Post Info TOPIC: Amado y Amada, Resumido I
gladysruth

Fecha: 15:02 04/18 2006
RE: Amado y Amada, Resumido VI.I
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(Continúa de VI.I respuesta anterior)


 


Llevándoseme entonces a ver, entender, querer y responderte de similar manera a como Isaías lo hiciera cuando en su momento lo llamaras y enviaras de la siguiente manera:


 


“”El año en que murió el rey Ozías,


vi al Señor sentado en un trono elevado y alto,


y el ruedo de su manto llenaba el Templo.


Por encima de él había serafines.


Cada uno de ellos tenía seis alas:


con dos se cubrían el rostro,


con dos los pies y con las otras volaban.


Y gritaban respondiendo el uno al otro:


“Santo, Santo, Santo es Yavé de los Ejércitos,


su Gloria llena la tierra toda..”


Los postes de piedra de la entrada temblaban


a la voz del que gritaba


y la Casa se llenaba de humo.


Yo exclamé: “¡Ay de mí, estoy perdido,


Porque soy un hombre de labios impuros


y vivo entre un pueblo de labios impuros,


y mis ojos han visto al rey,


Yavé de los Ejércitos!”


Entonces voló hacia mí


Uno de los serafines.


Tenía un carbón encendido


que había tomado del altar


con unas tenazas,


tocó con él mi boca y dijo:


“Mira esto ha tocado tus labios,


tu falta ha sido perdonada


y tu pecado, borrado.”


Y oí la voz del Señor que decía:


“¿A quién enviaré,


y quién irá por nosotros?”


Y respondí: “Aquí me tienes,


mándame a mí.”


Él me dijo: “Ve y dile a este pueblo:


por más que ustedes escuchen,


no entenderán;


por más que ustedes miren,


nunca ven.”


¡Puedes ir! Se pondrá más pesado


el corazón de este pueblo,


se volverán sordos sus oídos,


y se les pegarán sus ojos.


Acaso se atreverían a ver con sus ojos,


y a oír sus oídos,


para que comprenda su corazón,


y se conviertan y recuperen la salud.”


Yo dije: “¿Hasta cuándo, Señor?”


y él me respondió:


“Hasta que las ciudades queden destruidas


y sin habitantes, las casas desocupadas


y la tierra abandonada;


hasta que Yavé haya expulsado a los hombres


y la soledad en el país sea grande.


Y si quedara solamente la décima parte,


también habría de ser entregada al fuego,


como hacen con la raíz de la encina y del roble.


De la raíz, sin embargo, brotará una raza santa.”


(Is. 6)


 


Primer llamada y envío a raíz de la cual vi y entendí que si no me habrían de escuchar con el simple hecho de que viniera y les dijera todo esto que se me permitiera ver y entender ya estaba por desatarse sobre toda la Humanidad con el consiguiente Juicio Final en la palabra, tenía y tendría que sacrificarme no solo por mi familia, amigos y seres amados más cercanos, sino por la Humanidad y Creación entera de similar manera a como hacía 2000 años Vos lo hicieras. Sabiendo que como vos dijeras, Jesús Amado, no había mayor amor que dar la vida por los amigos.


 


De modo que si no podía terminar llevando y haciendo entrar junto conmigo de vuelta en el Reino de los Cielos, en tu Amor, a toda la Humanidad y Creación, porque no todos habrían de querer ver, oír, entender y creer, por consiguiente querer hacerlo por propia, conciente y libre opción y voluntad,  al menos pudieran hacerlo los que pudiendo y queriendo llegar a ver, oír, entender y creer que el tiempo del fin ya estaba aquí y ahora por lo que cambiaran de vida y de corazón para poder ser igualmente levantados en el Espíritu Santo y entrar junto conmigo en Cristo en el Reino de los Cielos, así quisieran hacerlo. Empezando por mi familia, amigos y seres amados.


 


Siendo de hecho lo que Vos, Jesús Amado, igualmente vieras e hicieras hacía 2000 años al terminarte sacrificando por todos de la manera en la que lo hicieras. 


 


Es decir, vieras y entendieras, que viendo y entendiendo lo endemoniadamente apegado que terminara quedando con la caída y destierro del Reino de los Cielos el corazón de absolutamente todos los hombres, era realmente necesario la propiciación del más movilizador de los signos de amor a través del propio extremo sacrificio para solo así poder hacerlos ver, oír, entender, creer y querer lo que de otra manera hubiera sido y era imposible de hacernos ver, oír, entender y creer.


 


Viendo y entendiendo cómo nuestro corazón que en el principio en Vos era de carne, quedara convertido en un pesado y cerrado corazón de piedra. Ciego, sordo, duro de entendimiento, para el perdón y el amor. Dominado como desde su caída bajo el poder de Satanás el corazón del hombre quedara por todo tipo de demonios ocultos y en muchos, peor aún, disfrazados de santidad, llevando así a la confusión, perdición y muerte de cuantos creyeran y confiaran en ellos. No entrando ellos ni dejando entrar a los demás.


 


Sobretodo de los hombres que adueñados de todo poder y conocimiento lograran erigirse sobre el resto del pueblo para gobernarlo y guiarlo religiosamente –por ende, como guías ciegos-, investidos y revestidos de un aparente manto de santidad que el pueblo pobre y “pecador” parecía no tener, teniéndolo así solo ellos.


 


 Demonios, entronados y enraizados imperceptiblemente en el corazón de todo hombre, lográndolo tener fuerte y enraizadamente apegado a este mundo, a la tierra, a las cosas del tiempo y de este lugar.  Incluso en el corazón de los doce hombres que llamaras inicialmente para acompañarte y seguirte para la constitución del nuevo y definitivo Pueblo que querías hacer de toda la Humanidad. Desde el corazón de Judas al corazón de Pedro.


 


(Continúa respuesta siguiente)


 



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gladysruth

Fecha: 15:06 04/18 2006
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(continúa VI.I respuesta anterior)


 


Viendo y entendiendo en este momento que el pueblo de labios impuros a la que dicha palabra de Isaías se refiere no es solo el pueblo de Israel al cual él pertenecía, ni los otros pueblos de la tierra excluyendo al de Israel, sino toda la Humanidad en su conjunto que al salir de la Verdad en la que se es y está solo a tu lado en el Reino de los Cielos, pasando de ser un Pueblo de labios puros, en un pueblo de labios impuros. Un pueblo corrompido de mil maneras diferentes debajo del poder de dicho espíritu enemigo introducido y gobernante de su lapidario corazón como desde entonces quedara convertido.


 


Hombres como los que en todo momento se acercaran a Vos, entre los que sí buscaban poder verte y oírte de corazón, con el oculto propósito de tenderte y hacerte caer en todo tipo de trampas por medio de las cuales desacreditarte públicamente ante el humilde pueblo que veían y les preocupaba seriamente comenzara a seguirte atenta y confiadamente creyendo en tus palabras y acciones, así como para reunir pruebas, testimonios y evidencias en tu contra, por medio de las cuales llegada la hora acusarte y condenarte a muerte por “blasfemo”. Cuando los verdaderos blasfemos eran todos ellos y no Vos, mi Cristo  Amado.


 


Hombres con tales propósitos como los de este pasaje bíblico entre tantos otros que llenan no solo todos los Evangelios sino toda  la Biblia.


 


“Entonces algunos maestros de la Ley y fariseos le 


dijeron: “Maestro, queremos que nos hagas un milagro.” Pero él contestó: “Esta raza perversa e infiel pide un milagro, pero solamente se le dará el signo del profeta Jonás.


 


Porque del mismo modo que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran pez, así también el Hijo del Hombre estará tres días y tres noches en el seno de la tierra.


 


En el día del Juicio los habitantes de Nínive se pondrán en pie para acusar a toda esa gente, porque cambiaron su conducta con la predicación de Jonás, y aquí hay alguien mucho mejor que Jonás. En el día del Juicio, la reina del Sur se pondrá en pie para acusar a los hombres de hoy, porque ella vino de los confines de la tierra para ver la sabiduría de Salomón, y aquí hay alguien mucho mejor que Salomón.


 


Cuando el espíritu malo ha salido de algún hombre, anda por sitios desiertos, buscando descanso, sin conseguirlo. Entonces se dice: Volveré a mi casa de donde salí. Volviendo a ella la encuentra desocupada, bien barrida y adornada.


 


Entonces va y trae otros siete espíritus peores que él. Entran y se quedan ahí. De tal modo que la condición de sete hombre es peor que antes. Así le va a pasar a esta raza perversa.”


 


(Mt. 12, 36-45)


 


Signo de Jonás que era estar tres días en el seno de la ignominia, de la pasión, de la crucifixión, de la muerte física, del sepulcro, como Jonás estuviera tres días en la oscuridad absoluta del vientre de la ballena, según relata tal libro, para al tercer día resucitar, saliendo victorioso de lo más profundo del seno de las tinieblas, de la muerte, del sepulcro en la que dichos demonios por medio del corazón, pensamientos, sentimientos, querer, decisiones y acciones de aquellos hombres creyeran terminar pudiendo hacer finalmente con Vos, para gloria del Reino de los Cielos.


 


Mismo y único signo de Jonás que solo con el paso de los años clavada a tal fin en tu misma cruz viera y entendiera también en lo personal sería el único que se me permitiría darles para que vieran, oyeran, entendiera y creyeran no estar diciendo y haciendo todo cuanto me oyeran y vieran decir y hacer por cuenta propia sino por haber sido Vos, Padre, Madre, Amado nuestro Jesucristo, quien, borrando desde entonces toda impureza pasada habida en mi vida hasta allí, a partir de dicho momento y envío, constituyéndome en tu imagen y semejanza Divina en el Espíritu Santo para toda la Humanidad me enviaras a decirles y hacer ya fuera que quisieran creerlo o no.


 


Signo de Jonás que en mi caso pasaría por saber crucificarme con Vos, en Vos, por Vos y para Vos, para el único cumplimiento en mi de tu voluntad, Padre, Madre, en tu misma voluntad trazada para con Vos, Jesús Amado, pasando por tu misma pasión, crucifixión y muerte ante el conocimiento de todos los hombres por el paso de esta enfermedad de cáncer a nivel familiar, comunitario y personal durante los últimos quince años.


 


Signo que además en mi caso habría de estar acompañado por ese otro signo que también a tal fin y principalmente para esta final hora, me dieras a ver y entender, cuando hacía 2000 años pronunciaras ante aquellos hombres lo que pronunciaras, quisieras pronunciarlo también para toda la Humanidad en esta hora final, como el único signo que habría también de querer darle y recibir esta generación del momento de la llegada de esa hora final. Hora en la cual el Espíritu Santo en tu mismo Espíritu de Sabiduría que era muy superior al de Salomón, habrías de suscitar, llamar y atraer desde los mismos confines de la tierra a la reina del Sur en un espíritu también muy superior al de la reina de Saba a la que literalmente en dicho pasaje bíblico a los fines de tal final visión y entendimiento en quienes así pudieran y quisieran verlo , entenderlo y creerlo quisieras hacer alusión.


 


(Continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 15:08 04/18 2006
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(Continúa VI.I respuesta anterior)


 


Refiriéndote desde entonces a este momento y a este anuncio en particular que desde los confines de la tierra -como durante mucho tiempo y en el mismo libro de Lucas Brigde se denominara a Ushuaia y Tierra del Fuego- adónde quisieras permitir fuera sacada de Plottier y llevada por ese espíritu enemigo de tu voluntad existente en mí como en todos los hombres, para luego de darme a ver, entender, vivenciar y terminar aceptando la plenitud de este designio Divino que una vez allí quisieras terminarme de revelar de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo, quisieras llegada la hora volverme a llamar y enviar de vuelta a Plottier para terminar de hacer todo esto cuanto me mostraras querías hiciera por toda la Humanidad.


 


Llevándome finalmente a hacer todo eso y esto movida por un espíritu de Sabiduría muy superior aún al suscitado en Salomón. Por tu mismo Espíritu, Jesús Amado, en el Espíritu Santo, no solo en mi espíritu sino también en el espíritu de aquel varón amado que a tal fin ya tenías también para y en Plottier predestinado llevándole a obrar todo tipo de innovadoras y controvertidas decisiones y acciones con respecto a lo dispuesto por el obispado de Neuquén para la comunidad de San Antonio de Padua que aún por aquellos días se encontraba muerta de hambre y de sed espiritual en medio del más inhóspito desierto que por la Iglesia fuera arrojada, queriendo darle igualmente por medio de dicho varón, sacerdote, por medio tuyo, Daniel, el alimento y bebida por el que clamaba al Cielo.


 


 Con una sabiduría puesta en vos, Daniel, en Vos, Jesús, para hacer tal cosa muy superior a la de Salomón en el Espíritu Santo, rompiendo con toda regla y disposición establecida por los hombres en contrasentido, que te impidiese llevar a cabo la misión con la que igualmente desde el Padre en el Hijo en el Espíritu Santo fueras enviado y constituido sacerdote en medio de este pueblo. La de dar verdadera bebida y verdadera comida a todos los hombres, sin importar ni mirar a quién.


 


Tal y como desde los confines de la tierra quisieras Jesús Amado tomase conocimiento estabas haciendo, sintiéndome desde ya atraía por vos, como la reina de Saba de Salomón, por conocer a tal hombre que llegara a mi conocimiento obrara con tanta sabiduría por encima incluso de quienes le mandaban obrar en contrasentido. Demostrando así tenerte a Vos, Jesús Amado, a Cristo, en vos, Daniel, como cabeza, y no a la Iglesia ni a ningún otro hombre como en Dios es y tiene que ser. Aunque también en vos, como en todos los demás sacerdotes y obispos a cargo del pastoreo de este pueblo, terminara viendo había mucho a semejanza también de Salomón más que de Jesús que amenazaba con poder llevarte a perder.


 


Siendo como de hecho, quisiste constituirme en tu mismo Espíritu, llamarme y enviarme, Padre Amado, Señor nuestro Jesucristo, en el Espíritu Santo desde los confines de la tierra en Ushuaia, Tierra del Fuego. Conforme también a la lectura del libro de Isaías que pasara a ser desde entonces para mí, en el seguimiento, sostenimiento y cumplimiento pleno de todo cuanto desde entonces te entendiera enviarme a decir y hacer, la lectura central de la misa de envío que días antes de partir en tal total acatamiento llevaras al padre Ismael celebrarme.


 


Pasaje de Isaías de aquella misa de unción y envío que fuera y es el siguiente:


 


“Pero tú Israel, eres mi siervo. Yo te elegí, pueblo de Jacob, raza de Abraham, mi amigo.


Yo te traje de los confines de la tierra y te llame de las regiones más lejanas, diciéndote: “Tú eres mi servidor, yo te elegí y no te rechacé.”


No temas, pues yo estoy contigo; no mires con desconfianza, pues yo soy tu Dios, y yo te doy fuerzas, yo soy tu auxilio y con mi diestra victoriosa te sostendré.


Todos los que se lanzan contra ti serán avergonzados y humillados, serán reducidos a la nada y perecerán los que luchaban y peleaban contigo.


Buscarás a los que te atacaban pero no los hallarás; serán totalmente derrotados, reducidos a la nada los que te hacían la guerra.


Porque yo, Yavé, tu Dios, te tomo de la mano y te digo: No temas que yo vengo a ayudarte. No temas, raza de Jacob, más indefensa que un gusano. Yo vengo en tu ayuda, dice Yavé, El Santo de Israel te va a liberar.


Mira que te convierto en un rastrillo nuevo y con doble hilera de dientes. Molerás los cerros y los harás polvo, y dejarás las lomas como paja.


Las echarás al viento, que se las llevará, el temporal las dispersará; pero tú te alegrarás en Yavé, y te sentirás orgulloso con el Santo de Israel.


Los pobres y los humildes buscan agua pero no encuentran, y se les seca la lengua de sed. Pero yo, Dios de Israel, no los abandonaré. Yo, Yavé, los escucharé.


Haré brotar ríos en los cerros pelados y vertientes en medio de los valles. Convertiré el desierto en lagunas y la tierra seca en manantiales.


Plantaré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivares. En la estepa plantaré cipreses, olmos y alerces.


Para que todos vean y sepan, miren y comprendan que esto lo ha hecho la mano de Yavé y lo ha creado el Dios Santo de Israel. (Is. 41, 8-20)


 


 (Continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 15:24 04/18 2006
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De modo que, si la única y mejor manera era esa para hacerles ver, oír, entender, creer y querer lo que de otra manera no habrían de poder ni querer ver, oír, entender, creer y querer, si no a través de otro previo total sacrificio semejante al Tuyo, de mi propio extremo sacrificio, no queriendo otra cosa para con toda la Humanidad y Creación que lo mismo que Vos, querías y queres para con toda Ella y para conmigo, era que enfermara y muriera de cáncer, estaba dispuesta hacerlo, aceptando desde ya caer enferma y morir de cáncer por tal única causa Divina en lo humano.


 


Siendo entonces –abril del 2001- cuando todo ello se estaba terminando de consumar en los hechos como por aquellos días iniciales en Ushuaia te lo manifestara y aceptara se cumpliera en mí, Señor, en la palabra, hasta sus últimas consecuencias. Hasta la muerte y muerte en cruz.


 


¿Y habría de rechazar dicha enfermedad y muerte, más aún rechazar hacer todo cuanto desde 25 de Mayo terminaras de hacerme ver y entender ser esa la manera y eso exactamente lo que quisieras llamarme y enviarme a hacer desde Ushuaia cuando en Ushuaia te terminara manifestando todo lo que te manifestara al manifestarte una y otra vez ser tu voluntad y no la mía la que de ahí en más quería hacer y terminar haciendo en este mundo, a fin de hacer entrar no solo a mi familia y comunidad de Plottier sino a toda la Humanidad y Creación entera en el Reino de los Cielos al costo que me implicase, así fuera hasta dar mi vida para hacerlo posible?


 


¡No! Por supuesto que no. No la iba a rechazar sino aceptar y asumir hasta sus últimas consecuencias en Vos, Señor mío y Dios mío. Pues para eso sabía también había venido y estaba aquí en Vos, con Vos, por Vos y para Vos. Pidiéndote, Padre, dieras gloria a tu Nombre también con todo ello y esto. Ante lo cual viera y entendiera responderme de similar manera a como en su momento con Vos, Amado mío Jesucristo, lo hicieras, diciéndome de Tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo, ya haberlo glorificado siendo ahora cuando querías volverlo y terminar de glorificar en todos tus Hijos e Hijas en el Hijo, y en la Hija sacada finalmente del mismo Espíritu del Hijo, que a la vez era y es Padre, tu mismo Espíritu, en su espíritu, en el Espíritu Santo.


 


 ¿Qué podía temer entonces que los hombres, más precisamente las autoridades eclesiales del nuevo pueblo del cual quisieras llevarme a formar parte desde el bautismo, comunión y confirmación con el mismo, que en la Iglesia Católica quisieras constituir para Vos, y para esta final hora de mi envío en Vos al mismo, pudieran llegarme a hacer por decir y hacer todo cuanto viera y entendiera quisieras terminarme de hacer ver y entender para que a mi vez le comunicara?


 


¿Qué, también las autoridades y miembros laicos de este pueblo, mi pueblo en Vos, pudieran llegarme a hacer, de manera similar a como las autoridades y miembros del pueblo de aquel otro primer pueblo Tuyo, el pueblo de Israel, hiciera también con Vos, por atreverme a decir y hacer cuanto me enviabas manifestarles en el Espíritu Santo, por no ver ni entender, como tampoco aquél otro en su momento viera ni entendiera terminándose volviendo su corazón mucho más duro a como estaba cuando lo encontrara?


 


¿Qué me mataran? Cuando eran otros los tiempos de mayor amplitud en  visión, audición y entendimiento, los que corrían gracias a tu nuevo y cada vez mayor accionar y soplo en el mundo, Amado Espíritu Santo. Ya que, por lo general, en la parte del mundo y fe en la que me encontraba ya no se le mataba bestialmente a uno enviándosele a la hoguera, al paredón o de la forma que fuera, por “blasfemar” por proclamar el Evangelio, cuando fuera ese tu mandato y envío dado a todos los bautizados sin acepción de persona, mucho menos de sexo, o peor aún por decir ser enviada en tu nombre, más aún tratándose de una mujer, cuando aún en tal sentido la mente y corazón de la mayoría de los hombres es muy estrecho, duro y cerrado de entendimiento.


 


Cualquiera fuera la cosa que los hombres y este pueblo al que en la Iglesia Católica, en particular, y en la Humanidad entera, en general, me enviaras pudiera llegar a hacerme. Habiendo de ser la peor de las muertes el que intentara matarme con la indiferencia como hasta allí viera y entendiera intentara hacerme no realizándome ningún acuso de recibo como respuesta del testimonio escrito y presentado hasta allí en 1998 como por medio de las cientos de hojas de las que quisiera seguirle haciendo llegar a Juan Pablo II por medio del obispo de la diócesis del Neuquén por medio de todos los cuadernos que desde entonces de ese modo siguiera poniendo por escrito y entregándote, Daniel, -p. Daniel- para imposición de todos sus sacerdotes y obispos junto con vos y conmigo de todo esto que desde 1991, Vos, Dios Uno y Trino, estabas terminando de hacer en el mundo llegada esta hora final del paso de la Humanidad por este lugar del Abismo y de la Muerte.


