidad y Creación toda desde que lograra sacarla de su estado de total bendición, gracia, bienestar y felicidad tenida en el principio junto al Amado en el Reino de los Cielos. Para dejarla y tenerla desde entonces sometida a su propio querer y gobierno. Atando y esclavizando su corazón a todo tipo de falsos encantos y criterios de este mundo. Su mundo. Haciéndole padecer todo tipo de enfermedades y muertes. Cuando fuera pensada, creada y predestinada para no conocer la enfermedad ni muerte. Para ser Eterna en el Eterno. Para ser inmortal en Dios Uno y Trino en Ella. 


 


Habiendo de intentar, por ende, el mismo, impedirme llegar a conocer y dar a conocer a todos ustedes en la Humanidad entera el verdadero y pleno rostro de Dios, poniendo al descubierto el de Satanás, oculto y coexistente también con el de Dios dentro de todos y cada uno de nosotros. Los seres humanos.


 


(continúa IV respuesta anterior)


 



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gladysruth

Fecha: 13:47 04/10 2006
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(Continúa IV respuesta anterior)


 


Siendo, por ende, allí, en nuestro interior en donde teníamos y tenemos que librar la más decisiva, grande, sacrificial y trascendental de las batallas contra el mismo. Para expulsarlo de nuestro interior con el poder del Espíritu Santo, de Dios en nosotros y con nosotros.


 


Volviendo a reflejar en nosotros solo el rostro de Dios tal y como en el principio, en un primer momento lo reflejáramos. Dejando de reflejarlo y trasparentar en nosotros, con la caída bajo el poder de dicho espíritu enemigo. Quien por medio del hacernos caer en su engaño y mentira nos volviera opacos. Impidiendo a partir de entonces que pudiéramos trasparentar a Dios en y con nosotros. Poseedores y portadores de Su misma condición Divina. Hechos, vueltos, con-vertidos a Su exacta imagen y semejanza como originalmente quisiera concebirnos, hacernos y predestinarnos.


 


Por tal razón, veía y entendía habría de atacarme haciendo sentir todo su mortal y feroz fuego infernal sobre mí y cuantos me rodearan. No habiendo de cejar en su intento hasta llegar a darme muerte, para que nunca hablara. Para que la verdad siguiera enterrada, dominando sobre nosotros y en nosotros la mentira. Siendo y haciéndonos ser engañadores y mentirosos como él es engañador y mentiroso. Creyéndonos, haciéndonos creer, ser sinceros y verdaderos.


 


Habiendo de tratar de darme muerte de similar manera a como hacía 2000 años intentara y creyera engañosamente hacerlo también con Él, con nuestro Señor Jesucristo. Antes de que por mi parte pudiera llegar a conocer la verdad y trasmitírselas en el Espíritu Santo a todos ustedes, amados hermanos y hermanas, amigos y amigas, Hijos e Hijas de Dios, en el mundo entero.


 


 A fin de que de ningún modo pudiera terminar de sacar a la luz en el Espíritu Santo, en el Espíritu de la Verdad, toda la verdad respecto a nuestra original ascendencia y descendencia Divina. En Dios. Nuestra razón de ser en este lugar del Abismo y de la Muerte. Su llamado a volver a convertirnos a Su imagen y semejanza. A restaurar el Reino de los Cielos, dicha condición Divina originalmente tenida en Él y perdida, más bien enterrada, sepultada y adormecida en nuestro interior bajo las cenizas del Hombre Nuevo –Varón Nuevo, Mujer Nuevo en Dios- de nuestra primer existencia en Él, en el Reino de los Cielos, como parte del Reino de los Cielos, bajo el hombre viejo –varón y mujer viejo- en que quedáramos convertidos, desfigurados con la caída.


 


Llamándolos en tal sentido y a tal fin, a convertirse de vida y de corazón porque el Reino de los Cielos volviera a acercarse y llegar hasta nosotros de esta nueva manera, en el Espíritu Santo, de manera similar a como hacía 2000 años nuestro Señor Jesucristo con su venida y llegada, lo manifestara.


 


Llamándolos a luchar con la fuerza del Espíritu Santo, del mismo Espíritu de Dios, del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad reinando nuevamente en nosotros en nuestros corazones, para echar, expulsar fuera de nosotros a Satanás y sus múltiples demonios.


 


Que de una u otra manera hasta el momento lograra tenernos sometidos y encadenados a su imperio de enfermedad y muerte, acechándonos y atormentándonos desde lo más oculto de nuestro ser con todo tipo de miedos, temores y castigos, a fin de que no volviéramos a animarnos nunca más a ponernos de pie en Dios por sobre su querer en nuestro querer, en la medida en la que nunca llegáramos a descubrir quiénes éramos y realmente somos en Dios por sobre el mismo. Dios mismo en todos y cada uno de nosotros en el Espíritu Santo. Hijos e Hijas del Excelso, del Altísimo, de Dios Vivo a semejanza de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra Señora María en el Espíritu Santo.


 


(continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 13:50 04/10 2006
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Siendo por ello que estaba y está escrito, viera y entendiera:


 


            “Dios preside el divino tribunal


            para juzgar, en medio de los dioses:


            ¿Hasta cuándo serán jueces injustos,


            que sólo favorecen al impío?


 


            Denle el favor al huérfano y al débil,


            hagan justicia al pobre y al que sufre,


            libren al indigente y al humilde,


            sálvenlos de las manos del impío.


 


            Sin saber ni entender, andan a oscuras,


            el piso de la tierra se conmueve.


 


            Todos ustedes son dioses, les dije,


            y son también los hijos del Excelso.


            Pero como los hombres morirán,


            Príncipes, caerán como un cualquiera.


 


            Oh, Dios, ponte de pie, juzga la tierra,


            pues a ti pertenecen las naciones.”


                        (Sal. 82 (81))


 


Pensados, queridos y predestinados para ser junto a Él, con Él, Dios en Dios en el Espíritu Santo, como Sus Hijos e Hijas amados y amadas, en el Hijo y la Hija amado y amada en el Espíritu Santo, quedamos convertidos en dioses con pie de barro. Llenos de maldad y corrompibles por medio de todo tipo de engaños y falsos encantos que Satanás lograra introducir y enraizar en nuestro corazón durante el mismo origen de nuestra original rebeldía y caída celestial bajo su poder en esta tierra de sufrimientos y de muerte.


 


Vencimiento definitivo de Satanás para lo cual veía y entendía tenía que “ir a la montaña” para ver, oír y entender qué era lo que una vez allí Dios Padre y Dios Hijo en Dios Espíritu Santo quería terminarme de revelar, también en María Santísima.


 


Por más que al hacerlo, al recibir tal revelación, tal y como se me permitiera y permitía verlo también el enemigo me atacara arrojando sobre mí todo su fuego, combatiéndome e hiriéndome de muerte, causándome la muerte. Como de igual manera permitiera con Él sucediese hacía 2000 años.


 


De manera tal que matándome, no se lo diera a conocer también a todos ustedes. Para por medio de su oportuno y final conocimiento de parte de todos, terminar de poner fin de una vez por todas a su imperio de tinieblas ejercido hasta el momento sobre nosotros. Tinieblas que habrían de seguirnos dominando mientras siguiéramos ignorando, desconociendo la verdad respecto a nuestra ascendencia Real y Divina primera en el nuestro Padre y Madre Celestial en el Hijo y en la Hija en el Espíritu Santo.


 


 Habiendo de intentar impedirlo dándome muerte de la misma manera en la que hacía 2000 años intentara y creyera haber hecho con Él. A fin de que el pueblo y Humanidad a la que fuera enviado por el Padre no terminara conociendo nunca la verdad que viniera a descubrirle para poner fin al gobierno de su mentira sobre el mismo y la misma ejercido desde su caída original bajo su sometimiento.


 


Permitiéndole entonces que le diera muerte y que ante Su Pueblo y toda la Humanidad pareciera haberle vencido. Solo porque aún por aquel tiempo, ni el Pueblo de Israel ni toda la Humanidad se encontraba preparada, lo suficientemente madura y abierta tanto mental como de corazón, como para llegar a conocer y creer la verdad diferenciándola de la mentira en la que estaba insumida y tenía como verdad desde la caída, si se la hubiera dicho en toda su plenitud por aquellos días por medio de Sus apóstoles.


 


De modo que viniéndola a sacar a la luz, la dejara entrever en Su misma Persona, para que llegada esta hora viniera en el Espíritu Santo a terminarla de concebir y darla a luz para toda la Humanidad, en la medida en que primero pudiera llegarla a terminar de concebir y darla a luz en mí misma. En mi interior.


 


Para desde mi interior, desde mi seno y vientre espiritual Divino, en Dios Uno y Trino, echa una desde Ushuaia con Él en y por María Santísima también, por pecadora que en lo humano fuera y sea, en esta hora final sacarla a luz públicamente para conocimiento de todos.


 


Para una vez terminada de revelar y descubrir en la más profunda intimidad llegada a alcanzar con Él una vez allí en la montaña a la que me inspiraba tener que ir, llena de Su mismo Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo, gritarla ya sin miedo a nada ni nadie en este mundo a viva voz al mundo entero. Tal y como en este momento, por entera gracia Divina, lo estoy haciendo. Amén. ¡Gloria a Dios!


 


Viendo y entendiendo, por consiguiente, de igual modo una vez llegada a ese punto en la montaña, que tal lo prometido a los apóstoles durante la Última Cena me enviara desde el Padre en Su mismo Espíritu en el Espíritu Santo, para dar testimonio de la Verdad. Es decir, para dar testimonio no de mí misma, sino de Él desde el testimonio dado sobre mí misma en la persona de Cristo, por sobre el aparente triunfo de Satanás tanto de hacía 2000 años como del aparente de ahora.


 


Permitiéndole demostrar en un primer momento, ante los apóstoles y pueblo al que también hoy me enviara y enviaba de la misma manera en la que hacía 2000 años había sido enviado y venido para aquellos primeros apóstoles y primer pueblo, el Pueblo de Israel entonces, la Iglesia Católica hoy, parecer haber triunfado sobre mi humanidad y misión encomendada desde el Padre en el Hijo, como la Hija salida del Hijo, del mismo Espíritu del Hijo así como la Biblia decía que Eva saliera de Adán, fuera sacada de Adán, del Nuevo Adán en el Espíritu Santo.


 


Expulsándome finalmente de tu interior, amado mío, Pueblo mío en Dios Uno y Trino, por querer y decisión final de sus autoridades, como parte también Padre Amado, Jesús Amado, de tu voluntad para conmigo. Para que todo fuera en mí y entre nosotros de similar manera a como en el principio sucediera con la Amada, con la Humanidad, al terminar siendo expulsada del Reino de los Cielos, de Tu lado, de Tu amor, para venir a padecer en medio de este más árido, ardiente y extenso desierto, tras haber caído presa del poder de ese rebelde, ensordecedor, enceguecedor y endurecedor espíritu enemigo en su corazón.


 


Como de igual modo, para que todo fuera también hoy en mí en el Espíritu Santo como para Vos, fuera Señor nuestro Jesucristo, de parte de las autoridades y miembros del Pueblo al que fueras enviado igualmente por el Padre, terminando expulsado asesinado de su medio por no querer ver, oír, entender y creer lo que vinieras a anunciarle, hacerle ver, oír, entender, creer desde el mismo Reino de los Cielos que incautamente perdiera.


 


Por así permitírselo con tu total sometimiento –como mi total sometimiento- al único cumplimiento de la voluntad del Padre en Vos, entonces, como en mí actualmente, sometiéndote y sometiéndome dócil y obediente a imitación Tuya al paso por la pasión, crucifixión y muerte que dicha expulsión de su seno implicaba e implica.


 


 


(continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 13:54 04/10 2006
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(continúa IV de respuesta anterior)


 


Solo por así convenir permitir con nuestro previo total consentimiento que fuera, para total verificación de toda palabra, promesa y profecía realizada desde el Padre en el Hijo en el Espíritu Santo. Para mayor contundencia final de  total victoria de nuestro Padre Celestial y del Reino de los Cielos por sobre Satanás con Su final resurrección entonces, ahora y siempre desde el mismo sumergimiento hasta lo más profundo del seno del sometimiento, del abismo, de la muerte y del sepulcro por  sobre el mismo y sus dominios de muerte con nuestra final triunfal resurrección en Cristo.


 


Aceptando concientemente por mi parte caer y ser herida de muerte, con todo lo que significaba y significa el pasar por toda la pasión y cruz de una de las peores y más fulminantes pestes asoladoras de la humanidad, tal como lo era y es la enfermedad del cáncer.


 


Enfermedad y muerte de la que, viera y entendiera como directa consecuencia del sí dado en Ushuaia a asumir la misión encomendada en Cristo en el Espíritu Santo para terminar de derrocar el reinado y ejército del Príncipe de las tinieblas en la mente y corazón de la Humanidad, al par de meses de volver de Ushuaia cayera enfermo y muriendo hacia principios de 1993 mi hermano mayor Héctor, entre marzo y junio de 1995 mi padre, y meses mas tarde de ese mismo año del 2001 habría de hacerlo también mi madre, ofreciendo su vida por mí, a fin de que el enemigo no me impidiese llevar hasta el fin esta misión que estando en 25 de Mayo, La Pampa, le compartiera el Señor me encomendara desde Ushuaia en Cristo en el Espíritu Santo.


 


Vi y entendí que a los fines del Plan de Salvación para liberación de toda la Humanidad de dicho espíritu enemigo, convenía en Cristo en el Espíritu Santo que todo terminara siendo de la misma manera que permitiera sucediera con Él hacía 2000 años con el pueblo de Israel, con el Pueblo de la Iglesia Católica al que a los mismos fines había sido enviada en Su mismo Espíritu, en el mismo Espíritu de Cristo en tanto mujer en el Espíritu Santo.


 


Por estar escrito que dicho pueblo, Su Pueblo, la Humanidad entera tenía que ser sometido y padecer doble castigo en el Espíritu Santo en la persona de Cristo. No solo en tanto varón, sino también en tanto mujer, en tanto varón y mujer, viera y entendiera. En la persona de un varón y una mujer  en representación de todos los varones y mujeres de la tierra de todos los tiempos viera y entendiera,  para inclusión y comprensión así de todo el género humano. Porque varón y mujer fueran también los integrantes de aquella inicial pareja humana que cayendo en tentación y pecado bajo engaño de dicho espíritu enemigo introducido en sus corazones llevaran a hacer caer a toda la restante humanidad y creación junto con ellos de Su inicial gloria tenida junto a Él en el principio en el Espíritu Santo.


 


No porque fuera y era Dios, nuestro Padre Celestial que nos castigara y castigaba sino dicho espíritu enemigo, el dios Satanás apoderado del mismo poder y conocimiento tomado también de Dios, que  llevándonos a apartar de Su lado por engaño e ignorancia fuera con nuestra misma original caída bajo su poder y sometimiento que nos castigara y castigaba.


 


Viniendo dicho varón y mujer tan solo a asumir como siervos dolientes de Yavé  sobre sí mismos dicho castigo,  como voluntad Divina, para por medio de su total asumisión y absorción sobre su propia carne y humanidad, liberar de dicho castigo en Dios Uno y Trino a toda la restante Humanidad en tanto varón y mujer desde su máxima situación de caída bajo dicho castigo de parte del enemigo. Desde la máxima condición de pecado y prostitución en la que en tanto varón y mujer dicha original pareja humana fuera de la voluntad de Dios cayera y quedara.


 


“Consuelen, dice, Yavé, tu Dios,


consuelen a mi pueblo.


Hablen a Jerusalén, hablen a su corazón,


Y díganle que su jornada ha terminado,


que ha sido pagada su culpa,


pues ha recibido de manos de Yavé


doble castigo por todos sus pecados


 


Una voz clama:


“Abran el camino a Yavé en el desierto:


en la estepa tracen una senda para Dios;


que todas las quebradas sean rellenadas


y todos los cerros y lomas sean rebajados;


que se aplanen las cuestas


y queden las colinas como un llano.”


Porque aparecerá la gloria de Yavé


Y todos los mortales a una verán


Que Yavé fue el que habló.


 


Una voz dice:”Grita.”


Y yo respondo: “¿Qué he de gritar?”


La voz dice: “Toda carne es hierba,


Y toda su delicadeza como flor del campo.


La hierba se seca y la flor se marchita,


más la palabra de nuestro Dios


permanece para siempre.


 


Sube a un alto cerro


tú que llevas a Sión una buena nueva.


¡Has resonar tu voz, grita sin miedo,


tú que llevas a Jerusalén la noticia!


Diles a las ciudades de Judá:


“¡Aquí está su Dios!”


Sí, aquí viene el Señor Yavé, el fuerte,


el que pega duro y se impone.


Trae todo lo que ganó con sus victorias,


delante de él van sus trofeos.


 


Como pastor, lleva a pastar a su rebaño,


y su brazo lo reúne


toma en brazos a los corderos,


y conduce a las paridas.”


(Is. 40, 1-11)


 


(continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 13:56 04/10 2006
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(continúa IV de respuesta anterior) 


 


Para que a la hora de dar oportuno testimonio final de todo ello, en el paralelismo de mi misión con la Suya, y en la verificación de la Palabra del Padre y de la Suya tomada desde la del Padre en cuanto me enviara a decir y hacer, la humanidad  viera y entendiera volver a ser Él quien estaba nuevamente en el mundo en el Espíritu Santo, tal y como hacía 2000 años prometiera al final vendría rodeado de Su gloria.


 


Por lo que de esa manera, lo acepté absolutamente todo del Señor. Lo bueno y lo malo que conllevase y atrajese aparejado sobre mí, por consiguiente también sobre vos, Daniel, y sobre vos, Pueblo de Dios en toda la Humanidad, el llevar a su total consumación nuevamente en Cristo en el Espíritu Santo lo que me confiara y enviara a decir y hacer en el más absoluto de todos los sentidos en medio de Su Pueblo.


 


Jerusalén, Israel, ciudades de Judá, pueblo que viera y entendiera en Dios no incluyera nunca ni incluía solo al pueblo de Israel propia políticamente dicho, ni a la Iglesia Católica tampoco propiamente dicho sino a toda la Humanidad en su más disímil y basto conjunto sin diferencia de ninguna índole. Pueblo, Humanidad, a la que por ende me llamara y enviara a dar a conocer todo quisiera darme en el Espíritu Santo para que le diera.


 


Empezando por aceptar que el Señor permitiera dejar que toda la pestilencia del enemigo cayera sobre mí y cuantos me rodeaban. Por así ver y entender convenir fuera lo mejor a los fines del Plan de Salvación, no solo para unos pocos, sino para toda la Humanidad. Para terminar de hacer ver, entender y creer a todos los hombres y naciones de la tierra, por medio del testimonio final llamada y enviada a poner por escrito y dar a conocer públicamente una vez consumado todo ello a todos los hombres, que Jesucristo es el Justo, el Señor, el Hijo de Dios Vivo, el Camino, la Verdad y la Vida.


 


Que el pecado ha sido y es no creer en lo que viniera a anunciarnos. Por ende, no creer en Él. En su palabra. Que es la misma del Padre en Él hace 2000 años, como en mí ahora en Su mismo Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo.


 


Y que el condenado es dicho espíritu enemigo, Satanás, que en lo oculto, desde su estado oculto en nuestra mente y corazón gobernando el mundo y la creación desde el gobierno de nuestra propia voluntad humana, tanto en el origen de nuestra creación y existencia en Él, en Dios, en el Reino de los Cielos, como hacía 2000 años cuando viniera en nuestra primer búsqueda y encuentro, como en esta última venida igualmente anunciada por Él a sus apóstoles en la última cena, intentara en todo tiempo darle muerte en el corazón de Su Amada Humanidad. En el corazón y amor de Su amado Pueblo conformado por toda la Humanidad.


 


 


Manifestando que Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre. La Verdad, la Justicia, el Amor, la Paz verdadera. Y Satanás el condenado. ¡GLORIA A DIOS! AMEN.


 


Pero, para poder llegar a hacer posible tal nuevo llamado y envío recibido estando en 25 de Mayo, La Pampa, durante principio del 2001, viera y entendiera entonces, y con cuanta mayor  claridad y profundidad en estos días, era necesario causarme y causarte por aquellos iniciales años todos los padecimientos y dolores, amor, Daniel, Pueblo mío, que veía y entendía era enviada a causarte, y, por ende, te  causara, por terriblemente doloroso que sabía y supiera fuera todo el mal que de allí en más me abriera a causarte y te causara.


 


Comenzando con, a semejanza más bien que de un cordero destinado al matadero, de un conejillo de indias en mi propia carne, humanidad, espíritu, causándomelo en primer lugar a mí misma. Permitiendo en el Espíritu Santo el enemigo me los causara y llevara a causártelo por mi medio, por incomprensible que todo ello te resultara y aún pueda resultarte.


 


Destrozándome y destrozándote el corazón cientos de veces, de manera similar a como el Padre y la Madre permitieran y parecieran ser ante los hombres de parte del enemigo quienes entregaran Su propio Hijo a la más terrible de las pasiones y muertes en cruz.


 


Alejándome de vos, deambulando sedienta y hambrienta de amor de aquí para allá por los caminos, sin saber adónde y cuándo habría de terminar parando y llevándome el Señor en tal designio, a partir de todo cuanto le sentía llamarme y enviarme decir y hacer paso a paso en la plena consumación del mismo, conforme a Su palabra expresada tanto por el Padre en el Antiguo Testamento, como por el Hijo en el Nuevo, haciendo de Su Palabra y Promesas las mías para la Humanidad y el mundo entero.


 


Deshaciéndome en mares de lágrimas por amarte como te amaba, amarme como me amabas, y no podernos amar. Andando y desandando así aún otros miles y miles de estériles kilómetros, tratando de distanciarme del fuego de nuestro amor, sintiéndolo incrementarse más y más con cada paso en dirección contraria a vos y nuestro amor que intentaba dar y daba.


 


¡Dios! ¡No podía dejarte! ¡No podía separarme de vos! Me desgarraba y sentía desgarrarte el alma con solo intentar hacerlo, y haciéndolo una y otra vez.


 


No queriéndolo hacer, pero teniendo que hacerlo. Si en un todo, tal y como en todo tiempo le manifestara al Señor, a vos y a los hombres, ser solo Su voluntad y no la mía la que en un todo en Cristo, a imitación de nuestro Amado Señor Jesucristo, en el Espíritu Santo, quería hacer e hiciera. Por saber ser para hacerla que había venido y estaba aquí de igual manera a como hacía 2000 años también Él viniera y estuviera aquí en el Espíritu Santo. Dejándonos Su mismo Espíritu en el mundo en el Espíritu Santo para que también nosotros llegada nuestra hora supiéramos y nos mantuviéramos firmes y fieles en Él a la voluntad del Padre en hacer lo mismo.


 


No obstante ello, no pudiendo entender ni resistir tanta agonía y dolor en mi corazón tan largamente tajado, atravesado y herido por mil dolores diferentes –como tantos hermanos y hermanas veía y entendía tenía en el mundo entero padeciendo todo tipo de injusticias y males-, como de igual manera sentía también tu corazón y el de los demás varones amados también se encontraban a causa de este designio, no dejaba de preguntarle a nuestro Padre Celestial en nuestro Señor Jesucristo:


 


¿Por qué tanto dolor… por qué tanto padecimiento sin fin…? ¿Por qué me había llevado hasta vos y te había traído hasta mí, llevándonos a enamorarnos de la manera en que lo hiciera, si Él sabía que este amor era imposible, no habiendo de poder en Él y entre los hombres llegar a ser jamás?


  


¿Por qué si nos amaba como sabía nos amaba nos había hecho esto? ¿Por qué? ¿POR QUEEEEEEEEEEEE? NO LO PODÍA ENTENDER… NO PODIA CREER QUE TODO ESTO PROVINIERA DE ÉL PARA LOS DOS SIENDO SOLO Y TODO AMOR PARA CON AMBOS Y TODA LA HUMANIDAD COMO SABÍA QUE LO ERA Y ES…


 



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gladysruth

Fecha: 08:07 04/14 2006
RE: Amado y Amada, Resumido V
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V



Debatiéndome en días y noches, meses y años enteros de tormentos y horrorosa soledad en medio de permanentes tentaciones y pruebas más allá de todo límite durante 10 años, desde el sí dado en Ushuaia hasta el momento, al paso de la más espinosa, fustigante, oprobiosa, denigrante, tormentosa, angustiante y agónica cruz padecida de parte de todo tipo de demonios internos y externos, existentes tanto en mí como en todos los que me rodeaban de una u otra manera, no viendo, entendiendo, por consiguiente cuestionando y dificultándomelo al extremo siempre todo, caía día a día de rodillas o postración bajo su descomunal peso, de manera similar a como también Vos, Jesús Amado cayeras.

Cruz, de la cual también vos, Daniel amado, en un todo fueras y sos partícipe y testigo. No solo desde 1996, en que llevada y llegada finalmente a vos, comenzara a compartirte todo este misterio que dormía y despertara desde Ushuaia el Espíritu Santo en mi interior, sino desde tu misma cruz igualmente asumida en Cristo por amor a la voluntad del Padre y a toda la humanidad, al igual que todos los demás sacerdotes que en el mundo entero desde tu crucifixión, amado nuestro Jesucristo, aceptaran crucificarse igualmente con Vos.

Padeciéndola mucho más profundo aún vos, Daniel, que todos los demás sacerdotes, junto conmigo y por mi causa, por este amor, por amarte y amarme al extremo de la más incontenible e irresistible de las pasiones, imposible hasta el momento de consumar en Cristo, con Cristo, por Cristo y para Cristo, como ambos estábamos y estamos, si Vos mismo, Padre nuestro, en Vos Espíritu Santo, no venías ni venís en tu Espíritu sobre nosotros para librarnos de debajo del poder de Satanás quitándonos de sus horribles manos en la misma para terminarnos entregando el uno al otro tal y como en el principio quisieras y te agradara hacer con Adán y Eva, bendiciéndolos en su mutua entrega de amor, mandándolos a ser fecundos en su amor por voluntad Divina.

Viendo, entendiendo, sabiendo y sintiendo como desde Ushuaia se me llevara a tomar justa conciencia al tiempo de decir que sí a lo que Vos, Padre Amado, en Vos, Señor nuestro Jesucristo, en el Espíritu Santo, a imitación Tuya y Tuya, María, Madre nuestra, me llamaras y querías enviarme a asumir a partir de allí entre los hombres, retomando tu misma misión entre los hombres, en el mismo punto al que entre los hombres hacía 2000 años de ese modo conviniera la dejaras, dándola totalmente por consumada, para retornar nuevamente al lugar de donde vinieras en nuestra búsqueda y encuentro en el Espíritu Santo. En el paso por la pasión, cruz, muerte y final resurrección.

Por ser para eso que había sido concebida, nacido y estaba aquí. Siendo a lo que dijera aceptar asumir hasta sus últimas consecuencias, hasta la muerte y muerte en la misma al igual que vos, por amor a tu voluntad, Padre Amado, y a toda la restante humanidad en su total definitiva liberación del Príncipe de este mundo y sus fuerzas oscuras ejercidas desde su cautiverio interior.

Pasión, crucifixión, muerte y resurrección a la que después de buscarme y perseguirme durante muchos años para que la terminara asumiendo, por ser para lo que había nacido y estaba en este mundo, terminara aceptando en un todo –con todo lo bueno y malo que veía y entendía la misma implicaba, con todo el gozo y el dolor que sabía al igual que sucediera con Vos llevaba para mí aparejado- cuando finalmente aquella madrugada post Semana Santa de 1991, terminara manifestándote: “Quiero, Señor. Hágase en mí tu voluntad y no la mía.”.

Crucificándome y ofrendándome finalmente así sobre el altar en alianza de amor eterno en Vos, con Vos, por Vos y para Vos, durante aquella misa de envío que llevaras en el mismo Espíritu al p. Ismael a celebrarme, como verdadero alimento y verdadera bebida, como hostia viva, por y para toda la humanidad, para que por medio de mi total sacrificio adherido plenamente al Tuyo, asumiendo en un todo tu misma pasión, crucifixión y muerte, hasta las últimas consecuencias, permitirte terminar de hacer en el Espíritu Santo, lo que luego me fueras llevando a ver y entender aún necesitabas terminar de hacer entre los hombres en y con el mismo Espíritu que hace 2000 años lo hicieras, el mismo Espíritu en el Espíritu Santo en Vos, para finalizar de liberar, rescatar y levantar a toda la humanidad del poder de las tinieblas que aún la seguían teniendo cautiva y encadenada a sí.


(Continúa respuesta siguiente)


 



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gladysruth

Fecha: 08:09 04/14 2006
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(viene de V respuesta anterior)


...



Por aquel entonces en Ushuaia lejos estaba de poder llegarlo a entender con esta total claridad y certeza que solo con el paso de los años clavada en esa misma cruz con Vos, Amado de mi alma, por el total triunfo de tu voluntad, Padre Amado, sobre la mía y sobre la de toda la restante humanidad, me permitieras y permites hacerlo. Por ende, por sobre la voluntad de dicho común espíritu enemigo del Reino de los Cielos, y nuestro, adueñado de nuestra voluntad desde que lograra hacernos caer en su más perverso engaño y mentira para apartarnos y alejarnos de tu lado, de tu grandioso e infinito amor.