 


Mas bien, ¿cuál podía llegar a ser el peor de los males con los que dicho espíritu enemigo del Reino de los Cielos existente en todos los hombres podría llegar a hacerme para impedirme terminar haciendo todo cuanto viera y entendiera quisieras terminarme de hacer ver y entender estando en 25 de Mayo, mandándome de vuelta desde allí para hacer en principio ante y en medio de la Iglesia Católica partiendo del mismo hecho de preguntarle a la misma, en directa continuidad con lo que en las páginas del testimonio entregado en 1998 en un todo le planteara, por qué se había dispuesto el celibato de los sacerdotes cuando en ningún momento Vos quisieras establecerlo de ese modo desde el inicial llamamiento que hicieras de aquellos primeros doce de entre todos ellos que en tu mismo Espíritu quisieras constituir, cuando incluso, no fuera un hecho de exclusión o impedimento tenido en cuenta para llamar e incluir a Pedro entre los doce siendo como era  un hombre casado y con hijos?


 


Viendo y entendiendo como desde 25 de Mayo viera y entendiera tenía que preguntarle a la Iglesia, no solo por verlo como un impedimento en la concreción de este amor entre, vos y yo Daniel, más aún, si de vuelta a Plottier terminara viendo y entendiendo –como terminara haciendo- que eras y siempre fueras y serías vos en Dios, en Jesús, en el Espíritu Santo, aquel varón que fuera enviada a buscar y encontrar con Su mismo Espíritu y corazón entre todos los restantes hombres de la tierra- sino por ver estribar en tal imposición del celibato de los sacerdotes como condición sine qua non la mayoría de todos los males, descontroles y antitestimonios  producidos con los mismos dentro de la Iglesia. Males, descontroles y antitestimonios que ante su descubrimiento y conocimiento público llevaran y llevan al extravío de  grandes multitudes de laicos junto con ellos.


 


No solo por aparentar y hacer creer tener una santidad y castidad en Cristo no tenida realmente, manteniendo en lo oculto – obviamente, que NO TODOS- todo tipo de relaciones no solo con mujeres sino también con varones, y en determinados casos entre sí, sino por llegar a cometer incluso la mayor de las aberraciones como es el llegar a abusar de seres tan puros e inocentes como lo son los niños. A quienes pertenece de por sí el Reino de los Cielos. Estando llamados a ser como ellos para poder entrar.


 


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gladysruth

Fecha: 15:28 04/18 2006
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(Continúa VI.I respuesta anterior)


 


Como asimismo, usando y abusando al extremo de las prostitutas, como la inmensa mayoría de los hombres, para hacerse cargo y cargando sobre ella su propia culpa junto con la suya, llevándola con ello a hundirse y quedar cada vez más hundida en su caída, consideración, dignidad en medio de la restante humanidad, sin que tal hecho llegue a afectar, por el contrario, en lo más mínimo la imagen del sacerdote, revestido de una engañosa y falsa santidad, piedra de tentación y abrumador caída de tantas miles de mujeres, incluso varones, peor aún niños, en el mundo entero, sobretodo durante estos últimos mil setecientos años, desde la terminal fusión de la Iglesia con el Imperio Romano.


 


Cuando en toda prostituta existe al igual que en todo sacerdote una verdadera Hija de Dios en el Hijo, en Vos, Jesús, en el Espíritu Santo, que convertida en tal por algún hombre –a nivel familiar o extra familiar- todo sacerdote, todo hombre, tiene la misión en Vos, Jesucristo Amado, de ayudar a volver a levantar en su propia dignidad, consideración, valoración y trato si la ve caída. Y no así llevarla a seguir cayendo con él para hundirla mucho más aún de lo que al encontrarse con él estaba.


 


De similar manera a como Vos, hicieras con María Magdalena. Digan lo que digan actualmente los hombres en total contrasentido, para desacreditarte y terminar de arrancar tu palabra y el Reino de los Cielos del corazón de los hombres. Diciéndolo obviamente no desde el Espíritu Santo sino justamente desde dicho espíritu enemigo existente dentro de sí, para terminar de rematarte en la cruz.


 


Cuando en verdad, en verdad, Vos, Jesús Amado, no viniste para terminar de hundir a María Magdalena en la condición de caída y pecado en la que todos los demás hombres hasta allí la insumieran, sino que la llevaste a levantar y santificar junto con Vos, tomándola de la mano para llevarla a poner nuevamente a la misma altura en valoración y consideración en la que no por mérito de su parte sino por entera gracia Divina y concesión de la Tuya fueran puestos también en el Espíritu Santo aquellos primeros doce –once- apóstoles. 


 


Pasando a ser a partir de aquel momento luego de que Judas hiciera también lo que fuera enviado a venir a hacer entre los hombres, quitándose finalmente la vida como parte de todo lo que de ese modo estaba escrito tenía que suceder para que verificación de las Escrituras y entendimiento de los hombres de ser Vos, Dios Uno y Trino, quien pasaba y ponía por obra tal y como fuera anunciado para que creyendo se abrieran y no se cerraran más de lo que desde la caída quedaran y estaban, la apóstol número doce. 


 


Siendo de hecho la primera a la que de ese modo quisieras mostrarte resucitado junto al sepulcro con un envío –siendo como apóstol significa enviado-, mandándola a ir y decir a Pedro y los demás apóstoles que fueran a Galilea habiendo de ser en donde los ibas a estar esperando. Enviándola en representación Tuya para enviarlos a hacer tal cosa. No obstante saber que difícil y tardíamente, muy tardíamente podrían llegarlo a ver, entender, cuanto más crear así los varones que quisieras venir a llamar igualmente que a ella, en un mundo que sabías dominado ciega, sorda y endurecidamente por el varón, con total sometimiento y exclusión de la mujer, sobre la cual hiciera recaer todo el peso y la culpa de la cruz de su caída inicial fuera de tu voluntad para con él. Si acaso hoy puede el corazón y la mente del varón estar lo suficientemente abierto y humilde como para poder llegar a verlo, entenderlo y creerlo.


 


Fue entonces, a partir del querer mostrarte en primer lugar a ella, que a los once, enviándola como un apóstol a decirle a los demás apóstoles lo que querías que hicieran, cuando desde aquel mismo momento, desde tu misma venida de hacía 2000 años, más aún desde tu condición de total Santidad y Resurrección, que quisieras terminar de volver a levantar y compartir tu misma gloria a toda la Humanidad, por medio del querer terminar de levantar de su máxima condición de caída bajo el poder y sometimiento de los varones a la mujer, desde la mujer caída en mayor desgracia ante el mismo y bajo el poder, consideración y trato de los mismos, desde la mujer prostituta, por medio de María Magdalena, para que ningún varón volviera a tratarla como hasta allí la tratara, sabiendo ser a Vos mismo en ella a quien tratarían como a ella trataran.


 


Lo cual, por aquellos días y hasta los nuestros la mayoría de los hombres con estrechez de corazón y de mente, no lograran entender, si acaso hoy puedan llegar a hacerlo, por muy constituidos y erigidos en Vos y por Vos, en y con tu mismo Espíritu en el Espíritu Santo, que se crean, tengan y consideren.


 


Por así convenirles, no a los hombres si no a dicho espíritu enemigo introducido en su corazón que logra seguirlo teniendo ciego, sordo y endurecido de corazón encerrado en su propia y misma creencia sobre sí mismo, para seguir teniendo dominado a través de tal ceguera, sordera, dureza de corazón, mentira al varón, siguiendo teniendo sometida a la mujer bajo su poder, conocimiento y gobierno de todas las cosas. Para que siga existiendo un dominador y un dominado, un superior y un inferior, un amo y señor y un esclavo. Siguiendo teniendo así dominada a toda la Humanidad –dominador y dominado, señor y esclavo- bajo su perverso, engañador y mortal poder de la ceguera, sordera, maldad introducida hasta lo más profundo de su corazón.


 


 


Viniste a dar ejemplo en un todo a los hombres con tu propio ejemplo. Pero los hombres siguen haciendo lo que quieren, cambiando solo lo que más les conviene, guiados en todo, en mucho o en algo bajo el poder de la ceguera, sordera, dureza de corazón y entendimiento introducido por dicho espíritu enemigo dentro de sí, haciendo todo más de acuerdo a su propio parecer y creencia que a la Tuya por muy en Vos que digan o crean estar.


 


 (Continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 15:30 04/18 2006
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(continúa VI.I respuesta anterior)


 


Viendo y entendiendo, en definitiva, que fuera exactamente eso lo que sucediera en el principio de la caída del hombre bajo el poder de dicho espíritu enemigo. Cayendo y llevando a caer consigo y dejar sometida desde entonces bajo sí a la mujer. Por más que incluso la misma Biblia parezca decir todo lo contrario. Cuando en realidad, de hecho, lo único que dicho relato bíblico del génesis nos aporta es no lo que realmente sucediera si no lo que los hombres cuentan que contaran de unos a otros que en el origen sucediera, y mereciera su expulsión del Paraíso. Falta de toda verdad como desde aquel momento de caída original la Humanidad quedara. Bastando solo con ver y detenerse a observar lo que sucede en la realidad y en el mundo entero, para saber qué fuera lo que realmente en el origen sucediera.


 


¿Digo entonces que en la Biblia no está la verdad? No es eso lo que digo. Sino,  lo que estando en 25 de Mayo también viera y entendiera. Es decir, que siendo un libro si bien inspirado por, Vos, Señor, fuera escrito por hombres cargados sobre sí mismos con todos los vicios, visiones, audiciones, entendimientos, tradiciones, usos, costumbres y creencias propias de su humanidad y cultura; de su hombre viejo según dicho espíritu mentiroso, engañador y malo introducido dentro de sí con su caída en Adán, y en Eva, del Reino de los Cielos.


 


Por ende, ajustando la visión, audición y entendimiento inspirada y alcanzada a tener nuevamente desde Vos, en el Espíritu Santo, a su propia visión, audición, entendimiento y creencia mantenida hasta allí por el hombre y este mundo de todas las cosas. Tanto de las del cielo como de las de la tierra.


 


Quedando circunscrita toda visión, audición y entendimiento que en el Espíritu Santo quisieras darles de cada vez mayor apertura y amplitud en tu mismo Espíritu,  a lo visto, oído, entendido y creído a través de sus ojos, oídos, entendimiento y fe conforme a lo que sus contemporáneos podían igualmente llegar a ver, oír, entender y creer dentro de lo que hasta allí creyeran. Tratando de hacer entrar tu visión y querer dentro de la suya en lugar de la suya en la Tuya como era y tenía que ser.


 


Teniendo, por ende, la Biblia  que ser tomada, solo como una guía y no así como la verdad absoluta. Cuando la verdad absoluta solo está en vos y es posible llegar a conocer no con los ojos y oídos externos, sino con los ojos y oídos espirituales prendidos a tu mismo Espíritu desde nuestro corazón, echado fuera del mismo lo que no es Tuyo sino de ese espíritu enemigo coexistente con Vos dentro de todos y cada uno de nosotros.


 


Visión y entendimiento en virtud de la cual viera y entendiera que la Biblia tiene mucho también de dicho espíritu enemigo de la verdad. Es decir, del padre de la mentira, que es Satanás. Dejado escuchar y entrever por medio del pensamiento, sentimiento, manera de ver, oír y creer personal, humano y mundano de quien la pusiera por escrito. Por ello, me dieras a ver y entender tener que leerla teniendo en cuenta la mentalidad, el sentimiento, la cultura y el tiempo particular dentro de la que fuera escrita y por quien fuera escrita.


 


Siendo por ello que viera y entendiera en determinado momento quisieras decirle a las autoridades del pueblo de Israel, como en tantos otros pasajes: “No está escrito en su Ley…” (Jn. 10, 34) Es decir, en la Ley que ellos se dictaran… De la cual te excluyeras, tomando distancia y diciendo su y no nuestra. Y si decís que esa Ley se la dictaron ellos y no así Vos, llamándolos en otros pasaje puntualmente hijos no de la verdad sino de la mentira, por ende, la Ley, la Palabra que tenida como Tuya por ser dictada por Abraham y los Profetas no es verdad sino mentira.


 


“Esto es lo que decía Jesús, y muchos creyeron en él.


 


Jesús decía a los judíos que habían creído en él: “Ustedes serán verdaderos discípulos míos si perseveran en mi palabra; entonces conocerán la verdad, y  la verdad los hará libres.” Le respondieron: “Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¡Por qué dices: “Ustedes serán libres”?”


 


Jesús les contestó: “En verdad, en verdad les digo el que vive en el pecado es esclavo del pecado. Pero el esclavo no se quedará en la casa para siempre; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por lo tanto, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abrahám, pero mi palabra no tiene acogida en ustedes, y por eso tratan de matarme. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre.”


 


Ellos le cortaron la palabra: “Nuestro padre es Abrahán.” Entonces Jesús les dijo: “Si ustedes fueran hijos de Abrahán, actuarían como Abrahán. Pero viene alguien que les dice la verdad, la verdad que he aprendido de Dios, y ustedes quieren matarme. Esa no es la manera de Abrahán. Ustedes actúan como hizo su padre.”


 


Los judíos le dijeron: “Nosotros no somos hijos ilegítimos, no tenemos más que un solo padre: Dios.” Jesús les replicó: “Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían a mí, porque yo he salido de Dios para venir aquí. No he venido por iniciativa propia, sino que él mismo me ha enviado. ¿Por qué no entienden mi lenguaje? Porque no pueden acoger mi mensaje.


 


Ustedes tienen por padre al diablo y quieren realizar los malos deseos de su padre. Ha sido un asesino desde el principio, porque la verdad no está en él, y no se ha mantenido en la verdad. ¿Quién de ustedes encontrará falsedad en mí? Y si les digo la verdad, ¿por qué no me creen? El que es de Dios escucha las palabras de Dios; ustedes no las escuchan porque no son de Dios.”


 


Los judíos le replicaron: “Tenemos razón en decir que eres un samaritano y que estás poseído por un demonio.” Jesús les dijo: “Yo no tengo un demonio, pero ustedes me deshonran a mí porque honro a mi Padre. Yo no tengo porque defender mi honor, hay otro que se preocupa por mí y hará justicia. En verdad les digo: el que guarda mi palabra no probará la muerte jamás.”


 


Los judíos le dijeron: “Ahora sabemos que eres víctima de un mal espíritu; Abrahán y los profetas murieron, y tú dices: Quien guarde mis palabras jamás verá la muerte. ¿Eres más grande que nuestro padre Abrahán, que murió, al igual que los Profetas? ¿Qué te crees?”


 


Jesús les contestó: “De nada vale que yo me de gloria a mí mismo: el que me da gloria es mi Padre, al que ustedes llaman “nuestro Dios”. Pero ustedes no lo conocen, mientras que yo lo conozco. Si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes lo son ahora, porque yo lo conozco y guardo su palabra.


 


Referente a Abrahán, el padre de ustedes, sepan que él se alegró al pensar que vería mi día; más todavía: tuvo la alegría de verlo.”


 


Los judíos replicaron: “No tienes ni cuenta años, ¡y dices que has visto a Abrahán!” Contestó Jesús: “Les aseguro que antes que Abrahán existiera, Soy Yo.”


 


Entonces tomaron piedras para lanzárselas; pero Jesús se ocultó y salió del Templo.” (Jn. 8, 30-59)


 


                                                              Palabra de Dios


 


 


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gladysruth

Fecha: 15:32 04/18 2006
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Ley, que no obstante todos sus imperfecciones y vicios, cargada con el propio punto de vista, parecer, creencia de quienes la escribieran, manifestaras igualmente no haber venido para suprimirla sino para llevarla a su perfección haciendo que todo aconteciera y acontezca como en la misma estaba escrito para quienes la creyeran y se guiaran por ella, dictándonos y estableciéndonos una única Ley muy superior a la misma basada en el amor y el perdón, en la que resumieras toda la Ley y los Profetas, escribiéndola con tu propia sangre y carne donada y derramada en la cruz.


 


Viendo y entendiendo, finalmente, de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo no haber sido tampoco enviada para sustituir nada de las antiguas y nuevas escrituras sino para terminarlas de perfeccionar en el amor y el perdón, llevando todo al mismo plano de total igualdad, justicia, equilibrio perfecto en el que originalmente lo pensaras, crearas y predestinaras, desde el llevar al mismo plano de igualdad la relación entre el varón y la mujer ante Vos y ante los demás hombres en este mundo y fuera del mismo.


 


Desde el hacerles ver y entender a los hombres que tal y como quisieras terminármelo de hacer ver y entender en 25 de Mayo no crearas al varón ni a la mujer para que estuvieran solos. Sino que no agradándote que el varón estuviera solo decidieras crear a otro ser semejante a él, “carne de su carne y hueso de sus huesos”, a imagen y semejanza Tuya los dos, bendiciéndolos y entregándolos el uno al otro para que se amaran y en esa manifestación de amor fueran fecundos, multiplicándose y llenando la faz de la tierra.


 


Pero cuando el diablo se metiera entre los dos llevando a tentar al varón con la adquisición de todo poder y conocimiento para llegar a ser como Vos, tomando de la fuente que daba dicho poder y conocimiento Divino que le dijera no querías para él por no querer que llegara a ser como Vos, siendo ahí en donde residía toda su mentira hecha creer como verdad, elevando y poniendo al varón por encima de la mujer, por consiguiente de toda la restante creación, produciendo, por ende, desde entonces la mayor de todas las injusticias cometida contra criatura alguna en relación con la mujer, tu imagen y semejanza también Divina, su imagen y semejanza humana, todo quedara desvirtuado, enemistado, desunido, discorde entre ambos sexos, por ende en todas las restantes relaciones entre unos hombres y otros.


 


Siendo ahí y entonces que Satanás rompiera el Plan Perfecto de Creación que pensaras llevar a cabo por medio de ambas partes vueltas una sola en el amor como exacta imagen y semejanza de tu amor en ambos y con ambos, haciendo que desde entonces cada uno estuviese y anduviese solo, por su lado y por su parte; peor aún en un espíritu de total desconfianza, falta de entendimiento, rivalidad, desconfianza, enemistad y guerra uno con otro, haciéndoles creer una mentira mucho mayor y peor aún, respecto  que Vos no querías su unión en el amor, sino que estuvieran solos, cada uno por su cuenta y parte por mucho que parecieran llegar al mutuo entendimiento, confianza, amor en la pareja y en el matrimonio, subyaciendo siempre diferencias entre uno y otro, que ante el primer desacuerdo les llevaba a sacar mutuamente las uñas y todo tipo de armas.


 


Antagonismo establecido por dicho espíritu enemigo desde la ruptura del Perfecto Plan de Amor que Vos, Padre Amado, pensaras llevar a su plenitud no por medio de la división y soledad de cada uno por su lado, sino en su más perfecta unión en el amor, que llevara asimismo a terminar creando movimientos y religiones machistas, por un lado, y feministas, por otro lado, como si tanto unas como las otras provinieran enteramente de Vos, Dios Uno y Trino, cuando lo único que Vos queres es que en un todo y más absoluto de los todos comencemos con volver a ser uno en el amor, con el amor, por el amor y para el amor. No cada uno por su lado en sino como pareja humana con cuya mutua entrega, amor y fecundación quisieras coronar toda tu grandilocuente obra creadora. Hasta que ello no vuelva a ser posible, mentira fuera, es y será hablar de justicia e igualdad entre los hombres.   


 


De modo que, no por nada ni porque el diablo metiese la cola que las vocaciones sacerdotales fueran disminuyendo y sigan disminuyendo considerablemente en el mundo entero. No por nada que muchos sacerdotes optaran por dejar de serlo por haberse enamorado y optar por anteponer y consumar el primero de todos los mandamientos humanos que Vos, Padre Amado, según dice la Biblia le diste al varón y a la mujer: el que dejaran a su padre y madre para ser uno y fecundos en el amor. Habiendo de ser y siendo en ello en donde habría y habrá de terminarse de verificar la verdadera restitución del Reino de los Cielos en el corazón y vida de la Humanidad dividida y perdida de la Casa del Padre por y para gobernar uno sobre otro en constante y total enemistad, odios y desunión.


 


Cuando casados y unidos, vueltos a hacer los dos a tu misma imagen y semejanza Divina, en el hombre nuevo en ambos, en el varón nuevo y en la mujer nueva hechos nuevamente a imagen de Jesús y de María, su conjunto sacerdocio comunitario habría y habrá de ser mucho más fructífero y de auténtico testimonio en espíritu y en verdad, que andando cada uno por su lado cayendo en todo tipo de ocultas y prohibidas relaciones, por no haber querido constituirlo solo de espíritu y razón sino también de carne, siendo en la perfecta realización y espíritu de concordia interior reestablecido entre esas tres partes constitutivas de su ser, en donde habrá de llegar a sentirse justamente realizado, en espíritu de total salud, de sanidad integral.


 


Veía y entendía fuera enviada para manifestar todo esto en primer lugar a la Iglesia, luego a toda la Humanidad, en descubrimiento gradual de la verdad que quedara oculta subyacente bajo la mentira que desde la introducción de dicho espíritu enemigo en el corazón del hombre llevándolo a codiciar y apoderarse de todo poder y conocimiento Divino cuando aún no estaba preparado para recibirlo, terminara igualmente entrometiéndose e interponiéndose de ahí en más en la relación entre ambos sexos. Llevándolos desde entonces a quedar en total falta de justicia la una en relación del otro, acusada además de ser la culpable de la perdida del Reino de los Cielos, cuando de última si hubo culpa dicha culpa fuera por partes iguales, teniendo por ende cada una de las partes que hacerse cargo de su parte de culpa de dicho espíritu enemigo.