Instándonos a dejar de hacer tu voluntad para hacer la nuestra. Cuando, siendo de ese modo, escuchándolo y dejándonos llevar por su perverso consejo, habría de ser la suya en la nuestra la que de ahí en más haríamos y desde entonces hiciéramos al hacer la nuestra y no la Tuya.

Entendiéndolo solo con el paso de los años clavada en cruz con Vos. Justamente por la gracia concedida de pasar y revivir en mi propia humanidad toda tu pasión, crucifixión, muerte y resurrección.

Viendo y entendiendo que necesariamente tenía que ser y hacerlo así en un todo a los únicos y enteros fines del total cumplimiento del Plan de Salvación entre los hombres. Porque solo uniéndome inseparablemente a vos, y sumergiéndome con vos por el paso por lo mismo, hasta lo más profundo del seno del abismo y de la muerte, sometiéndome a tu voluntad, Padre Amado, de dejarme someter por el enemigo al paso por tu misma pasión, crucifixión y muerte, para por consiguiente también final gloriosa Resurrección de debajo del poder del enemigo dejado ejercer también de ese modo hasta el extremo en mí, como en Vos mismo hacía 2000 años se lo permitieras, podría llegar a tener tu misma visión, audición, entendimiento y fe respecto de todas las cosas.

Podría llegar a ver, oír, entender, saber qué fuera lo que vieras, oyeras, entendieras, supieras y sabías, pensaras, sintieras, padecieras, quisieras y querías, soñaras para tu pueblo, para toda la humanidad, al venir desde el Padre a decir y hacer cuanto dijeras e hicieras, asumiendo todo lo que asumieras y soportando todo lo que soportaras como el más manso y obediente de los Hijos del Padre, como el Hijo único y primogénito de entre toda una multitud que habría luego de seguirte en la imitación. Como Cordero llevado al matadero. Como el Siervo doliente de Yavé.

Porque solo de ese modo, pudiendo ver, oír, entender y creer lo que Vos vieras, oyeras, entendieras y creyeras, Amado mío Jesucristo, en el Espíritu Santo, en tu mismo Espíritu en mi espíritu al paso por lo mismo que vos pasaras, podría llegar a ver y entender lo que Vos, Padre Amado, en Vos, Jesús Amado, y por Vos, querías para tu pueblo en toda la humanidad.

Lo que llegada esta última hora de su paso por esta tierra de destierro y cautiverio bajo el poder del enemigo –como quien está y permanece en el más aberrante de los campos de concentración- querías que le dijera e hiciera en su conocimiento de ser en Vos que lo decía y hacía, para que viera y entendiera lo que llegada esta hora estabas y querías terminar de obrar en toda Ella en el Espíritu Santo para terminar de liberarla de dicho poder y campo del enemigo para retornarla y levantarla nuevamente toda a una en el Espíritu Santo a compartir la gloria que ya tenía y predestinaras para ella en su conjunto junto a Vos en el lugar original en el que la concibieras, crearas y predestinaras como tu Amada. En el Reino de los Cielos.

Viendo y entendiendo así que, en la medida en que en y por el Espíritu Santo supiera, pudiera y lograra hacerme una en un todo con Vos, Amado nuestro Jesucristo, por el absoluto sometimiento y paso por tu misma pasión, crucifixión y muerte conforme a tu voluntad también para conmigo bajo el poder del enemigo, habría de hacerme igualmente una en el Espíritu Santo con Vos, Padre Amado. Por consiguiente, también con Vos, Madre Amada.

Llegando así Vos y yo, Padre, Madre, Hijo e Hija, a ser uno solo en el Espíritu Santo.

Tus palabras, Jesús Amado, que eran a su vez las Tuyas, Padre y Madre Amados, habrían de ser también las mías y las mías las Tuyas para toda la Humanidad. Tu Amada. Llegando a consubstanciarme, por consiguiente, consubstanciarla, solo así en un todo con Vos, Padre, Madre y Hermano Amado, en el Espíritu Santo.

Viendo y entendiendo finalmente también así que habiendo, por consiguiente, sido llamada y enviada a representar en toda tu Amada, la Humanidad, a tu Hija, Padre Amado, en tu Hijo, Jesucristo y en tu Hija y Madre nuestra en el Espíritu Santo, María Santísima, en el mismo Espíritu de Cristo en mi espíritu por el paso por tu misma pasión, crucifixión y muerte, me enviaras dándome total autoridad para tomar, retomar y recordar en el Espíritu Santo tu Palabra, para hacerle el mismo anuncio y la misma llamada que hacía 2000 años vinieras a realizarle y dejaras como en suspenso por ver y entender no encontrarse aún preparada -ni siquiera en los doce primeros apóstoles- como para llegar a entenderla si entonces se las dabas a conocer en su más exacta y profunda extensión y comprensión.


(Continúa respuesta siguiente)


 



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gladysruth

Fecha: 08:12 04/14 2006
RE: Amado y Amada, Resumido I
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 (Viene de V respuesta anterior)


Misma pasión, crucifixión y muerte con Vos en el más absoluto de los todos desde la cual, viera y entendiera tenía que decirle a la Humanidad que se sacudiera el polvo, despertara, preparara y dispusiera a poner en marcha. Porque de similar manera a como en su momento el pueblo de Israel fuera llamado a prepararse para su salida de la tierra de cautiverio en la que en Egipto se encontraba, para ponerse en camino de vuelta a la tierra prometida a Abraham en cercanía de la cual ya estaba en el principio antes de verse obligada a bajar a Egipto por la hambruna desatada en la tierra original que se encontraba, había llegado la hora en la que toda Ella fuera sacada de aquí.

Liberada igualmente de debajo del poder enemigo que hasta el momento la tuviera sometida a su querer y poder como la peor de las esclavas, camino de regreso a la tierra prometida que la aguardaba desde el principio. Tierra que Vos, Amado Jesucristo, le manifestaras haber de subir nuevamente junto al Padre para preparársela junto a Vos en Vos, Jesús, Padre, en tu Casa Celestial. Tierra y trono ubicado junto a Vos, Señor, reservado desde toda la eternidad y para toda la eternidad para ser finalmente ocupado por Ella.

Lugar que llevaba y lleva esperando demasiado tiempo ya por su final conversión toda a una en Vos. Por la final con- versión de sus pasos nuevamente hacia Vos y su lugar de creación original, Padre Amado. Siendo ya hora de que regrese a Casa.

Llegando, por ende, la hora, y estando ya aquí, sobre nosotros, en la que querías e ibas a terminar de liberarla definitivamente de dicho poder y este campo de concentración y reclusión enemigo. En el que el mismo lograra tenerla desde que bajo engaño y mentira lograra sacarla y hacerla salir de Vos, de tu voluntad y designio Divino tenido para con Ella, sometida en las más densas tinieblas del error y la confusión, de la ceguera, sordera, mudez, parálisis, opresión y prisión, torturas y castigos, flagelación, pasión, crucifixión y muerte permanente, como su esclava y su amante. Reina y soberana en Vos, Padre Amado como quisieras crearla y moraba en gloria junto a Vos en el principio.

Haciendo recaer dicho enemigo sobre ella en todo su conjunto –en tanto varón y mujer- el más pesado de los yugos, de las cruces de esclavitud, enfermedad, dolor y muerte. Por medio del terrible poder del engaño y la mentira que le hiciera creer y tener desde entonces como verdad. Respecto a que Vos no querías para ella lo que en verdad era lo único que querías para Ella. Que en tu grandilocuente amor para con Ella llegara a ser como Vos, a tu imagen y semejanza Divina en Ella en el Espíritu Santo.

Espíritu enemigo que desde que lograra sacarla de la plena libertad que tenía junto a Vos y en Vos en el principio, estableciera su morada, gobierno e imperio de las tinieblas de la ceguera, de la sordera, dureza de corazón y entendimiento, de todo tipo de maldades en su corazón, extendiéndose desde el mismo a su razón y carne.

Cayendo y quedando desde entonces su corazón, por consiguiente todo su ser, cautivo, bajo el imperio de su voluntad dentro de ella llevándole a creer ser su propia voluntad la que hacía cuando hacia toda la contraria a la Tuya que en el principio la tenía junto a Vos, con Vos, Padre Amado.

Envenenándola, enfermándola con la mentira que de ese modo le echara llevándole a creer y perdurar en la errada creencia de no querer Vos para ella lo único que en un todo solo querías para Ella, todo tipo de males, destruyéndola y llevándola a destruir así todo a su alrededor, instigada y azuzada por decenas, cientos y hasta mil demonios introducidos y multiplicados en su interior desde su cizaña sembrada, enraizada y esparcida entre el trigo sembrado primera y poderosamente por Vos, Padre Amado, en su corazón. Trigo sembrado por Vos, llevándole a compartir todos tus atributos y virtudes Divinas tendiente a convertirla en santa y perfecta espiritualmente como Vos sos Santo y Perfecto en Espíritu y en Verdad.

Males, demonios tales como el egoísmo, la envidia, los celos, la ambición, la soberbia, el orgullo, la vanagloria, la codicia, la gula, la lujuria, el robo, el asesinato, la violación, los prejuicios, el creerse con derecho a juzgar a los demás cuando corrompida toda a una como en sí misma quedara no era ni habría de ser capaz ya ni de juzgarse a sí misma, el chisme, la ironía…entre tantos y otros tipos de múltiples males y maldades… por medio de los cuales lograra atarla y maniatarla fuertemente encadenada a sí bajo su perverso y mortal gobierno y poder echo sentir vilmente desde entonces sobres ella…

Viendo y entendiendo haber sido enviada, haber venido y estar aquí nuevamente en la persona de Cristo en el Espíritu Santo, para desde mi misma crucifixión en Vos, con Vos, por Vos y para Vos, Cristo mío, en el único cumplimiento en mí de tu voluntad y no la mía, absorber sobre mí propia carne, mente y espíritu –no solo yo, sino también dicho varón amado y predestinado junto conmigo en el mismo designio Divino en Cristo, por ende, sobre vos, Daniel en tanto varón- todo ese veneno, todos esos males, y el ataque de esos mil demonios en representación Tuya los dos, Padre Amado, Amado nuestro Jesucristo en el Espíritu Santo, en tanto mujer, así como igualmente también vos, Daniel, en tanto varón en representación de todo el género humano.


(Continúa respuesta siguiente)


 



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gladysruth

Fecha: 08:15 04/14 2006
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 (Viene de V respuesta anterior)


Ello, antes de la consumación plena del designio de amor y procreación para cuya consumación final como pareja humana, en representación también de aquella primer pareja humana de Adán y Eva, volver a restablecerlo y restaurarlo todo en el amor no solo entre, Vos, Señor Amado y la Humanidad, y no solo entre los hombres ente sí como hermanos y hermanas todos hijos e hijas de un mismo y único Padre y Madre en el Espíritu Santo, y entre el hombre y su entorno, sino también, y prioritariamente, entre el varón y la mujer, a como antes de la caída y salida de tu Plan Original de Creación lo concibieras, quisieras y predestinaras todo, como el uno para el otro, para el amor, en el amor, con el amor y por el amor.

Desde la previa restauración plena del Reino de los Cielos en nuestro propio e individual interior. En nuestro corazón. Que echando fuera todo lo no propio de nuestra condición Divina primera en Vos en el Espíritu Santo, sino propio del hombre viejo en dicho espíritu enemigo introducido y arraigado en nuestro corazón con todos esos tipos de males que nos llevaban a enfermar, morir, enfermar y dar muerte a todo y todos a nuestro alrededor, a destruirnos, destruyendo nuestras múltiples relaciones de amistad y amor con todo y todos. Comenzando, mediando y terminando con Vos, Padre Amado, existente en todo y en todos.

Siendo, por ende, en la consagración asumida en tu mismo Espíritu y Persona en Cristo, Padre Amado, Señor nuestro Jesucristo en el Espíritu Santo para llegada esta hora pasar en un todo por tu misma pasión, crucifixión y muerte en tanto pareja humana, terminara viendo y entendiendo después, para el único cumplimiento en ambos de tu voluntad y no la nuestra, para representar en tanto varón y mujer a la pareja humana en primer lugar, y a toda la humanidad en su conjunto. Asumiendo sobre nosotros en Cristo en el Espíritu Santo todas sus enfermedades, debilidades, caídas, pecados, a la que quedara sometida desde su caída en sometimiento y esclavitud bajo dicho espíritu enemigo.

Para solo así, por el triunfo final de tu voluntad sobre la nuestra y sobre la de dicho espíritu enemigo existente igualmente en todo y en todos, terminando de vencer y de imponerse también en nuestro amor, en ambos, el Hombre Nuevo, varón y mujer nueva en Cristo en el Espíritu Santo, por sobre nuestro Hombre Viejo, varón y mujer vieja en dicho espíritu enemigo, en Satanás, en nuestra voluntad, terminar de liberarla y levantarla toda a una en el Espíritu Santo por sobre el mismo en el amor, con el amor, por el amor y para el amor en nosotros mismos, en nuestra pareja, entre nosotros y los demás hombres, entre los hombres y toda la restante creación, entre los hombres y Vos, tal como en un todo en el principio éramos y estábamos en el amor en nuestras múltiples relaciones.

Por ende, viera y entendiera había sido enviada y estaba aquí en la persona de Cristo en el Espíritu Santo, para unida inseparablemente a vos, Padre Amado, Madre Amada, Jesús Amado, como a vos, Daniel amado, Humanidad Pueblo de Dios amada, en el Espíritu Santo en tu mismo Espíritu en todos y cada uno de nosotros, terminar de combatir, vencer y expulsar todos a uno de una vez y para siempre a dicho espíritu enemigo de nuestro interior, relaciones y del mundo entero.

Espíritu enemigo acostumbrado a verlo solo en los demás y así nunca en nosotros, por engañosamente acostumbrarnos a hacerlo también de ese modo el mismo. Siendo dicha costumbre la peor de las cegueras, sorderas y dureza de corazón y entendimiento a la que lograra y logra tenernos sometidos. Para que el mal esté y se quede en el mundo desde su mismo gobierno ejercido y tenido sobre el mismo desde lo más oculto y oscuro de nuestro corazón. Haciéndonos creer que vemos, que oímos, que entendemos, que estamos en la verdad y que somos buenos. Cuando en realidad no vemos, no oímos, no entendemos, estamos en la mentira y terminamos siendo malos.

Cuando en, con, por y para Vos, Padre Amado, fuimos pensados, creados y predestinados a ver, oír, entender, estar en la verdad y ser buenos, muy buenos. Tan buenos como Vos. Pudiendo sin duda aún llegar a serlo. Siendo por creerlo y para llevárnoslo a volver a creer que quisieras venir asumiendo nuestra ciega, sorda, paralítica, muda, inconsciente... esclava humanidad bajo el poder del enemigo. Poder llegar a transfigurarnos en tu viva imagen y semejanza en todos y cada uno de nosotros, por terriblemente malos que en este mundo y ante los hombres seamos o parezcamos, por el poder del Espíritu Santo vuelto a aletear y hacer maravillas dentro de nosotros. Por consiguiente, desde nosotros en el mundo entero.

Viendo y sintiendo ser –desde el poderlo ver en un primer momento allí en Ushuaia en mí, luego en toda la Humanidad- como dos poderosísimas fuerzas y ejércitos invisibles –al tiempo de visibles, por su reflejo en todos los males que nos causamos y causamos a los demás y al mundo- combatiendo en lo más profundo de nuestro ser. Por consiguiente, en el mundo entero.

Combatiendo en primera instancia dentro de todos y cada uno de nosotros. De nuestro propio corazón, mente y carne. Dentro de nuestro propio ser. En el que nuestras tres partes constitutivas están divididas, enemistadas y en permanente estado de guerra desde que dicho espíritu enemigo se introdujera con su engaño y mentira de lo que Vos, Padre Amado, no querías para nosotros, cuando de hecho era y es lo único que querías y queres, que en un todo lleguemos a ser iguales a Vos. A tu imagen y semejanza. Vivo reflejo de tu Ser Divino en todos y cada uno de nosotros.

Lucha interior permanente existente en todo ser humano, como consecuencia de la cual, si sos, Vos, Padre Amado en tu Amado Hijo Jesucristo en el Espíritu Santo en nuestro espíritu, quien termina venciendo en el sacar a luz y llevarnos finalmente a ver y creer cuál es la verdad en Vos –esta es, que lleguemos a ser a tu imagen y semejanza Divina en el Espíritu Santo-, por sobre la mentira que dicho espíritu enemigo quisiera y lograra hacernos caer y creer como verdad en Vos desde nuestra caída bajo su poder sacándonos de la verdad en Vos, vuelve a reinar la paz, el amor y la bondad en nuestro corazón por sobre la guerra, el odio y la maldad.

Y estando en paz, en Tu paz, restablecida nuevamente en nuestro corazón, podemos darla y procurarla a nuestro paso a nuestro alrededor. Estando y permaneciendo en paz en Vos no solo con nosotros mismos, desde el lograr armonizar y establecer la paz nuevamente entre las tres partes constituyentes de nuestro ser, tal y como en el principio en Vos estaban, sino con todos los demás seres humanos y con toda la restante creación.


(Continúa respuesta siguiente)



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gladysruth

Fecha: 08:18 04/14 2006
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 (Viene de V respuesta anterior)



Pero, por el contrario, si era y es dicho espíritu enemigo y sus fuerzas oscuras las que terminaban ganando por sobre las de Dios en el Espíritu Santo en nuestro corazón, estamos y nos sentimos interiormente divididos, enemistados y en guerra en primer lugar con nosotros mismos, dentro de nosotros mismos. Por consiguiente, divididos, enemistados y en guerra constante con los demás hombres y con toda la creación. Con Dios en todo y en todos.

Lucha de ambos Ejércitos, por ende, que traslada así desde nuestro interior al exterior lleva a tener a los hombres en permanente estado de guerra por mucho que al mismo tiempo también la gran mayoría no quiera ni anhele otra cosa desde lo más profundo de su ser en Dios que estar en paz consigo mismo, con los demás, con la creación, con Dios en todo y en todos. Estar en paz. Tener paz y dar la paz, como Vos, Amado nuestro Jesucristo hicieras y quisieras venir a enseñarnos aprender a hacer.

Llevándome a ver, entender y recordar de continuo todo esto, Padre Amado, Jesús Amado, es decir, a qué te había dicho que sí y me consagrara con vos ofrendándome sobre el altar para alimento y bebida en el Espíritu Santo de toda la Humanidad, al caer de continuo bajo el peso de esa cruz, al extremo de sentir no poder ya volverme a levantar para seguir adelante, cargándola al igual que Vos hicieras, hasta la muerte y muerte en la misma, expresándote como Elías: “¡Basta ya! Señor, ¡Basta ya! Mátame. Dame muerte o libérame de esta cruz, por favor, te lo suplico. Pero, ya no más, Señor. ¡Ya no más tanta agonía, tanto dolor, tanta esterilidad, tantos padecimientos sin fin!”, de igual manera que Vos, y a Elías, me llevabas nuevamente a levantar.

Mostrándome el largo camino que aún me quedaba por recorrer por delante. Como las numerosas montañas erigidas por sobre los demás por sobre la tierra, que aún me quedaban por escalar y aplanar con tu mismo Espíritu, Padre Amado, Jesús amado, en el Espíritu Santo en mi espíritu y palabra, para volverlo a llevar y poner todo a un mimos nivel de igualdad entre todos los hombres y mujeres de la tierra. Constituida nuevamente toda la humanidad en un pueblo de sacerdotes en el Espíritu Santo, es decir de Hijos e Hijas con tu mismo Espíritu Divino en todos y cada uno que ellos que reinasen en Vos por sobre Satanás en la tierra. Todos por igual.

Sin que ya hubieran sacerdotes ministeriales de ninguna índole en ninguna religión tenidos o considerados como elegidos de entre y por sobre todo el resto. Cuando en Vos, con Vos, por Vos y para Vos en todos los hombres todos éramos y somos elegidos con igual amor de predilección y predestinación en Vos.

Viendo y entendiendo que para hacer ver, entender, creer y aceptar en su corazón este querer Divino en el corazón de todos los hombres habituados y gustosos de gobernar, estar, saberse y sentirse unos sobre otros, más importantes y supremos que otros, más únicos y especiales que los demás, realmente me quedaba por recorrer aún un larguísimo, extenuante, pasionario, crucificado y mortal camino por delante. Porque los hombres gustan de tener, acumular, retener y guardarse el poder y conocimiento solo para sí a fin de dominar y estar en mejor situación de ventaja, lujo, comodidad y bienestar que los demás.

Cruz, soportada desde Ushuaia hasta allí, en virtud de la cual en todo su incondicional conjunto aceptada y asumida en Cristo veía y entendía no podía dar un solo paso fuera de una sola de tus amadas huellas que a tal fin viera y entendiera, Vos, Amado nuestro Jesucristo, quisieras dejarnos y dejarme para que no perdiera ni extraviara el camino comenzado en Ushuaia en tal sentido en el único cumplimiento de tu querer, Padre Amado, para conmigo. Como por aquellos días en 25 de Mayo, La Pampa, del 2001, veía y entendía este amor, nuestro amor, Daniel, visto y tenido como la peor de las tentaciones era y habría de ser un paso fuera del seguimiento de las huellas del Camino trazado en Cristo para los dos.

Aumentando al extremo, así, tan solo nuestro amor los padecimientos a los que humanamente hasta allí pudiera y podía llegar a soportar. Viéndome y sintiéndome envuelta en el fuego de la más ardiente de las pasiones de amor que en mi vida hasta allí experimentara jamás. Sintiendo, padeciendo y luchando contra la misma más allá del límite de mis propias fuerzas. Temiendo y padeciendo morir ambos calcinados por el mismo si así no lo hacía.

Haciéndome extrema violencia, sintiendo y padeciendo la fuerza del deseo tendiendo desde vos, Daniel, amado mío, y desde mí hacia vos, no obstante la gran distancia lograda poner de por medio para no caer en el abrazo, beso y fusión ya no solo de nuestras almas sino también de nuestros cuerpos, vista, entendida y creída hasta el momento como la peor y más astutas de todas las tentaciones a las que finalmente el enemigo lograra someterme jamás, sabiendo como sabía ser el sexo mi talón de Aquiles contra lo cual me viera y sintiera llevada interna y fuertemente a luchar desde que fuera teniendo uso de razón y tomando justa conciencia de cómo eran todas las cosas en Vos para mí, Padre Amado, Amado mío Jesucristo, y cómo eran en este mundo, según el querer humano y los criterios del mismo.

Sabiendo no podernos tener, amar, besar, acariciar... ni siquiera tocar… ni tan solo podernos mirar directamente a los ojos, propiciando nuestro encuentro ni siquiera en el encuentro y acto de amor realizado con nuestras mutuas miradas... diciéndonos y haciéndonos todo sin podernos decir ni hacer en los hechos nada...


“Yo soy para mi amado
y su deseo tiende hacia mí.”
(Cant. 7, 11)

 



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gladysruth

Fecha: 12:59 04/14 2006
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(Viene de V respuesta anterior)


 


Era tan cruel, tan terriblemente cruel todo ello, que estaba constantemente diciéndole y diciéndome no poder ser cierto que fuera Él quien nos hiciera y estuviera haciendo todo eso.


 


Que, ¡no podía ser Él cuando, una vez allí llegada también a ese punto en la montaña, en total intimidad con Su Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo como estando en 25 de Mayo quisiera llevarme a llegar a estar de ahí en más para siempre, tras terminarme de abrir plenamente a lo que fuera que fuese que estando ya allí quisiera terminarme de revelar, de Su rostro aún velado en mucho para todos, de Sí mismo, de la Verdad, manifestándole de rodillas y en total postración, a semejanza del pequeño Samuel, “Habla, Señor, que tu sierva escucha.”, me diera a ver y entender que no fuera Él quien en el origen de nuestra creación dispusiera y prohibiera la entrega sexual amorosa entre el varón y la mujer.


 


Cuando, de hecho, por el contrario, en el principio al concebirnos y crearnos quisiera concebirnos y predestinarnos el uno para el otro para el amor. Para que fuéramos una sola carne en el amor. Bendiciéndonos y enviándonos a crecer en ese mutuo amor y ser fecundos, convirtiéndonos en co-creadores con Él en el amor de nuestra misma humanidad. De nuestra misma descendencia de lo Divino en lo humano en Él, con Él, por Él y para Él.


 


No habiendo sido de hecho el haber caído en una relación sexual prohibida entre los dos lo que mereciera a Adán y Eva -por ende a toda la Humanidad y Creación existente en aquel principio sobre la faz de la tierra- ser desterrados del Reino de los Cielos. Del Reino de la Luz para venir a morar en el reino de las tinieblas. Que de hecho fuera y es para nosotros, habituados a morar en el origen de nuestra inicial existencia en Él, con Él, junto a Él, en la antepuerta del Reino de los Cielos, haber caído hasta la antepuerta del mismo Infierno.


 


Sino que el hecho que nos costó la pérdida del Cielo no fue solo el hecho de salir fuera de la voluntad y designio trazado por Él, nuestro Padre Celestial, para con todos nosotros. Por ende, no el solo hecho de rebelarnos y volvernos desobedientes. De manera similar a como un niño y una niña llegados a la pubertad y adolescencia acostumbran hacer respecto al respeto y observancia plena de la voluntad paterno materna obedecida hasta el momento. Para de ahí en más dejarse seguir guiando solo por su propio parecer, manera de pensar, sentir, querer, ser y obrar.


 


Siendo de hecho también eso lo que en el origen en Adán y Eva hiciéramos. Adultos, maduros, en nuestra carne. Por ende, en nuestras mutua relación. Pero siendo aún como niños en las cosas el Espíritu. En el aprendizaje de llegar a ser como nuestro Padre Dios, a Su imagen y semejanza.  Como por querer de Su misma inicial parte quería nos termináramos convirtiendo.


 


Convirtiéndonos no de nuestra hasta aquí creía maldad en la carne, porque cuando creara nuestra carne también lo tuviera y viera como bueno, bendiciéndolo por consiguiente. Sino, convirtiéndonos en un estado creciente de mayor liberación en nuestra carne, en nuestra materia, en espíritu y en verdad. Sin dejar de tener nuestra carne, nuestra materia. Pero convertida, transfigurada al mismo tiempo por obra y gracia de la plena acción el Espíritu Santo en nuestro espíritu por sobre nuestra carne y razón, en una carne, un cuerpo cada vez más ligero, más liviano, más volátil, más fácil de ser elevado hasta los máximos niveles de elevación en el espíritu. En un cuerpo celestial.


 


Pudiendo llegar a ser solo así a Su misma imagen y semejanza Divina en nosotros. Espíritu y verdad. Como Él es Espíritu y Verdad. Para ser su vivo reflejo en todos y cada uno de nosotros. Como dignos Hijos e Hijas Suyos en el Espíritu Santo. Los hijos e hijas del Excelso. Príncipes y princesas todos. Todos los hombres. Toda la Humanidad sin acepción de ninguna índole. Príncipes y Princesas, Hijos e Hijas del Rey. Siendo Él el Señor de señores y el Rey de reyes en todos y cada uno de nosotros, Sus amados hijos e hijas en la humanidad entera.


 


Por consiguiente, que no fuera solo el habernos vueltos rebeldes, desobedientes, ambiciosos, no bastándonos ser Sus hijos e hijas sino querer ser Él mismo, buscándonos independizarnos respecto de Su amor y Casa Paterno Celestial de igual manera que el hijo pródigo de la parábola del padre misericordioso, en busca de nuevos mundos y prueba de todo tipo de placeres con los que de pronto nos sintiéramos tentados y seducidos por un espíritu enemigo al Suyo suscitado igualmente dentro de nosotros, sino por haber querido convertirnos en Dios prescindiendo de Él mismo como rector y centro de nuestra existencia.


 


Apoderándonos de todo el poder que daba y da “el árbol de la Ciencia del bien y del mal, por llamarlo de alguna forma para nuestra mayor limitada comprensión, sin contar aún con Su expresa autorización como para poder hacerlo, sin que el hacerlo nos hiciera en lugar de mayor bien el peor de los males, llevándonos a la más segura e irremediable de las muertes.


 


Apoderándonos de todo el poder Divino que da el conocimiento y manipuleo de todas las Ciencias, comiendo del árbol de la Ciencia del bien y del Mal que hasta aquel momento nos estaba prohibido. No porque nuestro Padre Celestial no tuviera pensado, querido y predestinado llegada la hora de nuestra madurez en el Espíritu semejante a la Suya darnos Él mismo a comer de dicho árbol.


 


Pero no en cualquier momento. Sino cuando viese y juzgase estuviéramos espiritualmente preparados para poder recibir y absorber tanto poder y conocimiento infinito de una sola vez, sin que, por no encontrarnos aún preparados para recibirlo su recepción y absorción toda junta de golpe, nos causara irremediablemente la muerte a las cosas del Espíritu. A las cosas de Dios. A las cosas del Reino de los Cielos.


 


 Por no encontrarnos aún totalmente preparados en espíritu y en verdad como para recepcionarlo a pleno de Su parte. Por no haber llegado a adquirir aún rectitud de juicio y de conciencia Divina como para llegar a conocer y hacer uso de las mismas solo para nuestro bien y el de los demás. Y no así para nuestro mal y el de los demás a causa de nuestra total ignorancia e incomprensión de tan grande conocimiento Divino adquirido. Tal y como muchos científicos hicieran y hacen, usándolo en miras de los propios intereses de las personas, pueblos y naciones más poderosas de la tierra. Para el millonario enriquecimiento y poderío de unos pocos en total detrimento y pobreza de todo el resto.