 


Ya fuese que lo quisieran escuchar, ver, entender y creer o no, también para ello estaba aquí y ahora en el Espíritu Santo. No temiendo ya lo que pudieran llegar a hacerme, cuando lo peor que podrían llegar a hacerme, esto es darme muerte, no podrían hacerlo.


 


En primer lugar, porque desde aquel reencuentro con Vos, Cristo Amado, en Ushuaia, ya no podrían darme muerte. Es decir, viviendo desde entonces de vida eterna en Vos, con Vos, por Vos y para Vos en mí en el Espíritu Santo aunque mataran mi cuerpo no moriría para siempre. Sino que me estarían concediendo la mayor de las gracias. Poder terminar de ascender en gloria hacia el Reino de los Cielos, para morar y reinar junto a Vos en esa misma gloria tenida junto a Vos en el principio por toda la eternidad en el Cielo. Matarían este cuerpo, pero no mi espíritu. Permitiendo terminar de transforme este pesado cuerpo en el más liviano de los cuerpos celestiales. Para de ese modo, poder volver a morar junto a Vos para siempre.


 


En segundo lugar, porque por gracia Divina querida conceder desde pequeña llevándome a anhelar poder llegar a dar mi vida por Vos, Jesús Amado, de la misma manera en la que gozosos y triunfalmente la dieran aquellos primeros cristianos sobre los que mamá estaba siempre contándonos, y, definitivamente desde Ushuaia, no le tenía el más mínimo temor a la muerte. Siendo de hecho el paso hacia la recuperación de la total y verdadera libertad de la prisión y cautiverio que este mismo cuerpo implicaba e implica para la total liberación de mi ser espiritual.


 


Más aún cuando con esa enfermedad del cáncer, producida obviamente no por Dios, sino por dicho espíritu enemigo dentro de mí, solo porque así Vos, Señor, lo permitieras, por habértelo permitir hacer con el incondicional sí dado en tal sentido desde Ushuaia, podía considerarme ya como muerta y sepultada.


 


 Viendo y sabiendo lo rápida y fulminante que llegara a ser la misma cuando luego de mi vuelta de Ushuaia a Plottier, tratando en todo tiempo dicho espíritu enemigo de volver a tener poder y dominio por sobre Vos, Dios Uno y Trino, en mí, luego de tu contundente y definitivo triunfo final sobre el mismo que a Vos todo el Honor y la gloria lograras en mi corazón, como de igual modo intentara hacer con Vos, Jesús Amado, desde los demás y desde tu propio interior, desde tu propio querer, llamándote a querer ser tu voluntad por sobre la del Padre la que finalmente hicieras, venciéndolo una vez más en el huerto de Gestsemaní, al escucharte terminar expresando, “Padre, si puedes haz que pase de mi este cáliz, más que se haga tu voluntad y no la mía”,  de desestabilizar, dudar y llevarme a pensar y creer ser por mi culpa, por culpa de haber aceptado en Ushuaia lo que terminara aceptando hacer en Vos, con Vos, por Vos y para Vos, Cristo Amado, por el Reino de los Cielos y liberación final de debajo de su enfermante y mortal poder de toda la Humanidad y Creación entera, que desatara y habría de desatar todo tipo de males, calamidades y desgracias sobre mi familia, seres amados y comunidad parroquial, si no desistía en lo que había vuelto a hacer y me iba, atacara y diera ignominiosa muerte en primer lugar a mi hermano Héctor, luego a través de un accidente de tránsito a Pablo y finalmente también a través del cáncer a mi padre.


 


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Fecha: 15:33 04/18 2006
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Pudiendo, por lo tanto, ver ya mi tumba abierta. Aguardándome. Cavada por mi propia previa voluntad y consentimiento que aquel día en Ushuaia te diera, Padre Amado, a imitación Tuya en un todo, Jesús Amado, en el Espíritu Santo.


 


 Cavada, por ende, con mis propias manos. Porque fuera así como plenamente conciente de lo que estaba diciendo y haciendo de ese modo, consintiera y aceptara junto con Vos, Padre Amado, Amado nuestro Jesucristo, permitirle a Satanás me terminara de inyectar su mortífero veneno más en el corazón que en la carne, con la repentina aparición de dicho tumor maligno por medio del cual le permitiera lograr terminar de abrir también mi tumba ante todos los hombres.


 


 De similar manera a como hacía 2000 años viera y entendiera, Vos, Amado nuestro Jesucristo, le permitieras hacer también con Vos para gloria del Reino de los Cielos por sobre el mismo, y liberación de toda la Humanidad y Creación del poder de la muerte hecho caer sobre ella.


 


Pudiéndolo llegar a hacer solo porque así previa, libre y conscientemente se lo permitieras, aceptando que el Padre se lo permitiera hacer con Vos en un todo como te lo hiciera.


 


Solo por así convenir que fuera a los fines del exacto cumplimiento del Plan de Salvación trazado para liberación de toda la humanidad y creación de debajo de su perverso y opresor poder. Causante sobre ella de todo tipo de enfermedades y muertes, desde que lograra sacarla del pleno estado de sanidad y vida que tenía junto a Vos, Padre Amado, en el Espíritu Santo en el principio. ¿Muerte, enfermedad, pecado, dónde está tu aguijón, dónde está tu triunfo? ¡Gloria a Vos, Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo por los siglos eternos! Amén.


 


Manifestándote, Señor, que si al igual que Héctor y papá tenía que terminar muriendo por dicha enfermedad, que así fuera entonces.


 


Ante lo cual te sintiera inspirarme de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo lo mismo que durante aquella tarde de oración de Domingo de Ramos de 1996 me anunciaras, viendo padecer a mi familia como la veía padecer, y padeciendo en mi ser todo la pasión y calvario que en lo más secreto y a solas de mi ser y conocimiento desde Ushuaia aceptara llevar y llevaba, pidiéndote como te pedía que pusieras fin a todo ese calvario y mal desatado por Satanás sobre mi familia para hacerme claudicar y renegar de la cruz que en Ushuaia aceptara llevar por amor a todos no pudiéndolos ver seguir sufriendo como hasta allí viera que lo hicieran, poniendo término a todo ello con mi propia enfermedad y muerte tal y como en Ushuaia te manifestara aceptara sucediera si así era necesario que fuera para que todos ellos pudieran entrar al Reino de los Cielos junto conmigo.


 


Manifestándome entonces de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo que no habría de morir sino de vivir. Siendo el amor lo que me aguardaba a partir de ese momento. El amor de aquel varón predestinado que toda la vida me llevaras a creer existía y tenía predestinado para mí, así como a mí para él. Manifestándome no tener que ir a ninguna otra parte a buscarlo, por haber de ser Vos mismo, Señor, quien lo traería y ya estaba ahí.  Varón que habría de reconocer por tener tu mismo Espíritu y corazón. Habiéndome de dar finalmente cuenta quien era. Habiendo, no obstante todo, tener cuidado por poder ser tentación.


 


Manifestación en virtud de la cual, creyendo ser así, me dispusiera y comenzara lentamente a abrirme nuevamente para su final venida, entrando a buscarlo en todo varón nuevo que veía y sabía llegaba traído de tu Espíritu en su espíritu en el Espíritu Santo a la comunidad. Pero, manteniéndome siempre alerta y vigilante en todo paso que en tal dirección daba, por haberme advertido al mismo tiempo poder ser tentación. No sabiendo en dónde podría llegar a estar también en relación al amor humano y su prometida final venida a mi vida y caminar en tu vida y caminar, Señor, dicha tentación de parte de Satanás. Si respecto a quién era o podía llegar a creer dicho varón era, o a cómo y cuándo determinaras dicho designio de amor se produjera.


 


Viendo y entendiendo, por ende, queriendo, que todo fuese como lo concibieras, querías y predestinaras también respecto a ello. Siendo tu voluntad y no la nuestra la que respecto a su total consumación final termináramos haciendo en un todo con ese varón predestinado, y no la nuestra. 


 


Manifestación recibida de tu parte, Señor, durante aquel Domingo de Ramos de 1996 en función de la cual terminara viendo y entendiendo por esos días de mayo del 2001 que al igual que la enfermedad de Lázaro dicha enfermedad no sería de muerte. Aunque en Lázaro si lo fuera. Pero no habiéndolo de ser en mi caso. Siendo para que hoy no lo fuera para mí, que hacía 2000 años vinieras y tuvieras que asumirla en un todo sobre Vos, Jesús Amado.


 


Para venciéndola de una vez y para siempre por toda la Humanidad, llegada esa hora el maligno por medio de la muerte ya no pudiera tener poder sobre mí para impedirme hacer lo que por mi final parte en la persona de Cristo había sido también enviada a realizar en el Espíritu Santo. Lo cual era terminar de sacar a luz a la verdad por sobre la mentira ante el conocimiento de todos los hombres, y consumar con dicho varón predestinado el designio de amor y procreación que me anunciaras para que a mi vez le anunciara dicho varón y a toda la restante humanidad. A fin de que cuando el mismo terminara finalmente consumándose en toda su plenitud tal y como me dieras anunciárselos, creyeran. Y creyendo quisieran entrar a formar parte del mismo, si así querían hacerlo.


 


Por consiguiente, vi y entendí que esa enfermedad no era ni habría de ser de muerte en mí. Sino para por medio de la misma, de igual manera a como asumiendo la muerte sobre Vos mismo hacía 2000 años liberaras a la humanidad del poder de la muerte bajo la cual el enemigo lograra hacerla caer y quedar cautiva, fuera para poder accederla acceder a entrar a participar nuevamente de la vida de los seres eternos en el Reino de los Cielos, esta enfermedad en mí, era y habría de ser para permitirte terminar de liberar a la humanidad de la perdida de la plenitud de la salud tenida en Vos y junto a Vos en el principio en todos los sentidos. Cayendo y quedando sometida desde entonces en todo tipo de enfermedades, malignas, como toda enfermedad en sí misma lo es, unas peores que otras, a partir de la enfermedad de la total ceguera, sordera y dureza de corazón y entendimiento que le causara por la mentira echa creer como verdad que dicho espíritu enemigo le dijera y ella creyera.


 


Luego, viera y entendiera haber sido preciso permitirme caer y que cayera en tal enfermedad, como desde Ushuaia me hiciera vislumbrarlo y aceptarlo con plenitud de conciencia y libertad, para por medio del asumir la misma ayudarte a terminar de liberar a toda la humanidad de toda ceguera, sordera y dureza de corazón y entendimiento dentro de la cual dicho espíritu enemigo aún la tenía sometida y enferma con todo tipo de enfermedades. No tanto físicas, sino más bien espirituales, desencadenantes en todo tipo de enfermedades físicas y mentales que la llevaban y llevan a todo tipo de destrucción individual como generalizada, mundial.


 


Asimismo, vi y entendí que esta enfermedad no sería de muerte, porque tras el paso y triunfal resurrección final en Cristo en el Espíritu Santo de la misma, existía todo un designio de amor y procreación en lo humano con dicho varón predestinado que se encontraba esperando igualmente su tiempo de consumación final y total en los hechos en el Espíritu Santo, conjuntamente con todo el resto de todo esto cuanto me llamaras y enviaras a hacer previamente en la persona de Cristo en medio del pueblo al que desde Ushuaia, Tandil, Puerto Montt y 25 de Mayo me enviaras a insertarme y formar parte.


 


Pero, no porque dicha enfermedad no fuera de muerte en mí, sino en un todo para gloria de tu Nombre, nuestro bien y bien de toda la restante humanidad, creación y el cosmos entero, viera y entendiera Satanás habría de quedarse tranquilo sin llevarse en mi lugar a otro ser amado. Tal y como en aquel otro sueño tenido en 1993 veía acontecía. Según el cual se me permitiera terminar viendo y entendiendo habrían de ser tres las muertes de cáncer en mi familia.


 


Siendo mi madre, quien tuviera y quisiera asumirla conciente y voluntariamente por mí. Obviamente, no porque así se lo pidiera. Sino por así nacerle hacerlo en el Espíritu Santo tras todo lo que compartiéramos durante esos últimos tres años yendo por los caminos llevando tu Palabra, Señor. Sobretodo a partir de aquel revelador tiempo final de estadía en 25 de Mayo, tras el cual le manifestara haber de recibir a partir de allí el más frontal y mortal de los ataques de parte de Satanás por ser su reino de la mentira sobre la mente y el corazón del hombre el que en Dios fuera enviada a terminar de derrocar en la persona de Cristo en el Espíritu Santo, y por estar también llamada a la consumación en los hechos de un designio de amor y procreación con un varón que Vos, Señor, tenías igualmente predestinado para el mismo, y a como diera a lugar el mismo trataría por ende también de impedir.


 


Revelación en virtud de la cual respondiera con ardor, que si tal y como le decía me iba a atacar a mí, entonces tendría que vérselas también con ella. Porque ahí estaba y estaría junto a mí para hacerle frente por Cristo, estando dispuesta a dar su vida por Él si así era preciso.


 


Para, finalmente, cuando supo que el tumor que se me encontrara en el pecho era maligno y de los peores, escucharle decirle al Señor que si una de las dos tenía que morir que esa fuera entonces ella. Porque ella ya había cumplido la misión que le confiara en este mundo como esposa y madre. Mientras que yo aún tenía toda una misión que cumplir por delante. Terminando de entregar su vida por mí sobre el altar de la parroquia de San Antonio de Padua aquel jueves Santo del 2001, muriendo de cáncer el 19 de junio de ese mismo año.


 


Fue también en aquella misa, Daniel amado, antes de comenzar la celebración, luego de compartirte en confesión que ese día se me confirmara ser cáncer lo que tenía, cuando por primera y única vez te vi llorar, amor, sabiendo ser por mí que lo hacías. Aunque no me lo dijeras. Entonces supe cuánto y de qué santa manera igualmente me amabas.


 


Tras operarme y verte en todo momento junto a mí, viendo ser solo vos el varón que de ese modo, vos, Señor, habías querido poner en las buenas y en las malas en todo momento desde aquel Domingo de Ramos de 1996 junto a mí, así como a mí junto a vos. Comprensión en virtud de la cual se me permitiera comenzar a verte y oírte de una manera totalmente diferente a como hasta allí se me permitiera hacerlo.


 


 


 


 



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gladysruth

Fecha: 11:49 04/24 2006
RE: Amado y Amada, Resumido VI.II
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VI.II


 


Hasta que quisieras, Señor, llegara el glorioso día en el que juzgaras arbitrar todos los medios necesarios para permitirme terminar de ver, entender y creer lo que en 25 de Mayo quisieras comenzara a ver y entender a la luz de todo cuanto hasta allí y una vez allí quisieras terminarme de revelar de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo.


 


Que terminara de ver y entender que efectivamente dicho varón predestinado fuera, era y habrías de ser desde siempre y para siempre vos, Daniel D. Flores. Cura párroco hasta aquel momento de las comunidades de la Medalla Milagrosa de Senillosa y de San Antonio de Padua de Plottier.


 


Vos, Daniel. Quien, por tal razón, Padre, Amado nuestro Jesucristo, Madre nuestra, habías querido  traerme de tu espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo en 1991 desde Ushuaia para desde incluso antes de ello llevarme a conocerte, comenzar a tratarte y finalmente enamorarme de vos de la manera en que lo estoy.


 


Al estar de vacaciones en Plottier hacia fines de 1990  y principio de 1991. Llevándome por primera vez a la capilla de la Medalla Milagrosa para asistir al bautismo de mi sobrino Manuel y verte por primera vez allí como el sacerdote celebrante que habría de bautizarlo. Te vi, sin verte, amor. De similar manera a como tampoco la humanidad viera a Su Amado predestinado por el Padre en Jesucristo sino hasta tardíamente. Cuando dejara este mundo y ascendiera de vuelta junto al Padre.


 


¡Ciega de mí, amor, no verte! Cuando haberte visto aquella primera vez fuera la mayor de las gracias que, Vos, Padre Amado me quisieras conceder queriéndome hacer ver y entender tener suficiente motivo de pie ahí ante el altar para con solo saberte ahí y en conocimiento de todos los cambios que por tu medio y mayor apertura sacerdotal por aquel entonces que la de todos tus demás compañeros de estos lugares por aquel momento volver de Ushuaia con el corazón esperanzado y confiado de que así como ya las estabas queriendo hacer cambiar todo, Señor, dentro de tu Pueblo, las cosas habrían de cambiar aún mucho más de lo que por aquel entonces pudiera llegar a imaginar si sin seguirme resistiendo tanto a asumir lo que me mandabas, lo dejaba todo allí en Ushuaia para venir cuanto antes a Plottier para hacer lo que a partir de tal definitiva vuelta querías confiarme.


 


Siéndome solo posible manifestar para mí misma aquél sábado por la tarde al verte finalmente aparecer para celebrar la misa y bautizar a Manuel, esperándote conocer, y haciéndote desde ya esperar, por demorarte en aparecer lo que demoraras: “Así que vos sos.”


 


“Así, que vos, Daniel, eras aquel sacerdote cuyo nombre y obra quisiera el Señor hacer llegar hasta mi aún huidizo e indeciso corazón, por mucho y más que no queriendo volver a saber más nada de cuanto en Plottier seguía sucediendo con su devastada comunidad y ruinosa parroquia, tratara de irme a esconder en el último fin de la tierra para no sentirme obligada a volver y ver que en Plottier nada cambiaba, para hacerme ver y entender desde entonces qué sí cambiaba”.


 


Que ya lo había comenzado a cambiar todo allí por Su Espíritu en tu espíritu en el Espíritu Santo. Suscitando en vos Su mismo Espíritu. Anteponiendo la voluntad del Padre a la tuya y a la de la Iglesia misma que por aquel entonces tenía prohibido que un sacerdote diera sacramentos fuera de su jurisdicción, como, por consiguiente, que los laicos participáramos y fuéramos a recibirlos de manos de otro sacerdote que no fuera aquel que por disposición superior del obispo estaba nombrada para tal lugar en particular.


 


Disposición que veía y entendía estaba totalmente fuera de tu mismo criterio, Jesús Amado, al ver como los laicos de la devastada y expulsada comunidad de San Antonio de Padua se morían de sed y hambre en medio del más prolongado y árido desierto por disposiciones de tal tipo totalmente anticristianas.


 


Sacerdote en quien veía y entendía estabas realmente vivo y verdadero obrando Vos, Jesús Amado, en el Espíritu Santo, tal y como hacía 2000 años lo habías estado haciendo dando de comer material y espiritualmente a las multitudes pobres y hambrientas que  las autoridades eclesiales de tu época dejaban morir de hambre saciándose solo a sí mismos con todo el poder, conocimiento y riquezas que acumularan.


 


Mientras que los restantes sacerdotes que se ajustaban y encuadraban a rajatabla a lo dispuesto por el Obispo y el Papa según la Doctrina de la Fe establecida por la misma más según su propio, humano y mundano parecer que el Tuyo, Padre, Jesús Amado, veía y entendía eran como aquellos sacerdotes y miembros del Sanedrín de tu época que se ajustaban y encuadraban a rajatabla por lo establecido por la Ley y los Profetas, por el Sumo Sacerdote, y sacerdotes mayores.


 


(Continúa respuesta siguiente)



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gladysruth

Fecha: 03:44 04/25 2006
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(Continúa VI.II respuesta anterior)


Creía que sacerdote así daba ganas de llegar a ver y conocer. Por ello cuando Manolo y Claudia, me compartieran que habrían de bautizar a Manolito en Senillosa, con vos, Daniel, suscitó mi interés por conocerte de tan mentado en mi familia como ya eras, alegrándome saber haber de poder finalmente conocerte. Saber quién era el padre Daniel.

Quién era aquel sacerdote de quien hasta los confines de la tierra en donde fuera a esconderme para no volver a saber más nada de lo que aquí sucedía, escuchara hablar que estaba haciendo maravillas, bautizando como Jesús, en las chacras, en las escuelas, al aire libre... sin importarle atraer sobre sí la contrariedad o enojo de sus superiores y de la Iglesia en todo su conjunto si así era preciso que fuera por obedecer a Dios ante que a los hombres, teniendo únicamente a Cristo como cabeza, yendo en contra de lo dispuesto por la misma para la comunidad de San Antonio de Padua de Plottier, condenada hasta allí a morir de sed y hambre en medio del desierto al que hacía diez años fuera arrojada.

Aún, hasta aquellos días de junio del 2001, no llegara a verte Daniel, con la total claridad con la que hoy más que nunca se me permite verlo, entenderlo y creerlo. Ver que vos y Jesús siempre han sido, son y serán uno solo para mí, así como yo lo soy para Él en vos y vos en Él, desde siempre y para siempre.

Siendo por vos y para vos, Daniel, amado de mi corazón, que quisieras, Padre, Jesús y María amados, traerme desde Ushuaia aquel sábado de abril post Semana Santa de 1991 el más esplendoroso, gozoso y prometedor día soleado que durante los dos años y medio que estuviera en Ushuaia viera, llegando como llegara dos años y medio atrás el más tempestuoso de los días.

En el 2001 solo vi y entendí de pronto que ese varón eras vos, Daniel. Estallando ese día mi alma de gozo ante tal nueva visión, audición y entendimiento, de manera similar a como la tuya María, Madre nuestra lo hiciera ante la anunciación del Ángel Gabriel, uniéndome a vos, en el decir:


“Mi alma canta la grandeza del Señor,
y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,
porque se fijó en su humilde esclava,
y desde ahora todas las generaciones
me llamarán feliz.
El poderoso he hecho grandes cosas por mí:
¡Santo es su Nombre!
Muestra su misericordia siglo tras siglo
a todos aquellos que viven en su presencia.
Dio un golpe con todo su poder:
deshizo a los soberbios y sus planes.
Derribó a los poderosos de sus tronos
y exaltó a los humildes.
Colmó de bienes a los hambrientos.
Y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su siervo,
se acordó de su misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a sus descendientes para siempre.”
(Lc. 1, 46-56)



Al manifestarte por escrito luego de ello que ese día Dios me había dado vuelta, al preguntarme cómo había sido que me diera vuelta, pareciendo no dar demasiado crédito a mis palabras con tus palabras, doliéndome el alma por sentir ponías en tela de juicio mi más sincera declaración y manifestación, no tenía palabras todavía como para poder explicártelo. Solo sabía que finalmente así había querido Dios que sucediera. Por todo el tiempo que estuvieras junto a mí.

Por todo el tiempo que me escucharas y cebaras mate con suma paciencia, por tolerármelo y soportármelo todo como el más santo de los santos y el más mártir de los mártires, sabiéndote enamorado de mí, permitiéndome irte a ver y hablar siempre sobre lo mismo, pero no referente a vos y a mí, sino a otros varones y amores, dejándome ir constantemente y manteniéndote siempre abierto a mi vuelta, en la confianza y esperanza solo puesta en vos, Dios Uno y Trino, de que me hicieras ver y entender un día lo que finalmente ese día viera y entendiera: que ese varón sobre el que todo tiempo le estaba hablando de tu parte, Señor, ese varón, Daniel, eras vos y ningún otro para mí, como yo para vos al igual que la amada es para el amado y el amado para la amada desde toda la eternidad y para toda la eternidad por más que en mi extrema ceguera, sordera y dureza de corazón y entendimiento introducida en mi ser por la concepción y creencia imperante hasta aquel momento en los hombres, en el mundo y en la Iglesia, hasta allí no lo pudiera ver.

(Continúa respuesta siguiente)


 



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gladyruth

Fecha: 03:47 04/25 2006
RE: Amado y Amada, Resumido I
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(Continúa de VI.II respuesta anterior)


Por consiguiente, creer como verdadero y único querer de tu parte, Dios Uno y Trino, para mí. Como de igual modo la Humanidad en el origen no creyera como único y verdadero querer de tu parte para ella, Señor, el amarla a tal punto de querer llegar a hacerla tu esposa, tu reina a tu lado, en gloria, por toda la eternidad en el Cielo.

Simplemente te vi. Qué importaba ¿cómo? Lo importante era que finalmente pudiera ver, oír, entender y creer lo que veía y entendía de similar manera a como el amado del Cantar de los Cantares quería que la amada viera, oyera, entendiera y creyera era él, el amado, su amado largamente buscado y esperado por prometido y predestinado en su final búsqueda y encuentro quien insistentemente golpeaba a su puerta, a la puerta de su corazón, de su amor, para que le permitiera entrar y fueran uno en el abrazo, beso y amor por siempre y para siempre, trataras de hacerme ver, oír, entender y creer con suma dulzura, ternura, sacrificada, paciente y larga espera durante todos esos años previos.

Por haberme sabido esperar y esperar pacientemente ajustado a la voluntad de Dios en mí en el Espíritu Santo todos esos años, mirándome con tus preciosísimos ojos llenos de amor sentado frente a mí, esperándome, cebándome mate, escuchándome, esperándome, respetándome, como ningún otro varón hiciera ni podría llegar a hacer jamás si no hubiese en él amor verdadero, verdadero amor Divino, el mayor amor de todos los tiempos semejante en todo al Tuyo por la Humanidad, mi Cristo amado, Daniel mi Cristo en Cristo.

Amor, de la más santa y eterna cepa, siembra, cosecha, estacionamiento y guarda en Cristo de los tiempos. Esperando, esperando solo como Vos, Jesús Amado, como solo aquel varón que tuviera verdaderamente tu mismo Espíritu y Corazón como toda la vida me dieras a ver y entender de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo haber de ser en ello que al final lo reconocería, permitiéndome darme cuenta quién era ese varón entre todos los millones de varones restantes existentes sobre la faz de la tierra.

Esperando santamente durante cinco interminables y dolorosísimos años al filo de la espada de mi palabra enterrada nuevamente en cada nuevo encuentro al que te abrías cada miércoles una vez por mes o cada dos o más meses en que accedías permitirme irte a visitar a tu casa para pasarte otra hora o dos horas escuchándome hablar de otros varones, de otros amores que creía ciega y sordamente eran y tenía que ser sí o sí en Dios uno de ellos y ningún otro, te decía, para que supieras que en mi amor y corazón tenías que saber quedarte afuera, no entrar a contar dada tu condición sacerdotal que así te lo impedía.

Teniendo que saberte limitar a ser solo el guía espiritual que también en este designio Dios quisiera predestinar desde siempre y para siempre, te decía, para que supieras ser solo y en todo tiempo puente y medio de final unión entre aquel varón de entre ellos que por tu condición sacerdotal y mayor conocimiento y entendimiento de todas las cosas vieses y entendieses era aquel al que en Dios fuera enviada a buscar y encontrar en el amor, con el amor, por el amor y para el amor.

Porque hasta donde veía y entendía, dada tu condición sacerdotal vos no podías amar ni ser amado humanamente según la concepción establecida e inculcada por la Iglesia. Teniendo por ende que saberte quedar y estar como sacerdote en tu lugar y yo como feligresa en el mío. Sin llegarnos a tocar, salvo solo al tomarnos de la mano para rezar el Padrenuestro, y sin besarnos, salvo solo en la mejilla como saludo entre verdaderos hermanos en Cristo.

Diciéndote y estándote recordando todo esto todo el tiempo. ¡Dios mío, Daniel! ¡Cuánto y qué espantoso dolor te causara durante tantos años, tanto tiempo!!!

Cinco años sentado frente a mí escuchándome, esperándome, amándome, respetándome, escuchándome, esperándome, esperándome... ¡Qué grande fue tu fe, Daniel! ¡Qué grande tu esperanza! ¡Qué grande tu amor sin precedente, sino solo en Vos Jesús Amado por toda la ciega, sorda y endurecida humanidad, que hasta incluso el día de hoy pone en tela de juicio tu existencia, con lo cual, tu íntegro amor por Ella!

Cinco años. Como quisieras hacerme también vislumbrarlo al final sería, cuando desde que tuviera uso de razón y comenzara a vislumbrar que Vos, Señor, me inspirabas de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo tener que saberme guardar en virginidad, y cuando perdí esta por aquella final violación, en castidad, sin volver a estar con ningún otro varón como desde entonces, desde aquel 28 de enero de 1986, cuando Vos sabes, Señor, tuviera mi única relación sexual en la vida, para un hombre que me tenías predestinado con tu mismo Espíritu y corazón que traerías y me llevarías a encontrar hacia el final de mi vida en este mundo.

Encuentro que habrías de producir, en la medida en que supiera mantenerme hasta el fin en mi único caminar en vos, en y tras tus mismas huellas y camino trazado hacía 2000 años, y según me lo fueras indicando.

Vislumbrar, que aún luego de producir dicho prometido final encuentro de caminos con dicho varón, conociéndonos, amándonos, enamorado el uno del otro, dicho varón, conocido y declarado ya como el novio prometido, largamente esperado y buscado, permanecía largamente de pie junto a mí sin siquiera llegarme a besar ni tocar.

Respetándome en la manifiesta voluntad de no pedirme tener relaciones sexuales, sin siquiera atreverse a llegar a pedírmelo, por ver, entender y saber ser Vos, Señor, en mí quien así se lo manifestaba. Sino hasta como en el Cantar de los Cantares el amado decía a las hijas de Jerusalén que no despertaran al amor sino hasta cuando ella quisiera.

Es decir, hasta cuando de Vos y en Vos, Padre, Jesús Amado, en María, por el Espíritu Santo, viera y entendiera se me llamara y llevara a abrirme por saber Vos, Señor, encontrándonos los dos y toda la Humanidad preparada para recibirte, amor, Daniel amado en Jesús Amado, en tu nueva y definitiva vuelta en gloria prometida en y por tu mismo Espíritu Jesús Amado, en tu espíritu Daniel amado, más aún y justamente por tu consagración sacerdotal, en el Espíritu Santo. Amén.


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gladysruth

Fecha: 03:49 04/25 2006
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 (Continúa VI.II respuesta anterior)


Habiéndome sabido esperar, por ende, cinco largos años, como desde pequeña se me hiciera vislumbrarlo dicho novio prometido y predestinado habría de saber hacer en Vos, Jesús, solo por estar crucificado por Vos y en Vos –finalmente viera y entendiera- como para poder soportarlo todo como, como la más firme columna de hierro, y como dice la letra de aquella canción, también nuestra canción, amor, hasta aquí supieras resistirlo todo de Dios en vos y en mí, todos los golpes que en la terrible ceguera, sordera, dureza de corazón y entendimiento que dicho espíritu enemigo me tuviera y tenía llevara a darte hasta allí, como un junco que se dobla y no se quiebra.

Sino que con toda la nobleza de su esencia inquebrantable -en tu Divina esencia inquebrantable constituido a tal fin sacerdotalmente en Cristo vivo, con Su mismo Espíritu en tu espíritu en el Espíritu Santo entre los hombres-, el junco vuelve a terminar adoptando nuevamente siempre su majestuosa erguida posición original, tras el posamiento de un ave o de la más fuerte ráfaga de viento intentando quebrarlo, volvieras a enderezarte, poniéndote y sabiéndote mantener siempre de pie a mi lado, inclaudicable, inquebrantable.

Al ver y entender todo esto, maravillada por vos y de vos, al igual que la amada del Cantar de los Cantares luego de meditar y preguntarse en su interior y encerramiento, tras la puerta que sentía golpear por su amado, pidiéndole que le abriera porque era muy fría y dolorosa la noche afuera sin el calor de su amor, sin ella, si tenía que abrirte o no, quise abrir y abrí de un tirón la puerta, pero ya no te encontré tras ella.

Siendo también entonces que se me permitiera también ver y entender que no era que por ser sacerdote este amor, nuestro amor, amor, no podía ser en Vos y ante Vos, Padre, Jesús Amado, y ante los hombres, sino que por ser exactamente lo que pensaras, querías y predestinaras para ambos, y por medio de nuestro amor y final encuentro en Vos para toda la Humanidad y Creación entera, fuera que en la hora también propicia para ello, te llevara, Daniel, a constituirte en sacerdote.

¿Cómo? ¿Por qué? Por aquellos días y meses siguientes no quisieras, Señor, permitírmelo ver y entender aún muy bien. Sino que como en todo tiempo previo de este caminar en Vos desde Ushuaia quisieras hacer e hicieras, en su momento me dieras a ver y entender de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo solamente qué era lo que a partir de la nueva visión y entendimiento acabado de dar querías que supiera, dijera e hiciera, como siguiente paso necesitado dar de tu Espíritu a mi espíritu en el Espíritu Santo, a través de mi corazón, de mis ojos, de mis labios, de mis pies, de mis manos, de la plenitud de mi ser puesto enteramente en el Tuyo, a entera disposición y servicio que con el mismo quisieras hacer para gloria del Reino de los Cielos y mayor bien de toda la humanidad y creación entera.

Confiando que en su momento, cuando Vos así lo creyeras conveniente y bueno para mí, por ende, para vos, Daniel, Pueblo de Dios, saberlo, si realmente quería saber por qué o para qué lo querías o dispusieras de ese modo, a la luz de los sucesivos hechos y palabras dadas, sumida en profunda oración y meditación constante habrías de revelármelo, tratando de discernir qué de todo ello era realmente Tuyo, qué de dicho espíritu enemigo introducido en el principio en nuestro corazón.

Como en todo tiempo, a tu tiempo y no en el mío, con el paso de los siguientes años y por el paso de nuestro amor junto con nosotros por tus mismos padecimientos al fuego de las más extremas y ardientes tribulaciones, así me lo quisieras hacer saber. ¡Gloria a Vos, Padre, Jesús Amado en el Espíritu Santo Adorado, por los siglos eternos! Amén.

Saber que dentro de tu Plan de Salvación, Padre Amado, Jesús Amado, vos, Daniel, tenías que ser sacerdote para, por un lado, en tanto varón, venirte a representar también a Vos, Padre, Jesús Amado, en tanto varón, así, como venirte a representar en lo personal Madre, María Amada, en tanto mujer, en el Espíritu Santo, por pecadores que en nuestra humanidad los dos fuésemos y seamos a semejanza de toda la restante Humanidad. Humanidad que también en este designio Divino viene a representarte a Vos, Padre, Madre, Jesús, frente a dicho espíritu enemigo que hasta el momento sigue teniendo su voluntad, por ende el gobierno de este mundo. Por pecadora que también toda la Humanidad en su conjunto, al igual que nosotros, siga siendo, hasta que pueda terminar de ser levantada y sacada de este lugar por la fuerza del Espíritu en todos y cada uno de nosotros en su conjunto..

Humanidad santa y pecadora al mismo tiempo en sí misma al igual que vos y yo, Daniel amado. Santa por ser toda Ella –en todos sus miembros- como vos y yo representante Tuya, Padre, Madre, Hijo e Hija Divino en la tierra. Y pecadora por ser toda Ella como vos y yo, Daniel, la humanidad perdida y desterrada del Reino de los Cielos cautiva en este lugar del Abismo y de la Muerte bajo el poder de dicho espíritu enemigo adueñado en el origen de toda nuestra voluntad.

Y ser sacerdote asimismo, porque simbólicamente también vendrías a representar en el Pueblo del que fueras igualmente llamado y enviado a formar parte como sacerdote a toda la Humanidad que a partir de aquellos primeros doce apóstoles –junto con María Magdalena enviada a representarte a Vos, Jesús Amado, a partir de allí como el apóstol número doce, en el anuncio que por su medio quisieras hacerles terminar de llegar a los once que quedaran esperando recibirlo de tu parte- quedara esperando Su vuelta. La vuelta del Novio como la Novia espera al Novio que conforme a Su promesa vuelva a visitarla y llevarla nuevamente con Él en la consumación del tiempo de su espera.

Siendo como finalmente viera fuera enviada. De similar manera a como María Magdalena fue enviada aquel glorioso Domingo de Pascua por el Novio a los apóstoles que como la Novia, en representación de la Novia -que era y es toda la Humanidad- quedara esperando recibir y ver de nuevo al Novio que le fuera arrebatado violentamente por Satanás por medio de su gobierno en el corazón, pensamientos, sentimientos y voluntad de los hombres que por tal razón no supieron ni quisieron verlo, oírlo, entenderlo, creerle, reconocerlo.


(Continúa respuesta siguiente)


 



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gladysruth

Fecha: 03:56 04/25 2006
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(Continúa VI.II respuesta anterior)



Habiendo sido, finalmente de Él y por Él mismo, de Su mismo Espíritu que había salido y sido enviada a semejanza a como María Magdalena, -no ya la prostituta sino santificada por y con Su mismo Espíritu recibido con tal envío que le realizara-, a decirle a los directos sucesores de aquellos primeros doce, por medio de tu persona en particular, Daniel, lo que fuera enviada a decirles.

Para que, sabiendo haber sido Él quien me había enviado no me rechazaran ni desoyeran. De similar manera a como aquellos primeros once hacía 2000 años hicieran con María Magdalena no queriendo ver ni creer lo que ella les decía había visto y oído y le enviara a decirles. Sino solo a medias. Como Pedro y Juan parecieran demostrar en cierto modo haberle creído al salir luego corriendo a ver el sepulcro para ver si era verdad lo que ella les decía.

Sino que, esta vez, me prestaran atención, me escucharan y recibieran en medio suyo, por tu medio, Daniel amado. Como el amado, el novio, el esposo recibe a la amada, a la novia, a la esposa. De igual modo, como la amada, la novia y la esposa en vos –en representación del varón nuevo en Cristo representante no solo del Pueblo que constituido al pie de la cruz fuera de ese modo enviada a buscar, sino en representación de toda la Humanidad por medio de dicho crucificado y sacrificado Pueblo- recibe al amado, al novio, al esposo, siendo como era de Él de quien había salido, sido enviada y estaba aquí para llegada esta hora terminar de hacer en medio de ese pueblo y humanidad en todo su conjunto lo que estaba diciendo y haciendo. Por muy pecadora que en mi pasado y en mi naturaleza humana a semejanza de María Magdalena, hubiera sido, y al igual que vos, y todo el resto de este pueblo y humanidad siga siendo.

En tal sentido, vi y entendí estar en medio de este pueblo en particular y humanidad en general en representación del Padre y del Hijo, por Su mismo Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo suscitado a pleno dentro de mí en Ushuaia para terminar de consumar la Alianza de amor entre Dios y la Humanidad, por medio de nuestro final casamiento.

No obstante saber y entender que viendo y entendiendo tal y como estaban dispuestas las cosas en la humanidad, y particularmente en la Iglesia Católica, como el pueblo que a través de tu persona, Daniel, fuera envida a buscar y encontrar en la Persona y Espíritu de Dios para por medio de nuestro desposorio terminar de consumar en los hechos tal eterna promesa de amor Divino en lo humano, tenía que terminarte proponiendo matrimonio en Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, sin mantener relaciones prematrimoniales, para solo así y entonces, a partir de nuestra primer unión en nuestra noche de bodas concebir y dar a luz a los hijos que se me anunciara estaba llamada a tener con dicho varón predestinado con Su mismo Espíritu y corazón. Por locura que todo ello me pareciera y sabía habría de parecerte, como parecerle a toda la Iglesia y Humanidad cuando llegara a saberlo.

Para a partir de vos, Daniel, y mi final unión con vos en el amor en el Espíritu Santo en la integridad de nuestro ser, terminar de conformar un Pueblo Definitivamente Nuevo en el Espíritu Santo con la integración e inclusión en el mismo de todos los pueblos, naciones y credos de la tierra. Abrazando en un solo y mismo abrazo, por medio de nuestro final abrazo a toda la humanidad en su más disímil y basto conjunto.

Eras vos. Final y definitivamente eras vos. ¡Con qué alegría corrí a decírtelo! Esperando haber de compartir mi misma alegría. Porque estando ciega podía finalmente ver. Y estando sorda, podía finalmente oír, lo que tanto quisieras hacerme ver y oír lo que hasta allí no pudiera, sino hasta entonces.

Para caer tumbada ante el primer intento, de tal frentazo que me pegara. Por ser entonces de tus amados labios que, al igual también a como hacía 2000 años la humanidad a través del pueblo que Vos, Amado nuestro Jesucristo, vinieras a buscar y no encontraras, y al igual a como sabía hiciera con vos hasta allí, quisiste, Padre Amado, escuchara ser no amada, ser no correspondida tampoco de tu parte, Daniel.

Sabiéndote amarme pero cerrándote a mi amor cuando al igual que la amada del Cantar de los Cantares tarde, muy tarde decidiera abrirle la puerta al amado. Cuando al abrirle ya se había ido, ganado por el cansancio, el hastío, la esterilidad y decepción de tanto golpeteo y llamada hasta allí escuchada no querida oír. Para, cuando al final decidiera abrirte al ver y reconocer ser el amado y novio prometido largamente buscado y esperado, tu amor, amor, había desaparecido, encontrándome con el umbral vacío recibiendo de lleno en el rostro la más despiadada, burlesca y cruel caricia de la más fría, oscura y solitaria de las noches.

El amor, tu amor, amor, se había ido. Encerrándose nuevamente en lo más profundo y dolorido de tu también largamente golpeado y herido corazón de mi inconsciente y terriblemente ciega y sorda parte.


“Yo dormía,
pero mi corazón estaba despierto.
Oí la voz de mi amado que me llamaba:
“Ábreme, hermana mía, compañera mía,
paloma mía, preciosa mía;
que mi cabeza está cubierta de rocío,
y mis cabellos,
de la humedad de la noche.”

Me quité la túnica,
¿tendré que ponérmela otra vez?
Me lavé los pies,
¿cómo voy a volver a ensuciármelos?
Mi amado metió la mano
por la cerradura de la puerta,
¡cómo se me estremeció el corazón!

Me levanté para abrir a mi amado,
y mis manos destilaron mirra,
corrió mirra de mis dedos
sobre el pestillo de la cerradura.
Abrí a mi amado,
pero mi amado se había ido de largo.
¡Se me fue el alma tras de él!
Lo busqué y no lo hallé,
lo llamé y no me respondió.