 


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gladysruth

Fecha: 13:02 04/14 2006
RE: Amado y Amada, Resumido V
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(viene de V de respuesta anterior)


 


Habiendo sido y siendo ese el pecado cometido por Adán y Eva. Instigados inicialmente por un espíritu enemigo introducido primeramente en el corazón no de Eva, no de la mujer como según las Sagradas Escrituras Adán manifestara ante nuestro Padre Celestial sucediera, sino en el corazón de Adán, del varón mismo. Siendo por ello que también estaba escrito que así como por un solo hombre entró el pecado en el mundo, por Adán, por otro hombre, por Jesús, fuera que el mismo saliera, según las palabras de Pablo.


 


Que llevándolo a querer ser como Dios sin Dios, tomara para sí desde entonces bajo su  poder y sometimiento como su sirvienta, es decir, ya no como su igual y compañera, sino como su esclava, por ende, como su posesión, a la mujer y a toda la restante creación que nuestro Padre Celestial les diera en igualdad de condiciones a ambos para que le ayudasen a administrarla con rectitud de juicio para bien y posesión de todos. Sin llegar a ser posesión nunca de nadie en particular. Que era en donde estaba, habría de estar y de quedarse el mal que cometieran y cometerían los hombres.


 


Para hacer de la misma su propio reino, gobierno, mundo, dominios divinos. No Divinos sino divinos. Dominios de dioses en nosotros. Como desde el robo de tal poder y conocimiento, la humanidad entera quedara convertida, en dioses, en falsos dioses con pie de barro. Con el mismo poder de Dios que si no aprendíamos y aprendemos a llegar a usar con Sabiduría y rectitud de Juicio Divino por obra y gracia del Espíritu Santo, con la misma Sabiduría y Juicio de nuestro Padre Celestial a imitación del Hijo en nuestro Señor Jesucristo, y de la Hija, en nuestra Señora María, en el Espíritu Santo, termináramos convirtiéndonos y siendo en nosotros mismos terribles y poderosos dioses.


 


 Armas mortales en nosotros mismos. Capaces de dar muerte y destruir todo con una sola palabra, más aún con un solo pensamiento y sentimiento de destrucción generado y habido en nuestro corazón. De donde sale todo lo malo y bueno existente en nosotros desde la posesión de tal poder sin contar aún con la autorización de nuestro Padre como para poder hacerlo.


 


Como de igual manera, en sentido contrario, en Dios, podemos dar vida y ser constructores de un mundo nuevo, de total renovación y cada vez mayor elevación, desde nuestra primera previa renovación y mayor elevación de lo caídos y aplastados como por el peso de semejante poder sobre nosotros desde entonces quedáramos.


 


Para, desde nuestro previo primer cambio y conversión nuevamente a imagen y semejanza de nuestro Padre Celestial en nuestro Señor Jesucristo y en nuestra Señora María en el Espíritu Santo, volver a hacer del mismo el Paraíso, el Reino de los Cielos, que por engaño, por ignorancia, necedad y rebeldía destruyéramos, perdiéramos, empobreciéndolo y contaminándolo cada vez más en todos sus recursos y riquezas naturales desde nuestra misma inicial caída y destrucción fuera de nuestro Padre Celestial y de Su voluntad y Plan de grandilocuencia Divina inicialmente pensado, querido y predestinado para nosotros.


 


Lo peor de todo fue y es que solo unos pocos fueran los que se hicieran de tal poder y conocimiento de la ciencias del bien y del mal de entre todos los seres humanos ya existentes por aquel entonces de nuestro origen en Dios, y caída fuera de Su voluntad y designio Divino  en este lugar de destierro.


 


Poder y conocimiento que fuera pasando de generación en generación de manos de esos pocos a otros pocos descendientes y sucesores suyos. Considerados a sí mismos, tenidos y hechos tener equívocamente de parte de los demás, en medio de los demás como seres nobles, “Divinos”, de realeza y “sangre azul”. Cuando todos tenemos exactamente la misma sangre.


 


En comparación de todo el resto que por ser mansos, humildes y obedientes a la voluntad del Padre no desobedeciendo a Su manifiesta voluntad de no comer de dicho “árbol” de la Ciencia del Bien y del Mal, por haber de morir irremediablemente si lo hacíamos, pasaran y quedaran careciendo de igual poder y conocimiento Divino en relación a esos pocos que lo robaran y retuvieran por completo en este mundo solo para sí, en una eterna situación de servidumbre, opresión, abuso y sometimiento.


 


Pasando a quedar y ser  sometidos por dicho espíritu enemigo del Reino de los Cielos introducido en el corazón del hombre, a través de dicho poder y conocimiento de parte de esos pocos que sin llegar a darse cuenta, creyendo ver, oír y saber, quedaran totalmente ciegos, sordos, duros de entendimiento y de corazón, sometidos y esclavizados igualmente bajo el poder de Satanás por medio de dicho poder y conocimiento por muy libres y dominadores de toda la situación y mundo que se creyeran y crean.


 


 Convertidos  bajo el poder oculto de Satanás dentro de su querer llevarlos a querer y retener para sí solos dicho poder y conocimiento, en los más ignorantes, perdidos y prostituidos de todo el género humano. Los más ciegos, los más sordos, los más duros de entendimiento y de corazón. Los más rebeldes de todos respecto de Dios, de Su voluntad, del Reino de los Cielos, y de la restitución de la tierra y creación que le quitaran. Los pecadores y enfermos de poder y conocimiento, por los que el Señor también viniera y me enviara a volverlos a llamar al cambio y conversión de vida y de corazón, para que solo así el Reino de los Cielos pudiera volver a ser restituido en su vida y corazón.


 


 Siendo precisamente por tal razón que nuestro Padre Celestial nos tenía prohibido entrar a beber de la fuente del conocimiento de las Ciencias del Bien y del Mal. No porque llegados a nuestra madurez espiritual y rectitud de juicio Divino semejante al Suyo, no tuviera pensado, querido y predestinado darnos a beber Él mismo de dicha fuente. Darnos a comer Él mismo del fruto de dicho árbol.


 


De manera tal que habiendo llegado a adquirir en el Espíritu Santo un juicio recto semejante al Suyo, supiéramos quedarnos solo con lo bueno, rechazando y echando fuera de nuestros pensamientos, sentimientos, querer y obrar todo lo que juzgáramos ser nocivos para nuestra vida y la de los demás en el Reino de los Cielos.


 


Sabiendo que hasta tanto no hubiéramos llegado a desarrollar y adquirir tal rectitud de juicio y perfeccionamiento interior, espiritual en el Espíritu Santo semejante al Suyo, no habríamos de ser capaces de comer y digerir favorablemente del fruto del poder y conocimiento Divino.


 


Sino que no encontrándose nuestro ser interior aún preparado para recibirlo, asimilarlo y acumularlo por completo, no pudiéndolo digerir, se atorase, asfixiase o indigestase, causándose la más irremediable de las muertes. La muerte de nuestro ser para el Reino de los Cielos. Muerte que bajo ningún punto de vista Él quería para nosotros. Sino Solo la vida. Y vida abundante y eterna a Su glorioso lado para siempre. Por eso, nos prohibiera lo que nos prohibiera. No por no querer lo mejor para nosotros, sino por quererlo.


 


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gladysruth

Fecha: 13:05 04/14 2006
RE: Amado y Amada, Resumido I
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(Viene de V respuesta anterior)


 


Sabiendo al mismo tiempo que no solo habríamos de causarnos la muerte para la continuidad de nuestra vida allí en la antepuerta del Reino de los Cielos como hasta aquel privilegiado momento de nuestra existencia Divina en Él estábamos, sino que produciéndonos el destierro de allí, para venir a quedar sepultados espiritualmente aquí, sabía que la posesión de Su mismo poder y conocimiento de parte de esos pocos que lo robaran para sí haciendo perder a todo el resto para la vida en el Reino de los Cielos, habría de suscitar todo tipo de injusticias entre unos y otros, peleas, guerras, enemistades, odios, celos, envidias, egoísmos, soberbia, orgullo, vanagloria, perdición, enfermedad, pestes y muerte. Con la hegemonía y gobierno de los pocos que llegaran a tenerlo por sobre todo el resto que no llegara a poseerlo jamás.


 


Vueltos como Dios sin serlo, esos pocos poseedores de todo poder y conocimiento entre todos habrían de terminar arruinando la tierra en la búsqueda de sus propios y egoístas intereses y beneficios en detrimento de la inmensa mayoría.


 


Apoderándose de la viña que en la tierra originalmente les confiara, habrían de crearse un mundo a su propia medida, dictándose sus propias leyes, disposiciones, creencias, estableciendo su propio gobierno de las cosas, abusando y sobre explotando de ellas. Sin que en todo ello Él tuviera que ver absolutamente nada, creyéndolo y haciéndoselo creer sí así dicho espíritu enemigo, para mantener al hombre constantemente en enemistad con Su Padre Celestial a causa de tantas injusticias padecidas por creer haber dispuesto y querido así Él que fueran todas las cosas, dándole y permitiendo la concentración de tanto y todo poder y conocimiento en manos de unos pocos en perjuicio de la inmensa mayoría carente en lo más mínimo de ambos.


 


Habiendo dicho espíritu enemigo dominante de su ser y voluntad a llevarle a crear con tal poder y conocimiento fuerzas armadas en manos y defensa de los intereses prioritarios de esos pocos en posesión de los mismos, para afianzarse en tal poder y conocimiento de unos pocos sobre todo el resto, perpetuando el orden así constituido de eterna hegemonía de unos pocos y servidumbre de la inmensa mayoría a sus propios y viles intereses. Llegando incluso a creer tener todo poder y derecho Divino, recibido desde lo Alto –cuando en realidad lo obtuvieran desde lo Alto, pero no por concesión Divina sino por robo- para decidir sobre la vida y muerte de los tenidos y mantenidos bajo su poder y servilismo.


 


Siendo por ver y entender habría de terminar ocurriendo todo esto que, tan pronto como viera y entendiera que el Plan Original de Creación habría de malograrse por la intromisión, irrupción y sometimiento de dicho espíritu enemigo sobre nosotros, decidiera trazar un nuevo Plan. Un Plan de Salvación. Habiendo de venir Él mismo para terminarlo de activar y llevarlo a su consumación plena en el Espíritu Santo en la persona de Cristo.


 


En un primer momento, entendí, en la Persona del Hijo. En un segundo momento en la persona de la Hija en el Hijo en toda la Humanidad, en el Espíritu Santo. Por medio del cual liberarla de debajo del poder de dicho espíritu enemigo, que dejándola ciega, sorda y endurecida de corazón y entendimiento a causa de la posesión de semejante poder, le impedía ver, oír, entender y creer cómo las cosas fueran y eran verdaderamente. Volviéndola a levantar hacia Él y el Reino de los Cielos desde su máximo punto de caída, esclavitud y sometimiento bajo el poder de dicho espíritu enemigo, que por engaño la llevara a apartarse y quedar separada de Él en forma irremediable.


 


Permitiéndole volver a ver, oír y entender tal y como eran las cosas, desde la final total suscitación de Su mismo Espíritu en su espíritu en el Espíritu Santo. Siendo por ello también, viera y entendiera, que me había llamado, enviado y estaba también aquí y ahora en el Espíritu Santo en la misma persona de Jesucristo nuestro Señor. Para ayudarle a terminarle de devolver la visión, audición y entendimiento verdadero y recto en el Espíritu Santo que en el origen perdiera, por medio del ayudarle a terminar de concebir y sacar a luz todo esto para final público conocimiento de todos. Para que el conocimiento no siguiera estando y quedando en manos solo de unos pocos como hasta el momento sucediera. Siendo en ello en donde residía el pecado y se quedaba en el corazón de los hombres.


 


Viendo y entendiendo haberme querido hacer ver y entender todo ello en el Espíritu Santo no para que me lo guardara sino para que lo diera a conocer a todos los hombres sin distinciones de ninguna índole.


 


En primer lugar, de similar manera a como hacía 2000 años también Él viniera a hacer e hiciera, para darlo a conocer al pueblo al que en la Iglesia Católica me enviara a insertar y formar parte como el pueblo nuevo querido constituir y conformar nuevamente para el Reino de los Cielos desde el pueblo viejo en el que toda la Humanidad se terminara constituyendo desde su caída y descenso desde el Reino de los Cielos en esta tierra de destierro.


 


Pueblo, que al igual que aquel al que hacía 2000 años cuando también Él viniera en su búsqueda y encuentro viera y entendiera terminara convirtiéndose en igual y peor aún de viejo en el Espíritu Santo que todos los restantes pueblos de la tierra existentes por aquel tiempo. Que no obstante quererlo constituir y constituirnos con la entrega en cruz y derramamiento de su propia sangre, terminara igualmente convirtiéndose en viejo. De manera similar como en un todo aconteciera con el pueblo de Israel cuando hacía 2000 años Él viniera para insertarse y formar parte del mismo.


 


No porque fuese el Pueblo. El Pueblo de Dios, y toda la restante Humanidad no lo fuera. Como equivocadamente vira y entendiera hasta el presente se creyera, cree y seguirá creyendo de parte de muchos hasta el fin de los tiempos, como consecuencia de la maldad, del pecado introducido en el corazón del hombre. Que lleva a caer en la ignorancia y falacia de que unos hombres son mejores que otros, siendo y habiendo de ser solo unos pocos los que habrían y habrán de llegar a ser a imagen de Dios como para salvarse. Cuando los juicios de Dios son en total contrasentido y están muy por encima de los corrompidos, egoístas e injustos juicios de los hombres.


 


Tal como igualmente en un todo sucediera con el pueblo de Israel. Que creyéndose el Pueblo de Dios, muy por encima de todos los demás pueblos y hombres de la tierra, excluyera y mirara en menos a los hombres y mujeres de otros pueblos fuera de sí. Incluso a la mujer en su mismo pueblo en relación con el varón. En ese espíritu contrario al Espíritu de Dios de avidez de poder y superioridad en relación de los demás. Creyéndose siempre en relación a toda la restante Humanidad más de lo que en todo tiempo realmente fuera y es.


 


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gladysruth

Fecha: 13:08 04/14 2006
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 El pueblo que Dios solo constituyera para Sí -al precio del propio sacrificio y derramamiento de su sangre en cruz en demostración y apertura del camino que llamaría a dicho pueblo inicial a recorrer en todos los que movidos por el mismo Espíritu en el Espíritu Santo se sintieran igualmente llamados y enviados del Padre en el Hijo en el Espíritu Santo a hacerlo a imitación Suya- para por medio de la crucifixión y derramamiento de la sangre de todo ese pueblo unida a la Suya, podido rescatar solo así del imperio ejercido por Satanás sobre la humanidad de todos los hombres –sin acepción de persona- volver a abrir las puertas del Reino de los Cielos por sobre el reinado de Satanás no solo para ese pueblo sino por medio del sacrificio de todo ese pueblo sacrificado en la persona de Cristo unido al Suyo, para toda la Humanidad sin acepción de persona.