Me encontraron los centinelas,
que andaban de ronda por la ciudad.
Los guardias de las murallas
me golpearon y me hirieron
y me quitaron mi chal.
Hijas de Jerusalén,
yo les ruego
que si encuentran a mi amado
le digan... ¿qué le dirán?
Que estoy enferma de amor.”
(Cant. 5, 2-8)



 



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gladysruth

Fecha: 04:47 04/27 2006
RE: Amado y Amada, Resumido VI.III
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VI.III

 


No dando cabida a dicha no correspondencia de amor, sabiendo finalmente en Dios que ese varón eras vos, Daniel, y que me amabas, cualquiera fuera la razón por la que lo terminaras negando, junto con el pueblo que fuera enviada a buscar y encontrar como la amada del Cantar de los Cantares, como la Novia del Novio en la persona de Cristo en el Espíritu Santo, viendo y entendiendo tener que saberme responder que sí al final, de similar manera a como también José al final terminara diciendo que sí no obstante toda su negativa inicial conforme a la cual quería divorciarse de María y de ese niño por nacer concebido y llevado ya en su vientre, vi y entendí tener que tener la osadía y misma incondicional determinación de María en mis convicciones de ir más allá de todo imposible humano hasta hacerlo posible en Dios.


 


Volviéndote a buscar, Daniel, Pueblo amado en Cristo Jesús en el Espíritu Santo en la Iglesia Católica una y otra vez durante los siguientes años, para proponerte en nombre de Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo que fueras mi esposo, haciéndome tu esposa en Cristo. Recibiendo en todo tiempo el mismo no por respuesta.


 


 Confiando y esperando que siendo como eras el varón que Dios me enviara a buscar toda la vida, si así Él me lo había enviado, era porque Él sabía que a semejanza de José también vos al final habrías de decir que sí. Cuando de similar manera a como con José hiciera en sueños, te permitiera ver, oír, entender y creer que también todo esto habido en mí como en María era todo de Él y en nada así del enemigo ni mío.


 


Viendo y entendiendo tener necesariamente que ser así, para que también en todo cuanto a ambos en este designio de amor y procreación hacía, se verificasen las Escrituras. Para que a la hora de dar testimonio final de todo esto a todos los hombres, no solo vos, Daniel, Pueblo amado en la Iglesia Católica, sino en toda la Humanidad, viera y entendiera que todo esto lo había hecho, estaba haciendo y haría la mano de Dios en total concordancia con todo lo sucedido y anunciado en el Pueblo de Israel según las Antiguas Escrituras, como en estos dos mil años con este nuevo Pueblo dado a luz a los pies del madero según las Nuevas Escrituras.


 


Razón por la cual, vi y entendí que si bien ya era un hecho consumado en lo Divino, aunque aún en los hechos humanos no se hubiera consumado, que vos, Daniel eras ese varón prometido y predestinado en Cristo, convenía que este amor, por ende, la total consumación de este designio de amor y procreación, Señor, que me anunciaras y me llevaras a anunciarte a vos, Daniel amado, el primero, conjuntamente por tu medio a todos los sacerdotes del pueblo al que a tal fin fuera por Jesús enviada, supiera aguardar aún un poco más para su total consumación en Vos, Dios Uno y Trino.


 


 Para hacerlo bajo tu total agrado y bendición. Que aguardara y fuera demorado un poco más aún, hasta que antes de que vos, amor, Daniel, terminaras entrando en mi vientre carnal en, con, por y para Cristo en vos en el Espíritu Santo, toda la humanidad volviera a entrar en el vientre Espiritual de Dios como Su Amada, Su Pueblo Amado, sirviéndole a tal fin previamente también como vientre espiritual como María hiciera, para volverla a dar a luz, hacerla renacer en el Espíritu Santo, en la concepción y conocimiento de esta visión puesta previamente en mí para conocimiento de todos.


 


Visión que sin duda al final habría de cumplirse tal y como me lo llevaras, Señor, a ver, conforme también en un todo a la palabra de Habacuq que para terminar de confirmarme en su total creencia y espera quisieras dirigirme aquella tarde de febrero de 1999, tras pedirte que de alguna manera me confirmaras ser todo ello verdad, de manera tal que si lo creía y espero al final se cumpliría, no viéndome engañada de parte del enemigo en la creencia y esperanza de algo que siendo mentira, por no provenir de Vos, no habría de ver su cumplimiento de la palabra en los hechos jamás. Palabra que fuera ésta:


 


“Me ubicaré en mi torre de vigía y me pondré de pie sobre mi almena para ver si diviso su respuesta, lo que él va a contestar a mi pregunta.


 


Entonces Yavé me respondió, diciendo: “Escribe la visión, anótala en tablillas, para que pueda leerse de corrido.


 


Porque es una visión, con fecha exacta, que a su debido tiempo se cumplirá y que no fallará, si se demora en llegar, espérala, pues vendrá ciertamente y sin retraso.


 


Los soberbios nunca tendrán mi favor, el justo, sí, vivirá por su fidelidad.” (Hab. 2, 1-4)


 


(Continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 04:49 04/27 2006
RE: Amado y Amada, Resumido I
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(Continúa VI.III) 


 


De ese modo, me dieras a ver y entender, Señor, quisieras permitir al enemigo seguir teniendo aún poder sobre nosotros y nuestro amor un poco tiempo más. Por así convenir permitirle que lo hiciera, a los únicos y enteros fines del total cumplimiento del Plan de Salvación trazado no solo para nosotros, sino para toda la Humanidad en Cristo, en el Espíritu Santo.


 


Porque antes de que pudiera llegar a ser posible, y para que justamente pudiera llegar a serlo, primero tenía que decir y hacer todo cuanto desde 25 de Mayo quisieras hacerme ver y entender tenía también que decir y hacer de acuerdo a lo que estando en 25 de Mayo con mamá quisieras hacerme ver y entender para llevar a ver y entender no solo a este pueblo sino a toda la Humanidad en el mundo entero.


 


 


Ya que veía y entendía toda la humanidad había salido en el origen de Vos, siendo ahora cuando la querías reconquistar, tal y como en la visión y palabra comunicada al profeta Oseas expresaras con tu Pueblo harías. Haciendo de no amada tu Amada, y de lo que aún no era un pueblo tu Pueblo, en la medida en que supiera ver y entender previamente que siendo hasta el momento Aquél al que le llamaba su Señor, le dijera llegada esta hora querías terminar de constituirse en su Marido, tal y como al principio lo era y dejara de hacerlo por haberse salido de tu amor y fidelidad.


 


Para lo cual, me dieras a ver y entender, era necesario terminar de sacarla de debajo del poder de dicho espíritu enemigo introducido hasta lo más profundo de su ser y corazón, que desde que lograra hacer tal cosa con ella en el principio, la tenía ciega, sorda y endurecidamente cautiva bajo toda su maldad.


 


Que sin que se diera cuenta, o dándosela, pero no haciendo ni queriendo hacer ni poner nada de sí para verse definitivamente libre del mismo, sino, por el contrario, demostrando o  pareciendo conformarle y, peor aún, agradarle tal sometimiento, resistiéndose, luchando y dando muerte a todos aquellos a los que hasta el momento quisiera enviar -hasta a Él mismo, viniendo finalmente por ella- para hacerla ver y entender de qué manera cayera y quedara convertida en esclava y amante de ese espíritu malo introducido bajo engaño y desapercibidamente en su corazón y amor en el origen de su creación y primer existencia en Él, en su Ser y amor, en su juventud, en sus años iniciales de total inocencia y pureza en Él, la tenía totalmente ciega, sorda y cerrada a tu constante búsqueda tratándola de reconquistar a través de las más extremas manifestaciones de amor que se negaba y resistía a querer ver y reconocer jamás.


 


Enviándome para decirle que había llegado la hora en  la que le iba a retirar y ocultar su mano. Por medio  de la cual, no obstante su separación y alejamiento de tu lado y de tu amor, quisieras seguirla manteniendo  asida y unida a Vos. Protegiéndola, preservándola del extremo mal que dicho espíritu enemigo quería y podía llegar a hacerle en todo su conjunto en forma mucho más terrible aún, al punto de terminarla de arrastrar con él a un estado infernal –fuera del Reino de los Cielos- mucho peor al que en este lugar del Abismo y de la Muerte lograra arrastrarla encadenada a sí, a su propio querer desde su propio querer sobre ella, causándole la muerte eterna de eternos padecimientos y muerte sin fin.


 


No porque querías soltarla de tu amada, poderosa y protectora diestra.  Que nada más querías y quisieras siempre que el que nunca te hubiera sido infiel con dicho espíritu enemigo, dejándote para venirse y descender seducida y llevada por el mismo a este abismo existente fuera del Reino de los Cielos dominio de las tinieblas, de  la extrema maldad, de la muerte –en relación con la vida y estar vivo que es estar solo junto a Vos en el Reino de los Cielos, el Reino de la Luz eterna.


 


No obstante lo cual, en la grandilocuencia de tu infinito amor por ella, quisieras darle aún una nueva oportunidad mediante el Plan de Salvación de volverla a reconquistar, llevar y hacerla ascender nuevamente en todo su conjunto a Vos, a tu amor, al Reino de los Cielos, en donde fuera dada a luz y adónde en realidad pertenece. Impidiendo su total descenso hasta lo más profundo de este Abismo y Valle de Sombras, de la Mala Suerte, de la Muerte, del Horror, manteniéndola sostenida y prendida por una parte de su infiel e indócil corazón a Vos, a la esperanza de su retorno nuevamente a Casa, por medio de tu diestra.


 


Manteniéndola sostenida y unida aún al Reino de los Cielos por medio de tu poderosa y amorosa diestra –como el hilo primordial que la uniera y une con su verdadero origen y ascendencia Divina en Vos en el Espíritu Santo- hasta tanto llegara el día en que sacándola del terrible estado de inconsciencia, ignorancia, ceguera, sordera y rebeldía con respecto a Vos, la Verdad, su procedencia y pertenencia al Reino de los Cielos, su ascendencia y condición Divina, hecha a tu imagen y semejanza Divina en el Espíritu Santo, llevándola a ver, oír, entender, saber, creer quien en verdad era y es en Vos, con Vos, por Vos y para Vos, soltarla de tu mano.


 


 Dejándola completamente sola. Tal y como en todo tiempo quisiera estar y que la dejaras desde que decidiera abandonarte para venir a hacer aquí, fuera de Vos y tus Dominios Celestiales, su propio mundo. Según su propio parecer, creer, sentir, querer. Dejándola terminar de discernir y decidir en total poder de libertad y justa conciencia de todas las cosas, qué era y es lo que en definitiva quiere para sí y todos sus seres amados.


 


 (Continúa respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 04:54 04/27 2006
RE: Amado y Amada, Resumido VI.III
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(Continúa VI.III)


 


Es decir, como llega la hora y ya está aquí en la que en este temporal lugar del Abismo y de la Muerte no va a poder seguir estando, por haber de ser el mismo terminado de transformar en un nuevo cielo y una nueva tierra para todos aquellos que quieran y opten por habitar en la misma, permitiendo a tal fin con el retiro momentáneo de tu mano que quede y caiga bajo absoluto poder del Exterminador, cerniéndose sobre toda la faz de la tierra la más oscura y fulminante de las noches, semejante a lo que fuera aquella noche en Egipto previa a la salida del pueblo de Israel de su cautiverio bajo dicho poder enemigo que lo tenía esclavizado de igual manera –noche que habrá de durar cierto número de años-, en el libre albedrío que le dieras, tendrá que decidir respecto a cual quiere que sea su destino eterno final:


 


Volver a ser levantada y ascender en gloria junto a vos en el Reino de los Cielos, o terminar de caer y descender hasta lo más profundo de este infierno del Abismo y de la Muerte. 


 


Permitiendo que todo  termine de ocurrir en esta hora conforme lo relatado en el libro del profeta Oseas.


 


 “¡Acusen a su madre, acúsenla, porque ella ya no es mi esposa, ni yo soy su marido!


 


Que limpie su rostro de todos esos adornos seductores y tire esas figuras obscenas que se recuestan en su pecho. Porque si no, la voy a desnudar completamente para que quede como cuando nació; será entonces igual como un desierto, como tierra sin agua, y morirá de sed.


 


Ya no querré más a sus hijos, porque son hijos de una prostituta. Sí, puesto que su madre se ha entregado y ha perdido su decencia.


 


¿No era ella que decía: “Déjenme partir con mis amantes que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis bebidas?”


 


Pero ella no sabía que era yo el que le daba el trigo, el vino y el aceite, y quien le proporcionaba en abundancia la plata y el oro, con que hizo sus Baales.


 


Por eso vendré a recuperar mi trigo en la cosecha, y mi vino, en la vendimia; y le quitaré mi lana y mi lino con que cubría su cuerpo.


 


Y dejaré desnuda su figura marchita en presencia de sus amantes. Y nadie me podrá impedir que lo haga.


 


Yo pondré fin a sus diversiones, a sus fiestas mensuales y semanales, y a todas sus demás solemnidades.


 


Echaré a perder su viña y sus higueras que ella tanto quería porque se las habían dado sus amantes. Dejaré que se las coma la maleza y que las pisoteen los animales.


 


Yo la castigaré por esos días en que ofrecía incienso a los Baales y en que se ponía sus aros y collares para correr detrás de sus amantes; y de mí, la ingrata, se olvidaba.


 


Por eso voy a impedir su paso con espinos, voy a cerrarle el camino para que no sepa cómo ir. Perseguirá inútilmente a sus amantes, tratará de encontrarlos, pero en vano.


 


Entonces se dirá: “Me volveré a juntar con mi marido, pues con él me iba mejor que ahora.” Y yo la volveré a conquistar la llevaré al desierto y allí le hablaré de amor.


 


Le devolveré sus viñas, convertiré el valle de la Mala Suerte en un lugar de esperanzas. Y allí ella me responderá como cuando era joven, como en los días en que salió de Egipto. Y no me llamará más por “Señor mío”, sino que me dirá: “Marido mío”. Sacaré de su lengua la palabra “baal”, para que no la pronuncie más en adelante.


 


Ese día haré un pacto con las fieras salvajes, con las aves de rapiña y las serpientes de la tierra, para que no le hagan daño. Romperé el arco y la espada, alejaré la guerra de su tierra. Y haré que la gente duerma segura ahí.


 


Yo te desposaré para siempre. Nuestro matrimonio será santo y formal, fundado en el amor y la ternura. Tú serás para mí una esposa fiel, y así conocerás quién es Yavé.


 


En ese día, palabra de Yavé, escucharé a los cielos y ellos atenderán a la tierra. La tierra responderá al trigo, al vino y al aceite; y éstos harán honor al nombre de Jezrael.


 


Yo sembraré para mí en el país, amaré a No Amada y diré a No mi Pueblo: “Tú eres mi pueblo”; y él me contestará: “Tú eres mi Dios.” (Os. 2)


 


Vi y entendí que si bien esta palabra, como toda palabra expresada en la Biblia se refería al pueblo de Israel, al tiempo de referirse al mismo, era a toda la Humanidad a la que en principio y fin se refería.


 


A la Humanidad, que siendo nuestra madre, antes de ser de los Baales, es decir de Satanás, de terminar convirtiéndose en su amante, por ende, en una prostituta, llevada conforme al seguimiento de su propia voluntad por sobre la Suya, por el querer de todo tipo de demonios introducidos dentro de su corazón, en el principio era ya su esposa y Él su marido.


 


Decidiendo partir de Su lado, de Su amor, llevada por los mismos que le hicieran creer ser en quienes estaba la verdad respecto a lo que era lo mejor para ella, que Él, Dios, teniéndola sometida bajo Si como su esposo no quería darle. Cuando de hecho, era quien se lo había dado y de quien lo había obtenido todo: el trigo, el pan, el agua, el lino, el aceite, las bebidas. Todo lo que necesitaba para vivir como la reina que como Su esposa era, totalmente saciada espiritual, por ende materialmente, sin que nada le faltara. Todo el poder y todo el conocimiento que fuera de Él de quien los tomara. A Él a quien pertenecían y debían ser restituidos.


 


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gladyruth

Fecha: 04:56 04/27 2006
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(Continúa VI.III)


 


Todo lo cual, en esta hora final de su vejez –figura marchita- habría de venirle a quitar, recuperándolo para sí en todos los hijos e hijas que –como el trigo, el aceite, el vino generoso...- demostraran serle fiel. Habiéndola de dejar totalmente desnuda, despojada de todo poder, conocimiento, fama, distinción, orgullo, soberbia, vanidad, altanería, vanagloria, espíritu de creída superioridad y excelencia...construcciones, fiestas, solemnidades, rituales...tenido hasta el momento en relación con todos aquellos amantes con los que lo traicionara...llevándola al desierto.


 


Al más árido de los desiertos de toda su existencia, en donde habría de padecer todo tipo de carencias y miserias a fin de volverla a hacer sencilla, humilde, dócil y obediente a Su amor, tal y como en su juventud, en el origen de Su creación y estadía primera en Él, como Su  amada, Su esposa, lo fuera.


 


Para una vez allí y en tal restaurado estado inicial de total humildad y amor en ella, hablarle de amor, volverla a levantar en gloria, sacándola definitivamente de la más absoluta miseria en la que solo para su mayor bien y dicha final quisiera terminarla de hacer caer, exponer y someter, revestida de dignidad convertida en tu esposa, volver a ser y que te llame ya no más Señor, Dios, sino Marido mío. Desposándola para siempre. Convertida de No Amada en Amada y en lo que no era Su Pueblo, en su pueblo. Es decir, terminar haciendo de toda ella en su más basto conjunto, con todas sus razas, pueblos, naciones y credos, un solo Pueblo, Su Pueblo.


 


Pueblo al que en todo su conjunto llamaba y habría de llamar bajo el nombre de Israel, como aquel primer pueblo Suyo  a partir del cual quisiera comenzar a revelarnos este maravilloso Plan de Salvación tenido para nuestro más basto y disímil conjunto a partir de dicho pueblo como nuestro padre en la fe desde su constitución primera en Él y para Él. Significando Israel “fuerza de Dios” como significa.


 


Fuerza de Dios por medio de la cual quisiera y quería volver a hacer de toda Su amada humanidad perdida y salida de Su amor en el Reino de los Cielos en el principio, convertida desde entonces en No Amada, por así haber querido tomar ella su propia decisión de quedar fuera de Su amor para seguir los propios dictados de su voluntad y ser conforme a los engañosos dictados ejercidos sobre ella por dicho espíritu enemigo, Su Amada, Su Esposa, Su Pueblo.


 


Israel, “Fuerza de Dios”, por medio de la cual habría de terminar sacándola, levantándola nuevamente toda a una fuera y por encima de dicho espíritu enemigo para llevarla de regreso Consigo al Reino de los Cielos como Su esposa, de donde no debiera de haber salido jamás.


 


Consistiendo en ello el Plan de Salvación, de rescate de Su amada esposa en toda la Humanidad perdida bajo la seducción y falsos encantos de dicho espíritu enemigo que terminara convirtiéndola así en su amante y prostituta, tendiente a volver a levantarla y transfigurarla nuevamente a Su imagen y semejanza hasta que volviera a ser como en un principio en Él, en Su amor era y dejara de ser. Hasta que volviera a ser en Su amor hacia Él, de total fidelidad y correspondencia, como en su juventud y años mozos en el Reino de los Cielos fuera.


 


Pero, viendo y entendiendo lo difícil que habría de hacer tal cosa en medio de tantos hombres, pueblos y religiones distintas en los que su aunada inicial Humanidad quedara dividida, enemistada y enfrentada a causa de dicho espíritu enemigo introducido y entronado dentro de sí, fue que quisiera comenzar a hacerlo a partir del tomar y volver a constituir para sí de en medio de toda ella a ese Pueblo. Desde la llamada y promesa realizada en tal sentido a Abraham. Prometiéndole haber de ser padre en la fe de todas las naciones de la tierra. Ya fuera que las mismas quisieran y llegaran a reconocerlo como tal o no.


 


De quien en primera instancia quisiera hacer salir a dos de los más grandes pueblos en la fe de toda la tierra. Al pueblo de Israel, propiamente dicho; y al pueblo de Mahoma, el pueblo Musulmán. Un pueblo nacido de la mujer libre. El otro nacido de la mujer esclava.


 


Uno, constituido en el pueblo de la promesa, del cual habría de nacer el brote de olivo, en nuestro Señor Jesucristo, que habría de terminar de hacer posible la salvación y restitución de toda Su amada humanidad a Él, viniendo de ese modo finalmente Él mismo por ella. Al ver y entender que si no venía y se terminaba sacrificando Él mismo por ella haciendo finalmente de los dos pueblos –que a su vez también pasaran a ser luego, por un lado, el pueblo de Israel propiamente dicho, y por otro lado, el pueblo de los gentiles, es decir de los extranjeros que no formaban parte del pueblo de Israel-un solo pueblo por y en el amor, no habría otra manera de sacarla de debajo de dicho poder enemigo para llevarla de vuelta Consigo al Reino de los cielos.


 


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gladysruth

Fecha: 05:02 04/27 2006
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(Continúa VI.III)


 


Pero al venir y ver que ni siquiera el corazón de este pueblo querido constituir de manera tan particular nuevamente para Vos, para al final hacer entrar en el mismo a toda la Humanidad, cualquiera fuera su raza, lengua o creencia, te correspondía. Ensorbebeciéndose, encegueciéndose, ensordeciéndose y endureciéndose en su corazón por el poder y conocimiento de Vos mismo que quisieras darle no para que se guardara solo para sí, convirtiéndote en su monopolio, sino para que supiera darlo y compartirlo en humildad con todos los demás hombres y pueblos de la tierra. No entrando ni dejando entrar a los demás.