 


Cualquiera fuera su credo, lengua, raza, nación… a la que perteneciera. Cualquiera fuera su condición de santidad o de pecado. Que si de pecado se trataba y trata toda la humanidad era, es y será pecadora hasta que no termine de salir y ser nuevamente levantada por la persona de Cristo en el Espíritu Santo toda a una de este lugar del Abismo y de la Muerte, junto con toda la Creación originalmente caída también aquí junto con toda Ella. Para ser emplazada sobre el lugar que en el Reino de los Cielos desde su misma concepción y creación original Allí tuviera predestinado y reservado en la gloria del Cielo junto al Padre.


 


Pueblo de Israel, Pueblo Católico, Pueblo Cristiano, constituido solo como el medio, el puente, el servidor inútil, el siervo de Yavé, el Cordero sacrificado, para por su medio permitir a nuestro Padre Celestial volver a abrazar en un solo abrazo y hacer volver a entrar en el Espíritu Santo a toda la Humanidad nuevamente dentro del  Seno Paternal y Vientre Maternal, para desde Sus mismas entrañas hacerlo nacer de Nuevo desde Su mismo Espíritu en el Espíritu Santo, como nuestro Señor le explicara a Nicodemo. Como en el origen lo soñara, concibiera, creara y predestinara en amor eterno a Su lado.


 


Como un Nuevo Pueblo, una Nueva Humanidad, una Nueva Tierra. Nacida del Espíritu. Vuelta a nacer desde arriba, desde lo Alto. Del Espíritu del Reino de los Cielos en Su mismo Espíritu vuelto a traer y restaurar en el corazón de la Humanidad a tan grandilocuente costo amoroso.


 


Pueblo constituido para el Reino de los Cielos, formado por todos los hombres y pueblos, credos de la tierra, sin acepción de persona de ninguna índole. Para por medio de su sacrificio y muerte unida en un todo a la misma Suya por él desde hace 2000 años, en este momento presente y final del paso de la Humanidad por este lugar del Abismo y de la Muerte terminar de liberarla y levantarla en todo su más disímil y basto conjunto hasta Su misma gloria en el Reino de los Cielos.


 


Para lo cual era vital y condición sine qua non, viera y entendiera, terminar de reunir, de congregar y hacer de toda la humanidad un solo Pueblo. Constituido por todos los hombres desde el mismo pueblo y credo, religión, de la que formara parte. Hacer de lo que aún era no un pueblo un pueblo. Como meses después vería y entendería con mayor profusión quería darme a ver y entender a la luz del libro de Oseas.


 


“...Por eso voy a impedir su paso con espinos, voy a cerrarle el camino para que no sepa cómo ir. Perseguirá a sus amantes, tratará de encontrarlos, pero en vano.


 


Entonces se dirá: “Me volveré a juntar con mi marido, pues con él me iba mejor que ahora.” Y yo la volveré a conquistar, la llevaré al desierto y allí le hablaré de amor.


 


Le devolveré sus viñas, convertiré el valle de la Mala Suerte en un lugar de esperanzas. Y allí ella me responderá como cuando era joven, como en los días en que salió de Egipto. Y no me llamará más por “Señor mío”, sino que me dirá: “Marido mío”. Sacaré de su lengua la palabra “baal” para que no la pronuncie más en adelante.


 


Ese día haré un pacto con las fieras salvajes, con las aves de rapiña y las serpientes de la tierra para que no le hagan daño. Romperé el arco y la espada, alejaré la guerra de su tierra. Y haré que la gente duerma segura ahí.


 


Yo te desposaré para siempre. Nuestro matrimonio será santo y formal, fundado en el amor y la ternura. Tú serás para mí una esposa fiel, y así conocerás quién es Yavé.


 


En ese día, palabra de Yavé, escucharé a los cielos y ellos atenderán a la tierra. La tierra responderá al trigo, al vino y al aceite, y éstos harán honor al nombre de Jezrael.


 


Yo sembraré para mí en el país, amaré a No Amada y diré a No mi Pueblo: “Tú eres mi pueblo”; y él me contestará: “Tú eres mi Dios.” (Os.2)


 


Ello, sin obligar ni necesidad de que ninguno de los pueblos y religiones existentes actualmente sobre la faz de la tierra perdiera ni pierda su particularidad. Como por muchos que sean los hijos que componen una familia numerosa cada uno es único, dotado de características, manera de pensar, sentir, ser, querer y obrar propias iguales, similares o diferentes en todo, en mucho o en algo, a la de los demás hermanos y hermanas componentes del mismo grupo familiar. Hijos e hijas todos del mismo padre y de la misma madre.


 


Palabra de Dios en Oseas referida a toda la Humanidad, que en el principio estaba como nuestra Madre en y con nuestro Padre. Pero traicionándolo, siéndole infiel –en tanto varón y mujer, en tanto pareja humana pensada, querida y predestinada en Él, con Él, por Él y para Él en el amor- debiera traer a este desierto en el que fuera de la fertilidad y vitalidad que solo tuviera en Él, con Él, dejándola llevar por todos esos demonios –de la codicia, soberbia, avaricia, egoísmo, envidia...- que se convirtieran en sus múltiples amantes, la buscaría y encontraría para volverla a conquistar en su amor para Sí y para el lugar predestinado para Ella a su lado.


 


Habiéndole de llamar a partir de su conquista ya no como Señor mío sino Marido mío, haciendo de todos sus hijos e hijas tenidos en este lugar del Abismo y de la Muerte, en este valle de la Mala Suerte en que se terminara convirtiéndose también este fértil valle inicialmente de la Buena Suerte, de total gracia y bendición tenido junto a Él en el principio, que dejara de ser un pueblo desde que saliera de Él para convertirse en una multitud de pueblos en permanente antagonismos, diferencias, rivalidades y guerras, un Pueblo. Su Pueblo. En y de toda la Humanidad.


 


Siendo ese el pueblo que luego viera y entendiera también a la luz de tal palabra del libro de Oseas que quería terminar de conformar a partir de nuestra final unión en un solo ser en Él con dicho varón que me tenía predestinado en representación Suya y para el que me tenía predestinad, como el amado es para la amada y la amada para el amado, en el amor, con el amor, por el amor y para el amor. En y con Su mismo Espíritu y corazón, incluyente de absolutamente todos y excluyente de nadie.


 


Varón a la luz de todo lo cual estallara en gozo mi corazón pensando, viendo y entendiendo podía llegar a ser después de todo el mal que le causara por pensar, ver y entender no haber nunca de poder ser él dada su condición de consagrado en celibato que le impedía llegar a desposarme un día como veía y entendía en un todo en Él era y tenía que ser, antes incluso de la consumación de nuestro amor.


 


Habiendo sido por ello que Vos, Padre Amado, en Vos, Amado nuestro Jesucristo, propiciaras en el Espíritu Santo nuestro final encuentro, mutuo compartir durante todos esos maravillosos años previos de cada vez mayor entrega en su corazón de todo lo habido en el mío, para terminar enamorándonos, por ser él, y ningún otro, como hasta allí en total contrasentido con lo que estaba comenzando a abrirme a ver, oír, entender y creer, me empeñara en ver, entender y creer de esa otra manera a fin de no dejarte entrar y darte lugar a vos, amor mío, Daniel, en mi corazón, por temer y creer ser este amor, nuestro amor la peor de las tentaciones contra la que tenía que luchar y  crucificar en un todo junto con vos y conmigo en nuestras respectivas cruces asumidas en Vos, Cristo Amado, impidiéndolo a como diese a lugar, no permitiéndole llegar a ser jamás.


 


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gladysruth

Fecha: 13:11 04/14 2006
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(viene de V respuesta anterior)


 


¿Podía ser cierto? ¿Podía ser verdad y posible nuestro amor después de todo contra todo y todos en este mundo? ¿Contra toda creencia y concepción imperante en total oposición, prohibición y contrasentido hasta el momento dentro del pueblo al que en la Iglesia nos llamaras a pertenecer y consagrar a vos?


 


Si ello era verdad, dicha visión y anuncio era el más maravilloso, extraordinario, trascendental y liberador anuncio que hasta allí y hasta el momento desde tu Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo me quisieras realizar.


 



Siendo así y entonces cuando, viera y entendiera, quisieras permitirme comenzar a experimentar, Padre Amado, como si con tal nueva  visión y entendimiento empezaras a derrumbar interiormente ante mis temerosos al tiempo de maravillados ojos, oídos y entendimiento interior, la más sólida muralla construida e interpuesta hasta allí entre los dos, Daniel amado, como consecuencia de la imposición, creencia y grabación a fuego como verdadera toda esa concepción previa en total contrasentido tenida hasta el momento que me hacía verte y ver nuestro amor como la peor de las tentaciones del enemigo, llevándome a salir corriendo y alejar de tu lado para siempre.


 


Vieja concepción, mentira, según la cual se me llevara a creer y tener como verdad incuestionable que Vos, Padre Amado y Madre Amada, en Vos, Jesús Amado, no querías para, vos, Daniel amado, y para mí este amor. Cuando la verdad, acaba de ver y entender de esa manera, era y fuera siempre toda la contraria. Que era exactamente este amor lo que Vos, Padre Amado, pensaras, querías y predestinaras para los dos siendo por ello que en tiempo y lugar exacto de nuestro total caminar en Vos, quisieras llevarnos a encontrar, dialogar, compartir y enamorar al grado en el que finalmente terminaras permitiendo nos enamoráramos.


 


Siendo por ello que sabiendo también el enemigo ser este amor sembrado, alimentado y hecho crecer así por Vos, Padre Amado, Señor nuestro Jesucristo, Madre nuestra María, en el Espíritu Santo en nuestros corazones, el designio de amor y procreación final por medio del cual tenías pensado terminar de consumar tu Plan Original de Creación en la Humanidad interrumpido en el principio, por medio de la total consumación final del Plan de Salvación desde este desierto en el que por engaño y mentira suya fuéramos arrojados, intentara impedirlo, haciéndome creer ser la peor de las tentaciones contra la que tenía que luchar y de la que tenía que huir si no quería volver a caer fuera de tu exacta voluntad para con ambos de manera similar a como en el principio Eva hiciera respecto del varón y de tu voluntad, Padre Amado, para con ella.


 


Pero, ¿y si eso que acababa de ver y entender no provenía de Vos, Padre Amado en el Espíritu Santo, sino que era otro ardid y engaño que dicho espíritu enemigo del Reino de los Cielos y de tu voluntad para con toda la humanidad quería hacerme creer para de cualquier manera terminarme haciendo caer en la peor de las tentaciones de las que hasta allí lograra preservarnos, por ende vencer, a fin de que solo fuese tu voluntad, Padre Amado, Amado nuestro Jesucristo, entre vos y yo, Daniel amado y en nada así la nuestra, mucho peor la del enemigo por medio del llevarnos a hacer la nuestra?


 


Pero, ¿y si este último pensamiento provenía del enemigo queriéndome preservar en el engaño y mentira creído y en la que lograra mantenerme hasta allí llevándome a alejar justamente del varón que querido por Vos para mí, Padre Amado,  como a mí para él, esperado toda la vida, en la errada creencia  de que este amor era un amor no querido por Vos, Padre Amado, Jesús Amado, para mantenerme en la duda y confusión bajo su tenebroso poder y de ese modo impedir su concreción en la medida en que lograse mantener en la no creencia de lo que justamente, Vos, Padre Amado y Jesús Amado, querías que creyera por ser la verdad de tu querer para con ambos, por el que fuéramos concebidos, nacidos y asumido el hacer en nosotros solo tu voluntad y no la nuestra por nuestra mutua consagración sobre el altar en Cristo a hacer tu querer y no el nuestro ni mucho menos aún el de dicho espíritu enemigo por medio de la concepción impuesta hasta el momento en tal sentido en la Iglesia y desde la Iglesia de la cual nos llamaras y enviaras formar parte, en total oposición y prohibición de este amor como el mas bello de los amores concebido jamás por querer y mente humana?


 


  ¿Cuál era la verdad y cuál era la mentira? ¿En dónde estaba realmente la tentación del enemigo, en que creyera que este querer era tu querer, Señor, cuando en realidad no lo era, para de ese modo hacernos caer de cualquier manera en tal tentación desde el llevarme a dar el primer paso en tal sentido hacia Daniel de manera similar a como en el principio decía la Biblia hiciera con Eva respecto de Adán, por ende respecto de tu exacta voluntad para con ambos, llevándoles a terminar haciendo todo lo contrario de lo que realmente Vos, si querías para ambos, haciéndoles creer no lo querías,  o en que no creyera que este amor siendo realmente tu verdadero querer para con ambos era tu querer sino la peor de las tentaciones de la cual tenía que seguir escapando, manteniéndome separada de vos, Daniel amado, por el resto de mi vida? 


 


Veía y entendía que la única manera de poder saberlo, de terminarlo de discernir, ver y entender cuál era la verdad y cuál era la mentira, cuál era Tu voluntad, Padre Amado, en Cristo Jesús en el Espíritu Santo para los dos, y en dónde estaba realmente  la tentación del enemigo, si en la consumación o no consumación de nuestro amor,  era dejando de huir de dicho espíritu enemigo, de Satanás, que veía y entendía estaba en todo y en todos tratando de hacer ver y creer verdad por mentira y mentira por verdad, poniendo obstáculos, espíritu de ceguera, sordera, dureza de corazón y entendimiento en los hombres y entre los hombres a fin de que nunca pudieras terminar de concretar en nosotros el más maravilloso y glorioso sueño de amor eterno que soñaras para nosotros junto a Vos, no aquí, sino en el Reino de los Cielos, era dejar de tenerle miedo y salir huyendo de Satanás.


 


 Viendo y entendiendo ser él quien tanto desde la propia concepción inculcada y gravada a fuego en mi interior, por ende, desde mí misma, como desde la concepción y juicio de los demás, y sobretodo de la Iglesia, en todo tiempo estuviera haciéndome la guerra y amedrentándome con haber de ser asesinada de igual modo a como con Vos, Señor, hacía 2000 años lograra hacer que sucediera desde el corazón, mente y voluntad de los hombres que por aquel tiempo tenían a su cargo el gobierno de su pueblo y del templo, como desde el corazón, mente y voluntad final de todos los miembros de dicho mismo pueblo al que fueras enviado, gritando a una sola voz final: que me crucificaran y dieran muerte como a Vos, si me atrevía a creer todo esto y darlo a conocer a los hombres.


 


Peor aún, si creyendo en todo cuanto me llevaras a ver y entender, por ende, veía y entendía me enviabas a decirles y hacer ante ellos, llegaba a cuestionar o poner en tela de juicio, su autoridad, su poder, su estructura, su organización, su doctrina, su testimonio, su final constitución y desvirtuación de lo que fuera el inicial designio de total humildad y pobreza que pensaras para ellos y para ella, la Iglesia, al concebirla y darla a luz al pie del madero de tu cruz, Costándote el sacrificio que te costara.


 


Recordando todo el martirio por el cual la misma hiciera pasar durante el tiempo de la Inquisición y desde entonces a muchos hombres y mujeres que suscitados por tu mismo Espíritu quisieras llamar y enviar de igual manera como me llamaras y enviabas a terminar diciéndole y haciendo ante ella todo cuanto veía y entendía me llevabas a decirle y hacer,  por no poderlo ver, oír ni entender ya por sí misma debido a la imponente y todopoderosa que se volviera encumbrada por sobre todos los demás hombres y pueblos de la tierra cual si realmente estuviera por encima de todos ellos, produciéndome temor mortal el solo pensar en enfrentarla, poniéndome de pie frente a ella y todos sus miembros para manifestarle de tu parte todo esto, te terminara manifestando que antes prefería enfermarme y morir de cáncer que tener que verme obligada a ir, decirle y hacer ante ella todo cuanto veía y entendía me mandabas.


 


 


(continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 13:12 04/14 2006
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(viene de V respuesta anterior)


 


Porque, cuando de hecho, solo la habías querido llamar y constituir en la mayor de las pobrezas para que supiera ser y mantenerse siempre a imitación Tuya como la sierva doliente, pobre, humilde, sumisa y obediente de Yave, dejándose corromper y montar sobre la más aparatosa, suntuosa y monstruoso estructura de este mundo que no tenía ni tiene absolutamente nada que ver ni con Vos ni con el Reino de los Cielos, sino con el Amo de este mundo, con Satanás, y sus oculto gobierno en todas las cosas y seres de este mundo, del mismo error y tiniebla que dicho espíritu enemigo le llevara a cometer y dejar insumido al Pueblo de Israel,  daba y producía temor mortal el solo pensar en ir a hablar con ella de parte Tuya, señor, cuando decía y creía que solo en Ella y en sus autoridades vos estabas y querías manifestarte a los hombres y pueblos de la tierra.


 


Espanto mortal producido por el enemigo desde su propio impresionante poder, conocimiento y estructura, poder y conocimiento guardado también para sí sola y sus autoridades como de igual modo el pueblo de Israel hacía 2000 años había terminado haciendo, como desde mi total desconocimiento, debilidad e ignorancia de todas las cosas, que haciéndome padecer una agonía de muerte semejante a la que viera y entendiera, Señor, padecieras aquella noche en el huerto de Getsemaní, me llevara a rehusarme a hacer tu voluntad par hacer la mía pidiéndote enfermarme y morir de cáncer antes de ir y hacer lo que veía y entendía a partir de allí querías enviarme nuevamente de regreso a Plottier para terminar este designio y manifestar a la Iglesia y sus autoridades todo cuanto estando en 25 de Mayo quisieras llevarme a ver y entender no para que me lo guardara sino para que se lo dijera e hiciera ante ella y todos sus miembros.


 


Manifestándote no haber de poder hacerlo, mujer como era. Cuando todos ellos eran varones, apabullándome, paralizándome y enmudeciéndome con su sola presencia. Viéndome y sintiéndome la mayor de las desvalidas e ignorantes ante semejante poder y conocimiento recibido, acumulado y guardado por Ella en ellos durante estos dos mil años.


 


Viendo y entendiendo que si solo osaba atreverme a abrir la boca para pronunciar palabra, comenzando con llamarla y llamarlos en primer lugar a Ella y ellos a cambiar de vida y de corazón para tornar su corazón semejante al Tuyo, manso, humilde y obediente a las inspiraciones y querer del Espíritu Santo, siéndome, a decir toda la verdad, difícil, muy difícil como hasta allí me era de poder verte, oírte y reconocerte vivo y verdadero en Ella y en ellos.


 


Viéndola y oyéndola hablar y estar más en sí misma y en sí mismos, ejerciendo su sacerdocio y gobierno sobre todo el pueblo que le confiaras a saber solo acompañar, desde su propio juicio y creencia de todas las cosas más y en mucho propio de este mundo y de los hombres, por ende, propio del enemigo en el del mundo y de los hombres, que desde el Tuyo.


 


Siendo de hecho también por tal razón que me costara reconocer hasta allí en un sacerdote el varón que me llamaras y enviaras a buscar entre todos los varones de la tierra, viendo y entendiendo como en todo tiempo me inspiraras que el varón que me enviabas a buscar habría de terminarlo reconociendo por reconocer tu mismo Espíritu y corazón en él.


 


Viendo como veía que hacía mucho, mucho tiempo que los apóstoles habían perdido tu mismo Espíritu y corazón. Porque de tener tu mismo Espíritu y corazón, llenos del Espíritu Santo realmente en Ella y todos ellos, era y es IMPOSIBLE que existiera y exista en ella respecto de las demás religiones y credos de la tierra, como entre ellos, siendo como era a Vos que manifestaban representarte, el más mínimo vestigio de un espíritu de soberbia, orgullo, vanidad, vanagloria, rivalidad, egoísmo, celos, competencia, maquinaciones y tratos... como el que desde que sucediera con la comunidad parroquial de Plottier lo que sucediera hacia fines de los setenta y principio de los ochenta, dispuesta a destruir al hombre que la cuestionara u ofendiera a fin de impedir ser destruida por el mismo, en total contraposición con lo que Vos hicieras y dejaras ejemplo, permitiendo ser destruido al extremo Vos, antes que destruir al hombre, queriéndolo preservar para el Reino de los Cielos en todo su conjunto, perdonándoselo absolutamente todo, desde el perdonar a quienes te daban muerte.


 


Ante lo cual, y mucho más, oyera y entendiera interiormente me respondieras que no dijera que era una mujer de manera similar a como en su momento también Jeremías tratara de disculparse y no hacerse cargo de lo que le enviabas a hacer ante las autoridades y ancianos, sacerdotes y miembros de tu Pueblo diciendo ser un muchacho, tratando igualmente de justificarme y verme libre de lo que a la luz de todo cuanto me llevaras a ver y entender en el Espíritu Santo me enviabas a decir y hacer ante Ella, sus autoridades, sacerdotes, miembros integrantes. Porque, de similar manera a como le dijeras también a Jeremías si le tenía temor a Ella y a todos ellos también Vos podías y podrías atemorizarme de muerte ante todos ellos. (Jer. 1, 4-19).


 


Porque, de hecho, si era mujer, era justamente porque llegada esta final hora del paso de la Humanidad por este valle de Sombras, de ese modo pensaras, quisieras y predestinaras que fuera, para por medio de todo cuanto querías llevarme a decirles y hacer no solo ante el Pueblo al que me enviaba en la Iglesia Católica sino ante la Humanidad entera, dar vuelta, cambiar todas las cosas, volviéndolas a llevar al punto justo de perfecta igualdad y equilibrio que en Vos, en el principio todo se encontraba. Por empezar entre el varón y la mujer. Por consiguiente entre todas las cosas.


 


Queriendo llegada esta hora terminar de volver a levantar a la mujer y hacer descender al varón de lo alto que por sobre la misma desde su caída bajo dicho poder enemigo se erigiera y permaneciera hasta el momento, volviéndolos a igualar ante Vos, en todos los aspectos de su existencia en Vos y en este mundo. Injustamente desnivelado y desvirtuado como quedara todo desde entonces por la introducción de dicho espíritu enemigo por sobretodo de ese modo en el varón, que desde entonces se adueñara del gobierno de este mundo como si fuese su amo y señor, y como si fuera desde Él mismo que quedara todo instituido y establecido de la manera en la que desde el mismo origen de su caída fuera de vos quisiera establecerlo conforme0 a su propio juicio, parecer, querer y manera como en un todo lo estableciera y pusiera desde entonces todo por escrito con el total sometimiento de la mujer bajo su querer y conveniencia.


 


De modo que si por temor no hacía lo que llegada esa hora quería también previamente enviarme a hacer antes de la plena consumación final del designio de amor y procreación que me anunciaras estaba llamada a compartir igualmente con dicho varón predestinado, todo cuanto hasta allí hiciera era y habría de ser el mayor de los despropósitos quedando incluso el mismo Plan de Salvación trazado para rescate de toda la humanidad de dicho espíritu enemigo coexistente con Su espíritu dentro de ella, inconcluso y malogrado. Siendo entonces y de ese modo como habría de terminar cayendo en tentación haciendo todo lo contrario de lo que confiara y esperara de mí llegada esa hora hiciera.


 


Soñando entonces que caída de muerte era tomada, llevada y depositada por una poderosa mano amiga sobre el más basto y reseco desierto. Sobre el que veía yacía en agonía, viéndome y sintiéndome imposibilitada de levantar y mover siquiera. Sintiéndome morir por recibir de golpe el poderosísimo impacto de los rayos del sol que veía y sentía incrementar el fuego de sus rayos conforme pasaba el tiempo.


 


Lo cual veía y entendía era el haber recibido tanto conocimiento y manifestación de Dios de golpe. Por haber visto la plenitud de Su rostro, no siendo capaz de resistir contenerla toda a uno en mí, Haciendo un esfuerzo sobrehumano, trataba de pedir ayuda. Más solo lograra dar gemidos lastimeros. Gemidos que no obstante todos, llegaban a ser escuchados hasta los cuatro extremos de la tierra.


 


Viendo y entendiendo como, como consecuencia de la escucha de los mismos, comenzaban a emerger y dirigirse hacia mí de todas direcciones de la misma como semillas o diminutos copitos de algodón traídos por el viento, que al irse acercando viera y entendiera ser los hijos e hijas de Dios esparcidos por sobre toda la faz de la tierra que esperaban este llamado, viniendo a mi encuentro y ayuda al finalmente escucharlo en el Espíritu Santo. Quienes uniéndose entrelazados formaban entorno a mí como un iglú, como una campana protectora, para ayudándome a recibir todo el impacto de los rayos del sol cada vez más fuertes, distribuyendo su impacto mejor entre todos, aislándome de los mismos, me ayudaban a recobrarme, permitiéndome solo así llevar a término lo enviado a hacer por Vos, Señor, hasta allí aún inconcluso.


 


Creo finalmente que ese es el Pueblo, Señor mío y Dios mío, Padre Amado, Jesucristo, que quisieras enviarme también a terminar de reunir y conformar con todos los hombres y pueblos de la tierra sin distinción de ninguna índole, y sin que ninguno de ellos deje de ser como Vos en su interior le inspiraras e inspiras ser y creer. Pero, sabiendo ser todos Hijos e Hijas de un mismo Padre y Madre Espiritual, Hermanos y Hermanas en el mismo Espíritu Divino que en Vos, Padre y Madre Amada, como en Vos, Amado mío Jesucristo, como nuestro Hermano Mayor, nos une y nos sostiene.


 


Sueño luego del cual, durante los siguientes días se me detectara un tumor maligno en el pecho derecho. A raíz del cual me viera finalmente obligada a dejar definitivamente 25 de Mayo para volver a Plottier junto con mamá, para someterme a una operación y tratamiento correspondiente de rayos y quimeoterapia. Viendo y entendiendo, ser a Jerusalén y al mismo monte Calvario en el mismo calvario aceptado asumir desde Ushuaia con Vos, Señor, al que entonces y de ese modo me enviabas a subir para terminar de llevar a cabo a la misión que me encomendaras terminar de realizar en Cristo en medio del pueblo al que en la Iglesia Católica me enviaras como en medio de toda la Humanidad.


 


Compartiéndotelo de ese modo a vos, Daniel, y por tu medio a las autoridades de la Iglesia, manifestándote y manifestándole que a partir de ese momento, Vos, Padre Amado en Vos, Señor Jesús en el Espíritu santo me enviabas a decirte y decirles, para que a su vez les dijeran a todos los laicos integrantes de la misma, a todos los bautizados en Cristo,  que había llegado la hora en la que todos y cada uno de nosotros estábamos llamados a subir a Jerusalén al igual que Vos, hacía 2000 años lo hiciera para hacerse cargo cada uno de la cruz que una vez arribado a allí querías confiarle y llamarle a asumir a todos y cada uno para gloria del Reino de los Cielos y mayor bien no solo del pueblo que conformábamos sino de toda la Humanidad.


 


Porque se acercaba la hora y ya estaba aquí en la que de igual manera a como sucediera en su momento con el templo de Jerusalén toda esa aparatosa estructura más propia de este mundo y del querer de los hombres, que tanto admiraban, amaban y protegían como si fuera la cosa más sagrada de la tierra,  habría de ser echada abajo, y todos sus miembros perseguidos, de similar manera a como en el principio de nuestra fe sucediera con los primeros mártires cristianos.


 


Llamándolos a no tener miedo, y conservar la paz, porque si estaban y permanecían verdaderamente en Cristo en el Espíritu Santo, aunque el mundo entero se destruyera, Vos, seguirías estando con ellos no fuera sino dentro de todos y cada uno de ellos en su mismo corazón querido constituir de ese modo en morada del Reino de los Cielos, así como todos y cada uno de ellos en templo y hostia viva en donde querías terminar de venir a morar en toda tu plenitud expulsando para siempre a dicho espíritu enemigo de su corazón.


 


 


¡GLORIA A VOS, PADRE AMADO, A VOS MADRE, AMADA Y A VOS, SEÑOR JESÚS, EN TODOS Y CADA UNO DE LOS SERES HUMANOS Y EN TODA LA CREACIÓN POR LOS SIGLOS ETERNOS! AMÉN. AMÉN, AMÉN


 



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gladysruth

Fecha: 09:05 04/16 2006
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¡Felices Pascuas de la esclavitud a la libertad, de la muerte a la vida, del odio y la discordia al amor y la concordia!
¡Amén!
¡VEN, ESPÍRITU SANTO DEL AMOR, VEN, E INUNDA TODA LA FAZ DE LA TIERRA!/center]

(En breve, sexta y última parte de Amado y Amada Resumido)

[center]¡La paz esté con ustedes

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gladysruth

Fecha: 14:52 04/18 2006
RE: Amado y Amada, Resumido VI.I
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Como la sexta y última parte es más extensa que las anteriores, voy a irla subiendo parcialmente cada dos o tres días, esperando concluirla en Dios Uno y Trino en el término de la próxima semana. Amén.


La paz esté con ustedes.


VI.I


 


Viendo, a partir de entonces, haber de ser definitivamente así como querías y aceptara que terminara llevando a cabo lo que en Ushuaia me confiaras y aceptara consumar en Cristo hasta sus últimas consecuencias. Por medio del signo de la cruz visible de la fulminante enfermedad del cáncer.