 


Llegando al punto de querer retener y guardar el poder y conocimiento que quisiera darles para que a su vez supieran dar en humildad a todos los demás hombres y pueblos de la tierra, que enceguecido, ensordecido y ganado su corazón por el mismo, sabiendo incluso que eras Vos el que venías a pedirles llegada esa hora te lo restituyera, reconociéndote como Su Rey y Señor, para que a tu vez se lo terminaras de dar a todos los hombres, codiciando el poder, el conocimiento y la viña, el pueblo que le encomendaras para sí, no queriéndotelo entregar, poniéndolo totalmente en tus manos cumplida la misión que a tal fin hasta allí en su pastoreo solo le confiaras, llegara al extremo de ponerte trampas, tomarte prisionero, someterte al peor de los juicios, castigos y muerte.


 


Hecho ante el cual, conforme a lo expresado en la palabra del llamado de Isaías, permitieras que su corazón se encegueciera, ensordeciera y endureciera mucho más aún. Ceguera, sordera y dureza de corazón en la que habrías de permitir permaneciera hasta esta última hora –la consumación de los tiempos- con el único amoroso universal propósito de terminar de hacer entrar a toda la Humanidad que no formaba parte del Pueblo de Israel, llamada por aquel tiempo, los gentiles, los extranjeros.


 


Hacerla entrar por Vos mismo a través de aquellos en los que a tal fin dejarías tu mismo Espíritu en su espíritu en el Espíritu Santo, en el Nuevo y Definitivo Pueblo que querías terminar de volver a hacer de todos los hombres y pueblos de la tierra de todos los tiempos. Conforme al Plan de Salvación y restitución al Reino de los Cielos trazado por el mismo tiempo de producirse su caída fuera del Plan Original de Creación trazado para la misma en todo su conjunto.


 


Pero, viendo y entendiendo en el mismo origen de nuestra creación y caída fuera de la única y total bendición y gracia que tu infinito amor era y es solo para nosotros, que este nuevo pueblo querido terminar de dar a luz a los pies del madero de la cruz desde la entrega de María a Juan como Madre y a Juan como Hijo en el Hijo a María, en representación de toda la Humanidad, en la Iglesia Católica, pueblo del génesis cristiano, la Iglesia Madre, la Madre de la cual habrían de nacer y desprenderse también luego muchos otros nuevos pueblos e iglesias cristianas hasta la llegada de tu gloriosa vuelta prometida hacia el fin de los tiempos, habría de repetir a su vez lo mismo que su Madre –el pueblo de Israel- hiciera, fuera que quisieras terminar de reunir a toda la Humanidad en un Solo Pueblo en el Espíritu Santo. En el Espíritu y en la Verdad. En espíritu y en verdad. Cualquiera fuera la religión, credo o no credo que cada y todo hombre profesara sobre la faz de la tierra.


 


Lo cual, me dieras a ver y entender, Señor, querías terminar de consumar en los hechos en este tiempo final del paso de la Humanidad por este lugar del Abismo y de la Muerte antes de que vuelva a ser levantada en su mayor parte nuevamente en gloria junto a Vos hacia el Reino de los Cielos, descendiendo hasta lo más profundo de este Abismo y Muerte el que así por sí mismo decida y quiera terminar de hacerlo, según cual terminara siendo la respuesta querida dar a este tercer y último llamado y oportunidad querido venir a hacer finalmente en el Espíritu Santo, luego de haberlo hecho en un primer momento desde el Padre mismo desde el Pueblo de Israel y desde el Hijo mismo desde el Pueblo Católico y Cristiano en todo su conjunto.


 


Siendo justamente por este medio que quería terminar de realizar este tercer y último llamado desde el Padre y el Hijo en la Madre y en la Hija en el Espíritu Santo.


 


Viendo y entendiendo llamarme y enviarme a hacerme una en el Espíritu Santo, si bien con toda la Humanidad en su más basto y disímil conjunto, sin acepción de persona de ninguna índole, con toda la Humanidad que no formaba parte ni del pueblo de Israel primero, ni de la Iglesia Católica e Iglesias Cristianas desprendidas de la misma. Comulgando con los no judíos y los no católicos ni cristianos, sin dejar de comulgar en primer lugar con los judíos y con los católicos y cristianos, por ser los pueblos en los que mi fe se originaba y origina, por ende, de los que desde el Padre y desde el Hijo, finalmente como la Hija salida también del Padre desde su salida del Hijo, en el Espíritu Santo, saliera, fuera sacada, enviada y estaba aquí y ahora.


 


Pero, viniendo en Dios, en el Espíritu Santo, a representar a los fines de este designio, -en el único eterno querer de Dios de volver a reunir, congregar y hacer de toda la Humanidad un solo Pueblo- a la parte de la Humanidad Amada de Dios constituida por todos los pueblos, naciones, religiones, hombres y mujeres existentes sobre toda la faz de la tierra, al pueblo Musulmán, Budista...todos los credos de todos los pueblos orientales, africanos, americanos, tribales... ateos, agnósticos...creyesen en lo que creyesen o no creyesen en nada, no judío,  católico ni cristiano.


 


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gladysruth

Fecha: 05:03 04/27 2006
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(Continúa VI.III)


 


Habiendo de ser dicho varón igualmente predestinado en el mismo designio Divino, o sea, vos, Daniel, en Dios, representante a tu vez de todos los demás sacerdotes constituidos en Cristo, quien habías sido enviado para venir a representar tanto a la humanidad judía, como católica y cristiana en el Espíritu Santo.


 


Habiendo de ser por medio de nuestra final Alianza de amor eterno contraída formalmente ante el altar ante el conocimiento de todos los hombres que dicho Pueblo habría de quedar finalmente constituido en Dios, con Dios, por Dios y para Dios, vuelto a ser uno en el amor, con el amor, por el amor y para el amor en todo y en todos. Sin necesidad de que ninguno de los pueblos no judíos, ni católicos ni cristianos dejara de creer en lo que creía.


 


Ni aún siquiera creer en esto, o reconocer todo esto como proveniente de Dios también para con todos ellos. Siendo en el Reino de los Cielos que quedaría terminado de reunir y conformar como un solo Pueblo. Terminando así de entrar todos en la Nueva Jerusalén Celestial en el Espíritu Santo por medio de nuestro final casamiento formal con dicho varón ante el conocimiento de todos los hombres y pueblos de la tierra.


 


Ante tal visión, entendimiento y sueño del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo querido en el amor por y para toda la Humanidad sin acepción ni exclusión de persona ni pueblo de ninguna índole, fue que desde entonces me viera y sintiera llevada constantemente ante tu presencia, Daniel amado, en tu representación de toda la Iglesia Católica y del Pueblo de Israel del cual descendiera la Misma, para proponerte y pedirte quisieras casarte conmigo. Hacerme tu esposa, ser mi marido, como tu marido en Dios que me enviara para que como su esposa te abrieras a tal propuesta y amor manifestándome que sí.


 


Perdonáme por terminar siendo tan hostigosa, persiguiéndote durante tantos años por todos lados y todos los medios posibles para proponerte matrimonio queriendo hacerte entrar junto conmigo en semejante visión.


 


Pero, en un todo siempre dije e hice lo que vi y entendí Dios quería y me enviaba a hacer en medio del pueblo al que me enviaba ante vos, Daniel, en representación por tu parte del mismo, y de mi parte, de toda la restante humanidad. Queriendo como en todo tiempo solo quisiera y quiero hacer en un todo la voluntad de quien sabía y sé me enviara y no la mía.


 


A tal punto viera y entendiera Dios quería hacer tal cosa para toda la Humanidad por nuestro inicial y servicial medio, que para que pudieras  llegar a verlo, entenderlo y creerlo de igual manera no solo vos ni solo la Iglesia en todo su conjunto, sino en esta hora finalmente también toda la humanidad, terminara viendo y entendiendo quisiera llevarme a soltar de tu amada mano, Daniel, que hasta allí fuera para mí como la Tuya, Padre, Jesús Amado, para desde entonces permitirle al enemigo someterme y llevarme a pasar en la más absoluta de las soledades, en medio del más árido, extenso, ardiente y extenuante de los desierto.


 


Desierto en el que la Humanidad fuera arrojada y permaneciera en este mundo bajo el poder y sometimiento de dicho espíritu enemigo desde que saliera de Vos, Señor y Dios nuestro, en el principio, como en el que de aquí en más necesitaba terminar de ser llevada en todo su conjunto para volver a hacer su corazón humilde, dócil y obediente respecto a tu voluntad para con ella por sobre la suya y la del enemigo, tal y como en el principio era y dejara de ser entre los dos. E incluso mucho mejor aún. Mucho mejor, amor.


 


Cerniéndose a partir de ese momento no solo sobre mí ni solo sobre los dos y nuestro amor, sino sobre toda la Iglesia y Humanidad la peor de las noches sin estrellas que aún nos encontramos atravesando, esperando concluya cuanto antes. De ser posible en este preciso instante, en estos días. Amén.


 


¡Gloria a Vos, Padre Amado, Señor Jesucristo, Espíritu Santo, por los siglos eternos! Amén.


 


 



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gladysruth

Fecha: 12:55 04/28 2006
RE: Amado y Amada, Resumido I
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VI.IV


A fin de llevarle a ver y entender en primera instancia a la Iglesia Católica, el pueblo al que me enviaras, nacido al pie de la Cruz, el Pueblo del génesis cristiano, por ende, a todo el Pueblo cristiano nacido y desprendido con el tiempo de ella, luego a toda la Humanidad, lo que en tal sentido querías terminar de hacer con Ella en todo su conjunto en esta hora final de su cautiverio bajo dicho espíritu enemigo, viera y entendiera era preciso que antes de la consumación final de nuestra unión en el amor, Daniel, Pueblo Amado, tenía que terminar de inmolarme sobre el altar como Vos mismo, Jesús Amado hicieras.

Conforme a los votos realizados ante el mismo y sobre el mismo allí en Ushuaia durante aquella misa de envío a partir de la cual me ungieras para ser solo tu voluntad la que de ahí en más hiciera y no la mía. Por ende, no ya la de dicho espíritu enemigo, escondida invisible y subrepticiamente en la que creía era la mía.

Tenía que terminar de inmolarme recordando que con el sí final que te diera y con la unción final que recibiera de manos de aquél otro sacerdote tuyo, el p. Ismael, por medio del cual quisieras aquella tarde ungirme para que al dar testimonio de ello todos vieran, entendieran y creyeran ser verdaderamente de Vos de quien saliera en el Espíritu Santo y no así de mí misma, pusiera sobre el altar y en tus manos toda mi vida, todo mi ser, todo lo que fuera, lo que dejara de ser, lo que era y habría de ser para hacer de ahí en más solo tu querer y no el mío.

Entregándome como verdadero alimento y verdadera bebida a toda la Humanidad y Creación, que sentía, veía y oía gemía de dolor clamando al Cielo por su total y definitiva liberación y justicia, uniéndome con Vos, Cristo Amado, en el decir “Tomen y coman... este es mi cuerpo... tomen y beban...esta es mi sangre, que va a ser derramada por ustedes...” (Lc. 22, 19-20), por impura que sabía mi carne y mi sangre eran como para unirla a la Tuya, Jesús Amado, para de ahí en más darla como alimento y bebida a todos por medio de esta final manifestación del Padre, de la Madre y del Hijo en el Espíritu Santo por medio de esta finalmente también Hija Suya salida en el Espíritu Santo del mismo Padre y Madre en el Hijo Amado, Jesucristo.

Poniéndome incondicionalmente en tus sabias y amadas manos, Padre, Jesús Amado, diciéndote Sí a todo. Fuera lo que fuera que ese todo fuera. Hasta la muerte y muerte en cruz. Cruz de amor por Vos, el Reino de los Cielos, y toda la Humanidad.

Aceptando incluso terminar cayendo enferma de herida mortal en medio del más sangriento, adverso y estéril de los campos de batalla contra el Maligno, de esa pestilente y mortal enfermedad de la que terminara cayendo herida. Enferma de amor.

De amor no solo por vos, Daniel amado, sino enferma de amor por toda la Humanidad. Viendo y entendiendo, ser el pueblo que el Padre, la Madre y el Hijo en el Espíritu Santo me enviaran a buscar y encontrar a partir de tu primer búsqueda y encuentro, Daniel amado, como quien habrías de venir a representar igualmente a Dios como a dicho pueblo de Dios que fuera enviada a terminar de buscar y encontrar definitivamente en Cristo en el Espíritu Santo, para terminar de unirme con él en un solo ser en Dios y desde Dios, como signo final querido dar a todos los hombres de Su final unión y Alianza de amor eterno terminada de celebrar con toda la humanidad en su conjunto, constituido para ello sacerdotalmente como puente entre Dios y los hombres.

¡Bendita enfermedad mi enfermedad entonces, si por su medio te propusieras y quisieras, Señor, terminar de consumar tan grande proeza de amor para con todos los hombres por medio de tu persona sacerdotal y nuestro encuentro y unión final en el amor, Daniel, en la persona de Cristo en el Espíritu Santo! Amén.

Enfermedad de la cual, no obstante todo, terminara pidiéndote no morir, mi Señor amado. Pidiéndote encarecidamente en todo tiempo, concederme la sin igual gracia de morir luchando contra Satanás y sus fuerzas oscuras que tenían dominado el corazón, mente y voluntad de los hombres, no postrada sobre una cama por dicha enfermedad –que también fuera y era muerte muy digna contra el mismo, tal como en los casos de mi hermano Héctor, de papá y de mamá lo fuera, dando los tres su vida no solo en mi lugar para que pudiera llevar hasta el final cuanto desde Ushuaia me enviaras- sino como Vos, Jesús Amado, y todos los mártires cristianos lo hicieran.


(Continúa respuesta siguiente)


 



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gladysruth

Fecha: 12:58 04/28 2006
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(Continúa VI.IV respuesta anterior)



Principalmente como murieran dando su vida por Vos, Padre, Jesús Amado, los primeros mártires de los trescientos años de restauración del Reino de los Cielos en el corazón del hombre luego de tu venida y regreso en gloria a la misma gloria tenida junto al Padre en el Reino de los Cielos, en el principio.

Que me permitieras mantenerme en pie, sosteniendo bien en alto la espada –que es tu Palabra- junto con toda la restante armadura espiritual con la que al decir de Pablo desde Ushuaia quisieras llevarme a empuñar y revestirme a partir de aquel sí y de aquella unción dada y recibida de tu mismo Espíritu, Padre y Jesús Amado, en el Espíritu Santo, para combatir hasta sus últimas consecuencias no al hombre, no a ser humano alguno -que eran y son todos mis hermanos y hermanas en Cristo y en el Espíritu Santo cualquiera sea su creencia o no creencia en nada-, sino contra el Maligno que veía y entendía se encontraba oculto en lo más profundo e invisible del corazón y mente humana, desde donde maquinaba y llevaba a cabo todas las guerras contra y entre los hombres entre sí.

Desde que en el mismo principio de nuestra original existencia en gloria en Vos, Padre Amado, Familia Celestial Amada, les llevara a oponerse a tu voluntad para hacer de ahí en más la suya oculta dentro de la suya –de la humana, de la conforme a los criterios establecidos en este lugar del Abismo y de la Muerte- conforme en un todo a sus propios perversos intereses, por mucho que creyéramos ser los nuestros los que nos proponíamos alcanzar y hacíamos al trazar y fijar nuestro propios planes y proyectos tendientes a alcanzar como únicas metas de nuestra vida en la tierra, convertida desde entonces en el más doloroso Valle de Sombras.

“Por lo demás, háganse robustos en el Señor con su
energía y su fuerza. Pónganse la armadura de Dios,
para poder resistir las maniobras del diablo.
Porque nuestra lucha no es contra fuerzas humanas,
sino contra los Gobernantes y Autoridades
que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras.
Nos enfrentamos con los espíritus
y las fuerzas sobrenaturales del mal.

Por eso pónganse la armadura de Dios, para que en el
día malo puedan resistir y mantenerse en la fila,
valiéndose de todas sus armas. Tomen la Verdad como
cinturón, la Justicia como coraza, y, como calzado, el
celo por propagar el Evangelio de la paz. Tengan
siempre en la mano el escudo de la Fe, y así podrán
atajar las flechas incendiarias del demonio.

Por último, usen el casco de la Salvación y la espada
del Espíritu, o sea, la Palabra de Dios.

Vivan orando y suplicando. Oren, en todo tiempo según
les inspire el Espíritu. Velen en común y prosigan sus
oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo a
favor de todos los hermanos. Rueguen también por mí,
para que, cuando hable, se me den palabras para
anunciar valientemente el Misterio del Evangelio.
Hasta encadenado soy embajador de este Evangelio: que
Dios me dé fortaleza para hablar como tengo que
hacerlo.

Deseo también que sepan de mí y lo que hago. Se lo
Dirá Tíquico, ese querido hermano y fiel ministro del
Señor. Lo mando precisamente para que les dé noticias
nuestras y los conforte a todos.

Que venga sobre los hermanos la paz y el amor junto a
la fe, de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús el
Señor. Y que su bendición esté con todos aquellos que
aman a Cristo Jesús nuestro Señor con un amor
inquebrantable. (Ef. 6, 10-24)

PALABRA DE DIOS

Siendo de hecho así como viera y entendiera quisieras enviarme en un primero desde Ushuaia. Armada como una guerrera, como un soldado, con toda la fuerza y armas espirituales de tu mismo Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo para combatir y terminar de destronar al Maligno de todas las mentes y corazones humanos y de este mundo que ocultamente quisiera tomar para sí gobernándolo según sus propios intereses y criterios desde la profunda ceguera y sordera de unos hombres sobre otros, por mucho que todos creyéramos y nos pareciera ver y oír. Cuando en realidad éramos y somos más ciegos que un topo y más sordos que una tapia.

Siendo igualmente así como viera y entendiera quisieras enviarme de nuevo a Plottier desde 25 de Mayo para terminar de combatirlo y vencerlo respecto a todo cuanto terminara de ver y de entender en la concepción tenida y habida en la Iglesia y Humanidad hasta el momento no era Tuyo, Padre, Jesús Amado, sino del mismo tratándome de engañar y enredar entre sus propios tejes y manejes para de ningún modo llevar hasta el fin lo que desde toda la eternidad en lo Divino y desde Ushuaia en lo humano quisieras enviarme a hacer en tu mismo Espíritu en el Espíritu Santo contra el mismo y su gobierno ejercido hasta el momento sobre toda la humanidad y creación en este lugar del Abismo y de la Muerte.

Como una combatiente de tu glorioso Celestial y terrenal Ejército preparado ya en el Cielo y querido terminar de preparar en la tierra contra el mismo en la decisiva batalla campal contra el mismo y sus fuerzas oscuras que estaba por dar comienzo tanto en el cielo como en la tierra para decisiva liberación total de toda la humanidad y creación de debajo del mortal y opresor sometimiento ejercido sobre sus mentes y corazones por ese poder mortal.

Enviándome de similar manera a como quisieras enviar a Pablo, y a Tíquico por medio de Pablo de tu parte, Padre, Jesús Amado, como embajadora del Reino de los Cielos encadenada por propia, libre y consciente voluntad a este Evangelio, a la restauración del Reino de los Cielos en los corazones de todos.

Para decirles todo esto y confortarlos en esta gran y decisiva batalla que con mi sí final acababa de tener inicio tanto en el cielo como en la tierra. Al tiempo de enviarme a llamarlos a no tener miedo, conservar la paz en Vos, Dios Uno y Trino. Que en todos y cada uno de nosotros en tu mismo Espíritu en nuestro espíritu en el Espíritu Santo nos sostienes. Sabiendo que por más que en esta hora de las tinieblas que habrían de esparcirse por sobre toda la humanidad y el mundo entero parecieras haberte ido, no estar, no dejarte ver, oír, sentir, mostrar, habrías de estar mucho más fuerte con todos y cada uno de nosotros -los hombres, cualquiera fuera su fe- que nunca. Cuanto más si su fe estuviera cimentada en Vos, Cristo Jesús, el Señor.


(Continúa en respuesta siguiente)


 



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gladysruth

Fecha: 13:02 04/28 2006
RE: Amado y Amada, Resumido
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 (Continúa VI.IV respuesta anterior)


Que así mismo los exhortara a terminar de despertar del largo y profundo sueño en el que hasta aquí el enemigo nos tenía y tiene insumido en la más absoluta inconsciencia. Por convenirle a sus propios intereses infernales, seguirnos manteniendo así. Para que sea finalmente cuanto mayor el número de esclavos retenidos y terminados de hacer descender junto consigo hasta los más oscuros, tortuosos y mortales dominios de su infernal gobierno, cuanto menor sea el número de liberados, por ende, redimidos y restituidos a los más luminosos, dichosos y vitales dominios del gobierno celestial de la Luz, de nuestro Padre, Padre de nuestro Señor Jesucristo, en el Espíritu Santo, en donde se encuentra también nuestro origen y todo el resto de nuestra Familia Celestial, que lleva ya mucho tiempo aguardando Allí nuestro tan largamente anunciado final regreso a Casa.

En donde, en Su misma gloria estábamos también en el principio. Gloria Divina y Celestial perdida por nuestra rebeldía, para venir a quedar esclavizados bajo el poder del Amo de este lugar del Abismo y de la Muerte. Ciegos, sordos y endurecidos de corazón y entendimiento espiritual.

Llamándolos a despertar, a ponerse de pie, a revestirse y tomar las armas del Espíritu Santo para en esta hora mala, perseverar en su fe hasta las últimas consecuencias. Hasta la muerte y muerte en cruz, por amor al Reino de los Cielos y a toda la restante Humanidad. A tomar las mismas armas tomadas en el huerto de Getsemaní por nuestro Señor y Maestro.

No las armas materiales inventadas y creadas por los hombres bajo inspiración del maligno para llevar a destruirse unos con otros, -destrucción justificado la más de las veces por hacerlo en auto defensa personal y defensa de nuestros seres amados e intereses-, como también Pedro en aquel momento del genesis cristiano, del nacimiento de nuestro fe, pensando, sintiendo, viendo y entendiendo más con la misma manera de pensar, sentir ver y entender de la razón y carne humana, de los hombres, de lo establecido por el maligno en este lugar del Abismo y de la Muerte, no entendiera tus palabras, Jesús Amado, confundiéndose y llevando una espada humana para tratar de defenderte y defenderse como los humanos suelen hacer. Cuando en todo tiempo solo hablaras y hablas de armas y guerra, combate, batalla espiritual, interior.

Enviándome de ese modo en tu mismo Espíritu en el Espíritu Santo para venir a recordándoles y explicarles las Escrituras. Principalmente a los bautizados en Cristo, a los bautizados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, que creen y guían su vida por ellas que, nuestra arma más poderosa es y tiene que ser siempre y solo el AMOR. Siendo justamente el Amor el arma que nuestro Señor y Maestro terminara de empuñar espiritualmente hasta las últimas consecuencias en aquella hora decisiva que concluyera diciéndote, Padre Amado, “Padre, si puedes has que pase de mí este cáliz –esta hora- mas que se haga tu voluntad y no la mía.”

“Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente.” Pero yo les digo: No resistan al malvado. Antes bien, si alguien te golpea en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te hace un pleito por la camisa, entrégale también el manto. Si alguien te obliga a llevarle la carga, llévasela el doble más lejos. Da al que te pida, y al que espera de ti algo prestado, no le vuelvas la espalda.

Ustedes han oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y no harás amistad con tu enemigo.” Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores, para que así san hijos de su Padre que está en los Cielos. Porque él hace brillar su solo sobre malos y buenos, y envía la lluvia sobre justos y pecadores.

Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué mérito tienen? También los cobradores de impuestos lo hacen. Y si saludan sólo a sus amigos, ¿qué tiene de especial? También los paganos se comportan así. Por su parte, sean ustedes perfectos como es perfecto el Padre de ustedes que está en el Cielo.” (Mt. 5, 38-48)

Dejándose tomar, llevar, enjuiciar y dar muerte dócil y obedientemente por saber que solo con la fuerza de tamaño amor demostrado de la más extrema e incomprensible manera ante la visión, audición y entendimiento humano, habría de terminar de desarmar al enemigo dentro de nosotros y abrir nuestro corazón a su inconmensurable amor, llevándonos a hacer por él y los demás, lo mismo que por amor él hiciera por nosotros.

“¡Felices ustedes si los hombres los odian, los expulsan, los insultan y los consideran unos delincuentes a causa del Hijo del Hombre. Alégrense en ese momento y llénense de gozo, porque les espera una recompensa grande en el cielo. Recuerden que de esa manera trataron también a los profetas en tiempos de sus padres.!” (Lc. 6, 22-23)

El amor no pasará jamás. El amor todo lo puede. El amor es servicial. El amor es siempre fiel. El amor es más fuerte que la muerte. Por ende, más fuerte que todo poder del mal, por poderoso que el mismo sea o parezca ser.

Solo el amor hace ver, oír, sanar, levantar, caminar, librar a los que no ven, no oyen, están enfermos, caídos, inválidos, oprimidos, privados de la libertad, muertos...

Recordarles sobre todo a los cristianos lo que ser cristiano significa. Tanto hace dos mil años como hoy y por toda la eternidad, por adverso que sea el medio en el que en este mundo hayamos nacido, crecido y vivido.

Significa ayer, hoy y siempre, sacrificio, mortificación, saber renunciar por completo a nosotros mismos, a nuestro propio querer, a nuestra propia manera de pensar, a nuestra propia manera de sentir, a nuestra propia manera de ser, a nuestra propia manera de querer, a nuestra propia manera de obrar, para asumir en un todo la manera de pensar, sentir, ser, querer, obrar de Dios en todos y cada uno de nosotros. De Dios y no de dios.

De Dios Padre y Dios Hijo en Dios Espíritu Santo en todos y cada uno de nosotros, nuevamente entronado Su gobierno en nosotros, en nuestros corazones, por el sí bautismal, llamándonos a terminar de convertirnos y transfigurarnos por el amor, con el amor, en el amor y para el amor, Su misma imagen y semejanza. De manera tal que quien nos vea, oiga y reciba en su corazón, sea a Él a quien vea, oiga y reciba como Sus más auténticos emisarios. Y quien no nos vea, oiga y reciba, sea igualmente a Él mismo a quien no vea, no oiga ni reciba.


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gladysruth

Fecha: 13:05 04/28 2006
RE: Amado y Amada, Resumido I
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(Continúa VI.IV respuesta anterior)



Aprendiendo, aprehendiendo, a terminar de cincelar, de templar al rojo vivo nuestro corazón a total semejanza del Suyo, al paso por el más ardiente y purificador de los fuegos y al golpe de la masa sobre el yunque.

Aprehender a ser como Él. Aprehender a amar, a perdón y pedir perdón, a través del paso por las más extremas pruebas y tribulaciones que dejando toda Su realeza y Divinidad Celestial junto al Padre aceptara venir a asumir por y con nosotros, para darnos ejemplo inicial de cómo saber hacerlo, de cómo aprehender a ser nuevamente fieles, mansos, humildes, obedientes...como también nosotros en el principio fuéramos y dejáramos de ser.

Porque, diga lo que el enemigo diga en este mundo para tratarnos de mantener eternamente dentro de su original engaño que nos valiera perder la gloria que también todos nosotros teníamos en el principio junto a Vos, Padre Amado y nuestra Familia Celestial, la verdad, la más irrefutable de las verdades es que solo el sufrimiento, no impuesto ni causado por los demás contra nuestra propia voluntad, sino aceptado asumir y sobrellevar voluntaria, conciente y libremente por amor a nuestro Origen Celestial y amor a todos los hombres y criaturas existentes sobre la faz de la tierra, sin prejuicios ni diferencias de ninguna índole, es lo que al igual que a Vos, Jesús Amado –sabiendo que Vos a diferencia nuestra no cometieras pecado- nos termina de redimir, purificar, santificar, rescatar, volver a levantar y ascender de lo caídos que quedáramos en este lugar del Abismo y de la Muerte.

“...Les he dado un ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes. Porque, en verdad, les digo: el servidor no es más que el que lo envía. Pues bien, ustedes saben estas cosas: ¡felices si las ponen en práctica!

No lo digo por todos ustedes, porque conozco a los que he escogido, y se va a verificar lo dicho por la Escritura: “El que come el pan conmigo, se levantará contra mí.” Se lo digo de antemano, antes de que suceda, para que, después de sucedido, ustedes crean que Yo Soy.

En verdad, les digo: El que recibe al que yo envío, a mí me recibe, y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.” (Jn.13, 15-20)

En el perdón y en el amor infinito reposa el secreto de la verdad. En el saber no devolver golpe con golpe, sino, al igual que Él quisiera a tal fin venirnos a dar ejemplo de cómo teníamos que ser y hacer a Su imagen y semejanza, saber poner siempre la otra mejilla, al extremo de expresar a semejanza Suya cuando nos estén matando o matando al más amado de nuestros seres: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen.” Como Él y los primeros mártires cristianos en un todo. En un todo. EN UN TODO.

Porque, esta última hora que ya ha comenzado habría de ser semejante a la que luego de Su hora aceptaran asumir y padecer junto con Él sobretodo aquellos primeros mártires cristianos, así como los que durante estos últimos dos mil años siguieran siendo inmolados y martirizados por el enemigo para el triunfo de la verdad sobre la mentira, de la vida sobre la muerte, de la justicia sobre la injusticia, del amor sobre el odio, de la libertad sobre la esclavitud, del Reino de la Luz sobre el reino de las Tinieblas.

Hora en la que habría de demandarse la más firme, fiel e inquebrantable de las fe. Habiendo de ser esa la pregunta que también tendría que recordarles hace 2000 años dejara en suspenso para esta hora: “Cuando el Hijo del Hombre venga, ¿habrá fe en la tierra?” ¿Hay fe en la tierra? ¿Tienen fe? ¿Creen en la vida eterna?

Porque créanme cuando les digo que se necesita y necesitará tener una fe semejante a la Suya y a la de aquellos primeros mártires cristianos para no claudicar y mantenernos firmes hasta el final en el único cumplimiento y triunfo en nosotros de la voluntad de nuestro Padre Celestial y del Gobierno de la Luz por sobre la nuestra y la del Gobierno de las Tinieblas, que en esta hora como nunca antes se esparcirán sobre toda la Humanidad y Creación como nunca antes nuestro Padre Celestial le permitiera hacerlo, tratando de retenernos aquí, impidiendo nuestro conjunto regreso a nuestra Patria Natal. A la Casa del Padre.

Habiendo sido igualmente enviada en Su mismo Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo, para llamarlos a saber integrar hoy más que nunca el verdadero Ejército de nuestro Señor Jesucristo en el Espíritu Santo. Que no es otro que el Ejército del Amor, de la Paz, por ende, de la Justicia. Justicia según Dios y el Reino de los Cielos, y no así según los hombres y este mundo. Peor aún, según el Príncipe de las tinieblas. Para quien justicia es ojo por ojo y diente por diente; la venganza; el destruir si me destruyeron; el atacar si me atacaron; el ofender si me ofendieron; el humillar si me humillaron; el dar muerte si me mataron...

Nosotros en cambio, los Hijos e Hijas de la Luz, del Reino de la Luz, de la Paz, del Amor, de la verdadera Justicia, no tenemos ni estamos llamados a buscar y hacer justicia en este mundo, mucho menos con nuestras propias manos. No estamos llamados a empuñar armas tecnológicas humanas y propias de este mundo. Con las cuales solo se empeoran mucho más aún las cosas. Porque creyendo en el más ingenuo y perverso de los engaños acabar por medio de las mismas con el mal y su imperio y opresión, se asesina al hombre, al hermano, y no así al Mal, al Maligno, que de ese modo le estamos dando su mayor de los triunfos llevándonos a destruir a otros destruyéndonos con ello nosotros mismos.

Hijos e Hijas todos de un mismo Padre y Madre Celestial en el Espíritu Santo, todo hombre, todo varón y mujer es nuestro Hermano y Hermana. No solo todo católico, ni solo todo cristiano. Sino todo judío, todo musulmán, todo budista, todo …. (el perteneciente aquí a toda religión y credo existente sobre la faz de la tierra, incluyendo obviamente la de todas las religiones nativas de cada lugar de la tierra…tribales…).

Todo argentino, y no solo todo argentino, sino todo chileno, uruguayo, paraguayo, peruano…. Latinoamericano… americano, africano, asiático, oceánico, europeo… Todo comunista, todo neoliberalista, todo socialista, todo republicano…todo –cualquiera sea su afiliación política- Todo pobre, todo rico, todo hombre cualquiera sea su condición social, política, cultural, económica, étnica, su color, su lengua, su ideología, su sexo o condición sexual, su accionar… Todo terrorista, todo asesino, todo delincuente, todo violador… Todo hombre, en verdad, en verdad es nuestro hermano y hermana.


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gladysruth

Fecha: 13:09 04/28 2006
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 (Continúa VI.IV respuesta anterior)

Porque absolutamente todo hombre ha salido de nuestro Padre Celestial, del Reino de los Cielos y está llamado a volver a allí al igual que quienes nos creemos dignos de hacerlo por creer ser y obrar en un todo como Él quiere. Cuando desde el momento en que hacemos la más mínima diferencia o tenemos el más mínimo prejuicio en tal sentido ya estamos pecando, y de la peor manera, que es la de juzgar, cuando desde nuestra caída y destierro del Reino de los Cielos no estamos en condiciones ni de juzgarnos a nosotros mismos.

Que si a alguien hay queremos juzgar que sea a nosotros mismos, exigiéndonos cambiar y convertirnos primeramente en un todo como nuestro Padre Celestial lo quiere y nuestro Hermano Mayor Jesucristo viniera a darnos ejemplo de ello no para que lo admiráramos y consideráramos solo lo Más, sino, ni más ni menos para que nosotros hagamos y lleguemos a ser en un todo como también Él hecho humano se esforzara al extremo en su carne, en su humanidad por serlo y darnos total ejemplo hasta el extremo en tal sentido. Cambiemos y convirtámonos primero en un todo a nosotros mismos a imagen y semejanza Divina, de Cristo en el Espíritu Santo, si realmente queremos que todo cambie solo como consecuencia de ello a nuestro alrededor y en el mundo entero, aboliendo de por sobre la faz de la misma de una vez y para siempre las guerras para instaurar el Reino, el Gobierno universal de la paz, desde nuestros mismos corazones en paz con todos y con todo. Amén. ¡Gloria a Dios!

Porque todo el mal que existiera o pudiera llegar a existir en quien asesinamos –así sea en defensa propia- saliendo de él, ella o ellos, se pasa y queda en nosotros, carcomiéndonos por lo que hiciéramos, enfermándonos de tanto mal como el que creyéramos destruir.

¿Tenemos que dejar entonces que nos maten? La lógica de los hombres y del mundo, por ende del Gobernador de este lugar del Abismo y de la Muerte inculcada y enraizada hasta lo más profundo de nuestro cautivo corazón nos dice que no. Que está bien matar para impedir que nos maten o maten a quienes amamos. Pero, esa es la lógica y juicio humano y de este mundo.

La lógica y juicio de Dios escapa a toda lógica, juicio y comprensión humana y mundana. Razón por la cual en todo tiempo se la ha tildado de locura... Porque, por incomprensible, inadmisible e insufrible que les resulte a los que piensan, sienten, quieren y creen según la lógica, juicio y comprensión de la razón y de la carne, la lógica y juicio Divino es justamente todo lo contrario de lo que para la lógica, juicio y comprensión humana y de este lugar del Abismo y de la Muerte es. De modo que si queremos saber, ver, oír, entender, ser, querer y creer según la lógica, juicio, comprensión y sabiduría Divina tenemos que darnos vuelta los prismáticos. Siendo como es: lo opuesto por el vértice.

Por consiguiente, sí. La lógica, juicio, comprensión y sabiduría Divina es la locura de dejarnos matar antes que matar, sea por la causa que sea. Alcanzando solo así y entonces la verdadera santidad, haciéndonos en un todo a Su misma imagen y semejanza Divina.

Porque no es aquí adónde por concepción, creación y predestinación pertenecemos. Si no al lugar del que, causándonos y haciéndonos caer en la muerte del Espíritu Divino en nosotros en la que en este sepulcro del Abismo y de la Muerte nos encontramos muertos y sepultados respecto a la verdadera vida que en el principio teníamos junto a nuestro Padre y Familia Celestial y perdiéramos, bajo engaño y la peor de las mentiras echa creer como verdad en los tiempos de nuestra infancia espiritual celestial, el Maligno, el padre de la mentira, nos arrancara en el principio, quitándonos toda gloria celestial tenida junto a nuestro Padre, inculcándonos y llevándonos a guiar en un todo por su misma lógica, juicio y comprensión tergiversada y engañadora de todas las cosas.

De manera tal que, no les quepa la más mínima duda. En la medida en la que obrando en un todo a imitación Suya, dejándonos encadenar, enjuiciar, condenar a muerte y asesinar injustamente, martirizados, entramos como Él inmediatamente de nuevo al Reino de los Cielos a vivir de vida eterna junto al Padre, a la Madre, a Él y a toda nuestra restante Familia Celestial que aguarda ya nuestro universal regreso a Casa, revestidos de la más maravillosa de las glorias y gozos que en este mundo imagináramos llegar a tener y alcanzar jamás.

“Entonces dijo Jesús a sus discípulos: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga. Pues el que quiera asegurar su vida la perderá, pero el que pierde su vida por mí, la hallará. ¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo? Pues, ¿de dónde sacará con qué rescatar su propia persona?

Sepan que el Hijo del Hombre vendrá con la Gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles; entonces recompensará a cada uno según su conducta. En verdad les digo que algunos de ustedes no morirán sin antes haber visto al Hijo del Hombre viniendo como rey.” (Mt. 16, 24-28)

Palabra de Dios

Teniendo, por ende, Jesús Amado, al igual que, Vos, hicieras, confiar nuestra defensa y causa, por ende todas las injusticias cometidas contra nosotros y los nuestros, en tus Divinas manos. A la hora del definitivo levantamiento y encuentro de toda la Humanidad ante Vos llegada la hora del Juicio Final que ya se encuentra también aguardando a la puerta del término de esta hora.

Porque la verdad que vinieras a decirnos y que el Maligno tratara de impedírtelo decir a toda costa a través de su imperio e imposición en el corazón de los hombres tanto de aquella época como de los de la mayoría de la nuestra de la mentira que nos hiciera y hace creer, ver, oír, sentir, parecer como verdad, cuando es la peor de las mentiras, es que mientras estamos en este lugar del Abismo y de la Muerte en el que nos encontramos estamos vivos, y que cuando dejamos de existir visible, físicamente aquí estamos muertos, siendo como es que solo estuviéramos vivos, estábamos vivos, vivíamos, cuando en el principio vivíamos a Tu lado, Padre, Familia Celestial Amada.

Pasando a quedar y estar desde entonces en este frío, oscuro, tenebroso, confuso lugar sepulcral en el que cayéramos y quedáramos desde entonces muertos y enterrados para la vida que en el principio teníamos en el Reino de los Cielos. Vida que perdiéramos y solo podemos volver a hallar, dejando la que aquí creemos tener para volver a tener la que en el principio cuando estábamos junto a Vos en gloria teníamos y neciamente perdiéramos.

Siendo por tal razón que está escrito en el principio cuando aún estábamos vivos junto a Vos nos advirtieras: “Puedes comer de cualquier árbol que haya en el jardín, menos del árbol de la Ciencia del bien y del mal; porque el día que comas de él, morirás sin remedio.” (Gén. 2, 16)

Desobedeciendo tan amorosa advertencia paterna, de similar manera a como un niño mete los dedos en un enchufe, muriendo electrocutado, cuando sus padres, tratándolo de poner a salvo de algo que sabían habría de causarle contra su infantil ignorancia y desconocimiento una muerte segura, haciendo en desobediencia y rebeldía todo lo contrario de los sabiamente aconsejado por nuestro Padre y Madre, comimos, más bien entramos en el lugar en el que como en una universidad reposa el conocimiento de todas las Ciencias –que según como y quien las aprenda y el uso que se haga de ellas, pueden adquirirse para hacer el bien o el mal- del bien y del mal, no encontrándonos aún espiritual y concientemente preparados como para recibir tanto y todo ese conocimiento Divino de golpe, nos causáramos la muerte. Morimos. Estamos muertos, creyéndonos vivos.



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gladysruth

Fecha: 13:12 04/28 2006
RE: Amado y Amada, Resumido
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(Continúa VI.IV respuesta anterior)


Siendo, por ende, este el lugar del Abismo y de la Muerte al que Vos, Jesús Amado, dejando igualmente el Reino de los Cielos, de la Vida, no por pecar sino por amor, vinieras en nuestra búsqueda y encuentro, para devolvernos el conocimiento de la verdad respecto a nuestro origen, pertenencia y destino final al que estamos llamados a volver cuando todo en este lugar termine por autodestruirse, justamente por el mal uso de tales Ciencias mal habidas en el Reino de los Cielos.

Lugar asimismo del que volvieras a salir resucitado de regreso al nuestro origen del que como el Hijo y Hermano Mayor salieras en nuestra amorosa búsqueda para volvernos a abrir y trazar el camino de regreso a Allí. Dándonos a saber con tu propio ejemplo qué teníamos que hacer al igual que Vos para regresar a Allí para siempre.

“Yo, Juan, hermano de ustedes, con quienes comparto las pruebas, el reino y la perseverancia en Jesús, me encontraba en la Isla de Patmos, a causa de la Palabra de Dios y por haber proclamado a Jesús. Se apoderó de mí el Espíritu, el día del Señor, y oí a mis espaldas una voz que sonaba como trompeta. “Escribe en un libro lo que veas, y manda ese libro a las siete Iglesias de Efeso, Esmima, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.”

Me volví para ver quién me hablaba; detrás de mí había siete candeleros de oro, y en medio de los candeleros vi a uno que es como Hijo de Hombre, con un vestido que le llegaba hasta los pies y un cinturón de oro a la altura del pecho.

Su cabeza y sus cabellos son blancos, como lana blanca, como nieve, y sus ojos parecen llamas de fuego. Sus pies son semejantes a bronce pulido, cuando está en horno ardiente. Su voz es como estruendo de grandes olas. En su mano derecha tiene una espada de doble y agudo filo. Su cara es como el sol cuando brilla con toda su fuerza.