 


Signo tenido necesariamente que darles para suscitar su atención, acallar todas sus voces por medio de la fuerte impresión y dolor causado por la cruz, de manera tal que al menos así y entonces, desde la misma, pudiera finalmente hablarles diciéndoles todo esto que fuera enviada a recordarles y anunciarles en y por el Espíritu Santo en Cristo Jesús, antes de partir en viaje de glorioso retorno a la Patria Celestial. Patria Celestial que al igual que a todos ustedes lleva también ya mucho tiempo aguardando por mí. Aguardando la dichosa hora de mi regreso a la Casa de Abba, nuestro Padre, junto a nuestro Amado Jesucristo.


 


Consumada a pleno mi misión que en medio suyo me confiara y viniera a realizar como la Hija salida del Hijo en el Espíritu Santo, tal y como toda la Humanidad lo es por concepción, creación y predestinación original  en Él, con Él, por Él y para Él, queriendo que vuelva a recobrar esa original condición tenida en Su misma gloria en el principio y perdiera con el violentísimo impacto de su caída. Impacto que llegara a producirle semejante amnesia espiritual que difícilmente pueda y puede volver a recordarlo, oírlo, verlo, entenderlo y creerlo si no es por medio de otro fuerte impacto semejante. Tal como el impacto de la cruz lo fuera y lo es para todos los que están llamados a creer que Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre. Sobretodo, quienes a semejanza de Tomás necesitan ver para creer.


 


Cruz que no solo aceptara asumir desde 25 de Mayo en el 2001, ni recibiera como “castigo” no de parte de Dios sino de dicho espíritu enemigo que desde lo más profundo de todo ser y de todas las cosas en el mismo desde su caída bajo su mortal poder ejerce su invisible gobierno sobre nosotros –perceptible de cualquier modo en mucho por todo lo malo que vemos sucede en la tierra- por haberme resistido a venir y hacer de buenas a primera lo que Vos, Padre nuestro, en vos, Jesús Amado, en el Espíritu Santo me mandaras volver de La Pampa para terminar de hacer en medio de este también rebelde pueblo, tanto como el que hacía 2000 años te tocara venir a encontrar en el pueblo de Israel, manifestándote preferir enfermarme y morir de cáncer antes que ponerme en pie delante de la Iglesia Católica en primer lugar, luego ante vos, Humanidad entera en todos sus hijos e hijas, pueblos, razas, credos...no credos...


 


Sino por así haber aceptado que terminara siendo si así necesitabas, Padre Amado, Madre Amada, que al igual que Vos, Jesús Amado, todo en mí fuera en la persona de Cristo en el Espíritu Santo para dar a todos los hombres el mensaje que en un primer momento me dieras y dabas, llamándolos a cambiar de vida y de corazón porque el Reino de los Cielos estaba cerca.


 


Desde aquel día en el que estando aún viviendo allí al pensar e imaginarme cómo podías llegar a querer que terminara haciendo hoy lo mismo que hacía 2000 años habías hecho, crucificarme y morir en cruz por amor a tu voluntad y para volver a demostrar y recordar a tu Amada, la Humanidad, la locura de amor que tenías y tenes por ella, crucificándome para ello junto con Vos, cuando actualmente no existía el castigo y condenación a morir en una cruz establecido por los hombres y tribunales humanos de tu época -como el peor y más maldito de los castigos más retorcida y perversamente maquinados, no de tu parte, Padre Dios, en ellos sino obviamente de Satanás, porque nada malo proviene ni puede provenir de Vos sino solo Bien y lo Bueno para con todos los hombres, siendo todo lo malo en los hombres proveniente del enemigo-, viera y entendiera que no había ni habría mayor manifestación de amor que, estando y sabiéndome total y perfectamente sana, como en espíritu, mente y cuerpo sabía estaba, aceptando  enfermarme y morir de una enfermedad tan terminal, dolorosa e incurable como lo era la enfermedad del cáncer.


 


(continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 14:55 04/18 2006
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(continúa de respuesta anterior)


 


Enfermedad que por esos días mamá me comunicara en una carta su única hermana, la tía Eli contrajera. Pidiéndote, Señor, que la sanaras, permitiéndome contraerla en lugar suyo para hacer lo que veía y entendía querías mandarme al mundo para decir y hacer ante la Humanidad en tu Nombre.


 


 Para que por medio de mi enfermedad y muerte pudieras terminar de rescatarla de debajo del maligno de una vez y para siempre. Tal y como llegada esta hora me dieras a ver y entender querías. Siendo por ello que me llamabas a hacer lo que me llamabas a hacer.


 


Viendo y entendiendo que si por entrega semejante de parte de la beata Laura Acuña habías logrado liberar a su madre del poder de dicho espíritu enemigo, de igual manera habrías de poder hacer al final con toda la Humanidad y Creación entera si de igual manera a como ella, más aún a como Vos, Señor Jesucristo, hacía 2000 años hicieras, aceptaba dejarme caer y morir cautiva de la hasta allí considerada la más maligna de las enfermedades y muertes de la tierra.


 


Manifestándote finalmente aquel día en Ushuaia, Vos, Señor lo sabes muy bien, que si así necesitabas y convenía que fuera que así fuera entonces. Llenándome de gozo el solo pensar poder hacer tal cosa a semejanza Tuya por toda la Humanidad.


 


Siendo como era solo tu voluntad la que quería hacer y se cumpliera en mí desde que finalmente llena del Espíritu Santo así me naciera expresártelo gozosa aquella nívea tarde de marzo de 1989 junto a la bahía de Ushuaia.


 


Cuando luego de reencontrarte y dejarme encontrar por Vos, viendo y sintiendo que mi vida sin Vos había llegado  a convertirse en el más grande de los vacíos imposible de llenar con nada en este mundo, sintiéndome reencender y arder en el fuego de tu Espíritu desde lo más profundo de mi ser como una pequeña llamita que se fuera animando y creciendo hasta llegar a convertirse en cuestión de segundos en la más grande hoguera que hasta allí experimentara jamás, queriéndote manifestar de ese modo Vivo y Verdadero en mí como en todo cuanto me rodeaba en el Espíritu Santo, te manifestara gozosa a partir de ese momento querer hacer Solo tu voluntad y nunca más la mía.


 


 Fuese la que tu voluntad para conmigo fuese e implicase. Ya fuese que consistiese en que me consagrara como religiosa, o bien que me casara y tuviera hijos, o bien que me quedara soltera y adoptara niños.


 


Sintiéndome elevar y entrar por la fuerza de Tu Espíritu en mi espíritu, Padre Amado, Señor Jesús, en mi espíritu en el Espíritu Santo hasta el mismo Reino de los Cielos, tal y como cuando era niña me permitías de continuo sentirme llevada de tu mano, Jesús, y de la tuya, María en el Espíritu Santo. Permitiéndome sentir estar y vivir en todo tiempo como entre el cielo y la tierra. Más bien entre el cielo y el infierno, como veía era este lugar en comparación a aquel en el que el dolor, la injusticia, la maldad no existía ni existe.


 


Reino de los Cielos, al que por primera vez en más de quince años quisieras permitirme volver a ascender en Vos, con Vos, en tu mismo Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo, experimentando volver a abrirse esa dichosa tarde nuevamente para mí, tal y como en el principio era y estaba, en el que sintiera podía quedarme a morar para siempre a partir de ese momento si así lo quería, viviendo desde ya de vida eterna en Vos, con Vos, por Vos y para Vos aunque siguiera viviendo en este mundo.


 


Quería hacerlo. Quería quedarme ya a partir de ese momento Allí para toda la eternidad junto a Vos, Padre, Madre, Jesús Amado, Familia Celestial Amada. Pero tomando y teniendo conciencia de seguir estando en la materia, en mi cuerpo aún en este mundo, aunque en mi espíritu y corazón entero estuviera y quisiera seguir estando Allí nuevamente en gloria con Uds. por toda la eternidad, sintiendo y sabiendo ser a Allí adónde pertenecía y pertenezco y no a aquí, sintiendo que mi familia humana, y más aún toda la humanidad me necesitaba todavía aquí para terminarle de indicar el camino de acceso a Allí, no habiendo cumplido aún la razón por la cual naciera y me encontraba en el mundo, que veía y entendía tenía que ver con ello, te manifestara seguir estando aquí, hasta no tener la plena certeza de llevar y hacer entrar a toda la Humanidad junto conmigo. O, al menos, si toda la humanidad no quería ser llevada y entrar junto conmigo, a mi familia y seres amados más cercanos.


 


Viendo y entendiendo ser muy difícil proponerme, más aún,  lograr hacer tal cosa. Siendo de hecho lo único y más que Vos, Padre Amado, y Vos, Señor Jesús, querías, al decidir venir por Ella hacía 2000 años para llevarla de vuelta a Allí Con vos, toda a una en el incomparable poder de tu amor. Por ende, que absolutamente toda la humanidad volviera a entrar y estar de vuelta Allí eternamente a tu lado.


 


(Continúa respuesta siguiente) 


 


 



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gladysruth

Fecha: 14:59 04/18 2006
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(Continúa de VI.I respuesta anterior)


 


Pero, partiendo del hecho de haberla creado dándole total libertad de Hija y no así de esclava, dotándola de tu misma condición Divina, en virtud de la cual decidiera terminarse revelando instigada y dominada en su corazón y amor  por un espíritu enemigo de tu voluntad para con Ella y de tu Reino Celestial, tomando y comenzando hacer irracional e injusto uso desde ya de lo que en condición de hija le pertenecía y querías darle por herencia, para largarse a estos dominios externos de las tinieblas azuzada por dicho espíritu enemigo para hacer su propia vida creando su propio mundo.


 


De manera tal que ciega, sorda y endurecida de corazón y entendimiento bajo el absoluto poder de dicho espíritu enemigo que desde entonces pasara a tener el gobierno de su mente, corazón y voluntad, llenándola de hiel, de odio, de codicia, de avaricia, de egoísmo, de envidia, de soberbia, de orgullo, de vanidad, de vanagloria, de lujuria, de rebeldía…en una palabra de espíritu de maldad en sí misma y hacia toda la restante creación que se trajera con ella, encadenada a dicho espíritu malo, vuelta su cautiva, su esclava, su amante, dejándose llevar y terminando haciendo todo cuanto el mismo a través de sus sentidos corporales le despertase, sólidamente arraigado y apegado ya su corazón a este mundo creado a su gusto y criterio, de igual manera a como hacía 2000 años a Vos te resultara, difícilmente lograría suscitar su atención y escucha, cuanto más su fe, para que también Ella se dispusiera toda a una junto conmigo a dejar y expulsar dicho espíritu enemigo de su corazón que hasta el momento la tenía sometida para salir juntas de aquí.


 


 


No obstante ello, te manifesté, Señor, querer igualmente hacerlo. Aunque más no fuese para tener la plena seguridad de que al menos toda la familia humana que me dieras y seres amados y allegados que así quisieran hacerlo, entraran conmigo en el Reino de los Cielos para siempre. Entonces te sintiera darme a ver y entender de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo con suma tristeza y dolor que ni siquiera ellos habrían de poder y querer escucharme, ver, entender, creer y hacer lo que les dijese, de buenas a primeras, por el simple hecho de ir y decírselo.


 


Ya que todos, quien más quien menos, según como los veía y sabía, en virtud a como hasta allí supiera personalmente al igual que ellos mi corazón lo estuviera, estaban muy apegados a la rutina, obligaciones, usos, hábitos, gustos, costumbres, criterios, intereses y objetivos fijados por este mundo. Como para que me prestaran atención, escucharan y siguieran en lo que quería hacerles ver, oír, entender y creer en el Reino de los cielos nos aguardaba. Extremo apegamiento y cerrazón que me hacía ver impedirme llegar incluso a abrir la boca como para poder decirles nada.


 


A menos que hiciera lo mismo que Vos, Jesús Amado, habías hecho cuando vinieras e intentaras hacer lo mismo hacía 2000 años ante el pueblo y humanidad de aquella época. Al ver y entender lo mismo. No quedando otro camino, que el propio extremo sacrificio y martirio para que los que estando más acostumbrados a ver, oír, entender y creer con los ojos y oídos físicos que espirituales pudieran llegar verlo, oírlo, entenderlo y creerlo, como para solo así llegar a entrar al Reino de los Cielos de cualquier manera. No cuando muriesen, sino cuando este mundo terminara de ser transformado junto con todos los que de ese modo lograran terminar ser transformados espiritualmente para la gloria del Reino de los Cielos. No pereciendo junto con el hombre, la vieja tierra y el viejo cielo, como veía y entendía por medio de tal visión y entendimiento estaba a punto de suceder, llegando todo a su fin en el paso de la Humanidad por este lugar del Abismo y de la Muerte.


 


Que me sacrificara por ellos. Para que de ese modo tener al menos la plena seguridad de que todos ellos pudieran entrar junto conmigo en el Reino de los Cielos por muy apegados que estuviera su corazón a este mundo y por muchos que llegaran a ser sus males y pecados. Pudiendo ser solo así, siendo ese el más efectivo antídoto, para poder librarlos del demonio de la ceguera, sordera, dureza de corazón y entendimiento espiritual. De manera tal que no viendo, vieran, no oyendo oyeran, no entendiendo entendieran, no creyendo creyeran y no queriendo quisieran renunciar y desapegarse a todo en este mundo para poner todo su corazón nuevamente en el Reino de los Cielos y su renovada vida nuevamente Allí por siempre.


 


Pero si el mundo y la vieja forma de vida aún imperante en la tierra estaba a punto de colapsar, como se me permitía ver y entender estaba pronto a acontecer, según también como hacía y desde hacía 2000 años le manifestaras al final habría de suceder ascendiendo de vuelta al Padre y dicho Reino de los Cielos desde donde vinieras entonces en su búsqueda y encuentro a prepararle un lugar junto a Vos para esta final hora anunciada, lo cual quisieras revelarme encontrarse ya a la puerta con tu gloriosa vuelta prometida, tras lo cual se iniciaría nuestro juzgamiento final a la luz de lo existente en nuestro corazón, de donde salía y saliera todo lo bueno o malo que termináramos haciendo o dejando de hacer durante nuestro paso por este tenebroso reformatorio y restitución del Reino de los Cielos en nuestro ser interior o no, ¿quién se lo diría, haría ver, oír, entender y creer a los demás para que también todos ellos pudieran ser salvos para esta vida nueva junto a Vos en tu Reino?


 


¿Quién se sacrificaría por toda la restante Humanidad, para que también toda Ella en su conjunto pudiera llegar a salvarse de la hecatombe que estaba a punto de tener lugar, en la medida en que de la misma manera en la que en dicho momento se me concediera la gracia de hacérmelo ver, oír, entender y creer a mí también todos ellos con sus respectivas familias, seres amados y comunidades pudieran llegar a ponerse a buen y total resguardo espiritual para vivir todos juntos a tu amado lado en el Reino de los Cielos?


 


(Continúa respuesta siguiente)


 


 



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