Al verlo, caí como muerto a sus pies; pero me tocó con la mano derecha y me dijo: “No temas nada, soy Yo, el Primero y el Último. Yo soy el que vive; estuve muerto y de nuevo soy el que vive por los siglos de los siglos, y tengo en mi mano las llaves de la muerte y del infierno.

Escribe, pues, lo que has visto, tanto lo presente como lo que debe suceder después. Entiende el significado secreto de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete Iglesias, y los siete candeleros son las siete Iglesias.” (Ap. 1, 10-20)

Palabra de Dios

¿Inconcebible dejarnos matar como corderos en el Cordero? Si nos dejamos guiar solo por tus juicios y criterios Divinos en nosotros en el Espíritu Santo, Padre, Jesús Amado, no lo es. Teniendo tu misma visión, audición, entendimiento, sabiduría y juicio Divino de todas las cosas.

Inconcebible y locura sí, si en cambio no obstante ser y llamarnos cristianos por bautizados seguimos pensando, sintiendo, siendo, queriendo y obrando de igual manera a como lo hacíamos cuando no lo éramos.

Por ende, igual que el juicio y criterio humano, mundano, del Amo de este mundo que de ese modo al sacarnos y apartarnos de Vos, Padre, Jesús Amado, en el principio, para dejarnos desde entonces sumidos en el seno de la muerte, pensando, sintiendo, siendo, queriendo y obrando como los que están muertos para la vida del Reino de los Cielos, en estas tinieblas de la muerte y del infierno lo hacen.

Conforme al tergiversado juicio y criterio del Maligno en nuestro ser. Lo peor del caso, haciéndonoslo ver, creer, tener y aplicar a rajatabla como si fuera el Tuyo en nosotros. Instándonos a responder al mal con el mal, al odio con el odio, a la muerte con la muerte, a los golpes con los golpes, a la esclavitud con la esclavitud, a la soberbia con la soberbia, a la injusticia con la injusticia...

Cuando nosotros en cambio, no solo los cristianos, sino los ciudadanos del Cielo –por muy caídos que desde Allí en este lugar del abismo y de la muerte nos encontremos- estamos llamados en el mismo Espíritu Divino de nuestro Padre y Ascendencia Celestial a llegar a hacernos extrema violencia interior y personal para venciendo todos esos dictados propios del maligno y de este lugar al que no pertenecemos en nosotros, para al igual a como Vos, Jesús Amado, vinieras a jugarte y darte el todo por el todo para demostrarnos cómo éramos que tenías que saber volver a ser para ser dignos embajadores del Reino de los Cielos en este mundo, enseñándonos con tu mismo primer y extremo ejemplo a aprender a responder siempre al odio con amor, al mal con el bien, a la incomprensión con la comprensión, a la guerra con la paz.

Sin violencia, sin golpes de puños ni armas humanas. Venciendo solo al enemigo a tu manera. A la manera de Cristo. Empezando por querer y saber renunciar en un todo a nosotros mismos, para tomar nuestra cruz y seguirte hasta el final en el camino que con tu primera extrema renuncia y martirio a tal fin y sobretodo para esta hora quisieras venir a abrirnos, dejándonoslo bien señalado con el rastro que camino hacia el Calvario fueras dejándonos con el peso de nuestra cruz que cargaras por nosotros –para ser finalmente nosotros quienes la carguemos con Vos, en Vos, por Vos y para Vos- embebido con el derramamiento de Tu propia preciosa sangre vertida desde la cruz sobre dicho rastro, para que el paso del tiempo en la espera de tu vuelta prometida nunca lograra borrarlo ni cerrarlo.

Aceptando saber y querer caer en tierra y morir a nosotros mismos como el grano de trigo y como el grano de mostaza para dar mucho fruto y convertirnos en los más firmes e inquebrantable de los árboles en los que puedan venir a buscar refugio y encontrarlo todos los hombres y mujeres del mundo entero que así lo necesitasen.

Como con tu misma primera renuncia de Vos mismo, de tu propio querer para hacer solo el del Padre hasta el final, nos lo manifestaras en la palabra, que en esta hora me envías a recordárselas en el Espíritu Santo, consumándolo en los hechos con tu extremo sacrificio en cruz. Para darnos ejemplo de lo que sobretodo llegada esta hora a total imitación tuya, sobretodo los cristianos del mundo entero supiéramos hacer lo mismo que hicieras, y aún cosas mayores, conforme a tu propia palabra, como Cristo en Cristo en el Espíritu Santo. Amén.

Viendo llegada así la hora, y estar ya ahí –mediados y fines del 2001-, en la que antes de llegar a la plena consumación de nuestro amor, Daniel amado, en la total certeza ya de ser vos aquél que toda la vida buscara y esperara en Dios Uno y Trino también en vos como en mí, veía y entendía tenía que terminar de asumir, Jesús Amado, llamarte y llamarlos a asumir, tu misma pasión, juicio, calvario, cruz, muerte y resurrección, Jesús Amado.

Comenzando con hacerlo a imitación Tuya en mi propia carne para en esta hora darles igualmente ejemplo en el Espíritu Santo de lo que llegada esta hora esperabas y esperas de nosotros en esta hora que es la hora de la manifestación de los auténticos hijos e hijas de Dios, de los Hijos e Hijas del Padre y de la Madre en el Hijo, y en la Hija salida del Hijo, en el Espíritu Santo.

A partir de terminar de asumir y padecer dicha enfermedad del cáncer, con todo lo que ello implicara en mi familia, en nuestro amor, entre los dos, en nuestra pareja y a título personal. Llevándome a sentirme y saberme entregada y depositada desde incluso antes del sí dado en Ushuaia sumergida en el mismo seno de la muerte y de la tumba. A fin de que llegada esa hora no teniéndole ya miedo al Maligno, me amenazara con lo que me amenazara a fin de atemorizarme para que no terminara haciendo precisamente todo esto que por entera gracia Divina llegada esta hora en el Espíritu Santo estoy terminando de hacer.
 


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gladysruth

Fecha: 13:14 04/28 2006
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(Continúa VI.IV de respuesta anterior)


Tenía que terminar de morir a mí misma y a mi propio humano y mundano querer en un todo. Para que en un todo, terminaras de ser solo Vos, Jesucristo, en el Espíritu Santo, quien tras el paso final por todo lo mismo que al venir hacía 2000 años tuvieras que pasar y soportaras en medio y de parte de tu mismo amado pueblo al que fueras enviado y vinieras a buscar y encontrar en el amor que de su parte no encontraras, brillar gloriosamente Resucitado en medio de este nuevo Pueblo y Humanidad a la que finalmente de tu Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo me enviaras para manifestar a todos que Cristo Jesús es el Señor para gloria de Dios Padre. Amén.

¡Gloria a Vos, Señor Jesús! ¡Gloria por siempre a Vos, Padre y Madre Amado y Amada! ¡En el Espíritu Santo, por los siglos eternos! Amén.

“Cuando terminó este discurso, Jesús elevó los ojos al
cielo y dijo: “Padre, ha llegado la hora: da gloria a
tu Hijo para que tu Hijo te dé gloria a ti, usando el
poder que a él le diste sobre todos los mortales, para
comunicar la vida eterna a todos aquellos que le diste
a él. Pues ésta es la vida eterna: conocerte a ti,
único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesús, el Cristo.

Te he glorificado en la tierra, cumpliendo la obra
que me habías encargado. Ahora tú, Padre,
dame junto a ti la misma Gloria que tenía a tu lado
desde antes que comenzara el mundo.

He manifestado tu Nombre a los que me diste
apartándolos del mundo. Tuyos eran y me los diste
y han guardado tu palabra.

Ahora ellos reconocen que viene de ti todo lo que me diste.
Las palabras que me confiaste,
se las he entregado y las han recibido.
Reconocieron verdaderamente que yo he salido de ti,
y creen que tú me enviaste.

Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo,
sino por los que tú me diste, que ya son tuyos
–todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío-,
y yo he sido glorificado en ellos.
Yo ya no estoy en el mundo,
pero ellos se quedan en el mundo, mientras yo vuelvo a ti.
Padre Santo, guárdalos en ese tu Nombre que a mí me diste,
para que todos sean uno como nosotros.

Cuando estaba con ellos, los guardaba en tu Nombre
y cuidaba de ellos, y ninguno se perdió,
sino el que llevaba en sí la perdición,
con lo que se cumplió la Escritura.
Ahora vuelvo a ti y digo esto mientras estoy en el mundo,
para que tengan en ellos la plenitud de mi alegría.

Les he dado tu mensaje y por eso los odia el mundo,
porque ellos no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo.

No te pido que los saques del mundo,
pero sí que los defiendas del Maligno.

Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Hazlos santos según la verdad: tu Palabra es la verdad.

Así como tú me enviaste al mundo,
así yo también los envío al mundo,
y por ellos voy al sacrificio que me hace santo,
para que ellos también sean verdaderamente santos.

No ruego solamente por ellos,
sino también por todos aquellos que
por su palabra creerán en mí.
Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mí,
y Yo en Ti. Sean también uno en nosotros:
así el mundo creerá que tú me has enviado.

Esa Gloria que me diste, se la di a ellos,
para que sean uno como tú y yo somos uno.
Así seré yo en ellos y tú en mí,
y alcanzarán la perfección en esta unidad.
Entonces el mundo reconocerá que tú me has enviado
y que yo los he amado como tú me amas a mí.

Esos que me has dado, Padre,
yo quiero que allí donde estoy yo,
estén también conmigo y contemplen la gloria,
que tú me diste, porque me amabas,
antes que comenzara el mundo.

Padre Justo, el mundo no te ha conocido,
mientras que yo te conocía,
y éstos a su vez han conocido que tú me has enviado.
Yo les he enseñado tu Nombre y seguiré enseñándoselo;
y así, el amor con que me amaste estará en ellos,
y yo también estaré en ellos.” (Jn. 17)

PALABRA DE DIOS

AMÉN.

¡BENDITO Y ALABADO SEAS POR SIEMPRE DIOS PADRE TODOPODEROSO, DIOS SEÑOR NUESTRO JESUCRISTO, MARÍA MADRE NUESTRA, ESPÍRITU SANTO POR LOS SIGLOS ETERNOS! AMÉN.

¡GLORIA A VOS, SEÑOR JESÚS!

¡VEN, SEÑOR JESÚS, VEN!

¡VEN, AMADO MÍO, VEN!

¡VEN, ESPÍRITU SANTO!

¡VEN!



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gladysruth

Fecha: 10:51 05/01 2006
RE: Amado y Amada, Resumido I
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VI.V


 


Viendo y entendiendo así que si bien el principio y fin de la razón por la cual había sido enviada por el Padre y el Hijo desde la Madre y la Hija en el Espíritu Santo en la persona de Cristo, era para llevar a la total final consumación el amor de Dios con la Humanidad a partir de la consumación final de nuestro amor, Daniel, como varón igualmente ungido y predestinado en la persona de Cristo desde el Padre y el Hijo en el Espíritu Santo, antes de su consumación final en el Espíritu Santo en ambos, en representación de toda la Humanidad, tenía que terminar de asumir en la persona de Cristo todo lo mismo que hacía 2000 años Vos, Amado nuestro Jesucristo, asumieras.


 


Para que la Humanidad viera y entendiera lo que llegada esta hora, esperabas que de igual manera toda Ella hiciera, para solo así poder terminarla de levantar y sacar de aquí.


 


Siendo algo, por ende, que para que todo tu Pueblo Amado, en la Humanidad entera, terminara igualmente viendo, entendiendo, creyéndose y uniéndose a esto último que llegada esta hora querías terminar de hacer y estabas ya haciendo en el Espíritu Santo para su final y definitivo nuevo y total levantamiento en gloriosa restitución a tu lado en el Reino de los Cielos, que tenía que terminar haciendo necesariamente no solo yo, sino también dicho varón predestinado en un todo junto conmigo, o sea, vos, Daniel, amado, así como todo el pueblo que en la Iglesia Católica quisieras, Señor, constituir desde el pie de tu cruz hacía 2000 años para su final sacrificio por toda la Humanidad.


 


Para que por medio de nuestro final total sacrificio en esta hora, permitirte terminar de hacer posible el reingreso de toda la Humanidad y Creación salida y sacada de Vos en el principio, a través de la total consumación en los hechos del Plan de Salvación trazado y querido revelar al hombre en todo su conjunto por medio de la original constitución y sacrificio también original del pueblo de Israel.


 


Viendo y entendiendo que de igual manera en que hacía 2000 años fuera necesario el sacrificio de un solo hombre –tu sacrificio, Jesús Amado- por todo un pueblo, en esta hora final del paso de la Humanidad por esta tierra de destierro era necesario el sacrificio de solo todo un pueblo por todo tu Pueblo querido terminar de hacer de toda la Humanidad, respetando las características particulares de todos los demás, importándote solo hacerlos entrar de la manera que fuese.


 


Vi y entendí que fuera por ello que hacía 2000 habías querido constituir todo un nuevo pueblo con tu mismo Espíritu en su espíritu en el Espíritu Santo. El pueblo de Cristo. Pasando a ser dicho pueblo y Vos un solo ser. Cristo Vos y Cristo dicho Pueblo en Vos, en Cristo. Por ende, Cristo dicho Pueblo. Un pueblo de víctimas de propiciación en la Víctima de propiciación por excelencia que fueras y sos Vos, Cristo Amado.


 


Viendo y entendiendo ser exactamente eso lo que el bautismo y ser bautizados en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo significaba y significa. Ser bautizados, por ende, constituidos en la persona de Cristo.


 


Aceptando pasar a convertirnos y ser a partir de dicho bautismo recibido en Cristo, sumergidos en tu misma Sangre y renovados, suscitados en tu mismo Espíritu, en el Espíritu de Cristo, tal como Pablo lo manifestara, en hostias vivas.


 


Otros Cristos en Cristo Vivo en todos y cada uno de nosotros. Convertidos, así, también nosotros en verdadero alimento y bebida celestial junto con Vos, en Vos, por Vos y para Vos, Padre, Jesús Amado. Verdadero alimento y bebida celestial de vida eterna bajado del Cielo en todos y cada uno de nosotros. No para alimentarnos y saciarnos hasta reventar con el mismo nosotros solos, sino para ofrecerlo, ofreciéndonos, sobre el altar junto con Vos, Cristo Amado, dándolo, dándonos en sacrificio de vida en este mundo para saciar el hambre y la sed de Vos, de la Verdad, y de Eternidad, del Reino de los Cielos, que millones y millones de hombres y mujeres tienen. Buscando verdadero alimento y verdadera bebida de Vos por todos lados y no encontrando.


 


A fin de que por medio de nuestro final total sacrificio en Vos, con Vos, por Vos y para Vos en el Espíritu Santo, de similar manera a como en Egipto con el faraón hicieras, llevarle a dicho espíritu enemigo a soltar y dejar partir libre de este lugar del Abismo y de la Muerte a toda la Humanidad y Creación que hiciera caer y mantuviera ciega, sorda y endurecidamente esclavizada bajo su poder desde que como consecuencia de la mentira y muerte espiritual que en el origen le causara la hiciera salir de tu amor, paz, salud, dicha y gloria eterna.


 


            Viendo y entendiendo que hacía dos mil años no te habías dado en sacrificio Divino a dicho espíritu enemigo, para saciar su sed de sangre y carne humana que en todo tiempo el mismo tuviera de una vez y para siempre. Sino que haciendo solo punta en la apertura de tal camino sacrificial, a fin de liberar a la restante humanidad de tal sacrificio de parte de dicho espíritu enemigo con el propio sacrificio, lo hicieras para que en estos dos mil años, pero sobretodo en esta hora final del paso y estadía de la Humanidad y Creación de debajo del poder de dicho monstruoso espíritu enemigo, terminemos de convertirnos al igual que Vos en Auténticos Hijos e Hijas del Altísimo en el Hijo en el Espíritu Santo, en la persona de Cristo, sabiendo hacer exactamente lo mismo.


 


            Siendo por ello que te sacrificaras de la manera en la que te sacrificaras. Porque solo de ese modo, habrías de poder dejar tu mismo Espíritu de extremo sacrificio en el mundo. De manera tal que todo aquel o aquella que aceptara ser bautizado en tu Persona, en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, lo recibiera. Entrara, más bien adormecido en lo más profundo de su ser, se despertara y pusiera nuevamente en movimiento para también por nuestro medio poder llegar a hacer grandes proezas y maravillas en nosotros y en el mundo entero.


 


            Por medio de la trasmisión y suscitación desde entonces de tu mismo Espíritu y Corazón en nuestro espíritu y corazón en el Espíritu Santo. A fin de llegar a convertirnos en tu misma imagen y semejanza Divina en el Espíritu Santo. Tal y como en el principio concibieras, quisieras y predestinaras llegáramos a serlo hasta que por la intromisión de dicho espíritu enemigo todo quedara malogrado en nuestro ser y corazón.


 


            A tal punto, que introducido y entronado desde entonces dicho espíritu maligno en nuestro corazón, trasmitiéndonos su mismo espíritu, llegara a convertirnos en seres sádicos,  con sed y hambre de ver, degustar y participar de perversos sacrificios humanos. Tal y como lo fuera su máximo público exponente los sacrificios humanos realizado sen el coliseo o circo romano de aquella época. En donde a los hombres les gustaba y se relamían por ver derramamiento de sangre y muerte, muerte, muerte. ¡Terrible!


 


(Continúa en respuesta siguiente)


 


 


 



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gladysruth

Fecha: 10:54 05/01 2006
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(Continúa VI.V)


 


            Igualmente sucede hoy en día. Como en estos dos mil años siguiera sucediendo de miles de maneras diferentes.  Llegando incluso muchos a compartir la pena de muerte. Lo peor de todo, como algo justo proveniente de Dios. De dios, sí. Pero no de Dios. Es decir, del dios Satanás. Por ende, de los dioses humanos que por tener el poder han llegado a creer ser dueños de la vida y de la muerte de los demás. Cualquiera sea la cosa que esos demás hicieran. Incluso si mataran. Llegando ellos mismos a convertirse en asesinos al darle muerte apoyados por los tribunales y leyes humanos establecidos en este mundo para justificar sus muertes.


 


            Siendo la única manera de poder terminar de liberar al hombre, a la humanidad entera de dicho espíritu enemigo introducido dentro de sí de sed y hambre de ver saciada su sed y hambre de justicia con el derramamiento de la sangre y muerte de quienes le causaran tal injusticia –si en verdad llegaran a causarla; habiéndose condenado a muerte y dado muerte a tantos inocentes encontrados y condenados como culpables por los tribunales humanos y mundanos; tal y como lo querido demostrar permitieras, Señor, sucediera de parte del Maligno de manos de los hombres con los hombres de aquellos tribunales y juicios humanos que hacía 2000 años te tendieran trampas, acusaran y condenaran a muerte, dándotela como te la dejaras dar- por medio del sacrificio libre, voluntario y pleno de amor de hombres y mujeres que a imitación Tuya en un todo de igual manera quisieran y aceptaran hacerlo hasta la muerte y muerte en cruz.


 


            De Cristos Vivos en el mundo entero. No de uno solo. Sino de cientos, miles, de millones. Siendo por ello que quisieras inmolarte el primero. Permitiendo que el enemigo te diera muerte para saciar la sed y hambre de sacrificio humano que vieras y entendieras había enraizado en el corazón de todos los hombres a causa de dicho espíritu enemigo dominando e imperando todo nuestro ser.


 


            Al ver y entender que el único antídoto posible para desterrar semejante sed y hambre de sangre y muerte existente en el corazón de todo hombre, convertido en un corazón asesino, desde que en el principio el mismo fuera asesinado por dicho espíritu enemigo llevándolo a quedar desde entonces muerto para la vida del Reino de los Cielos, era darle a dicho espíritu asesino existente en nuestros corazones humanos –para de ese modo expulsar al mismo de nuestro corazón- no solo una sino millones de inmolaciones realizadas por propia voluntad, aceptación, en total libertad, por amor al Reino de los Cielos, al único cumplimiento en la Humanidad de la voluntad Paterna y del grandilocuente Plan tenido para con toda ella en el principio.


 


Por ende, por amor a toda Ella. Aunque como respuesta de tan grandilocuente e incomprensible manifestación de amor, a Ella solo le siguiera naciendo gritar a causa de dicho espíritu sanguinario y asesino enraizado en su corazón: “¡Crucifícalo!” “¡Mátalo! 


 


            De manera tal que si no terminaban produciéndose voluntariamente de nuestra parte –como a tal fin, fuera enviada a venir a darles igualmente inicial ejemplo de ello en la persona de Cristo en el Espíritu Santo- dichas inmolaciones inspiradas, reflejadas y consubstanciadas en un todo en la Tuya, no existía ni existiría otra manera por medio de la cual terminar de liberar a toda la humanidad y creación de dicho espíritu sanguinario y asesino, a fin de solo así poder volverla a elevar, llevándola de vuelta con Vos a compartir tu misma gloria en el Reino de los Cielos. No queriendo para ella otra cosa de principio a fin en su existencia que solo ello.


 


            Por eso, te sacrificaste. No porque por medio de tu sacrificio habrías de sacarla de aquí toda a una como hasta aquí creyéramos. Sino, para que llegada esta hora final del darnos a terminar de conocer en el Espíritu Santo la verdad respecto a nuestro origen, procedencia, y destinación Divina en Vos, constituidos por el bautismo en  otros Cristos Vivos, llenos de tu mismo Espíritu en nuestro espíritu en el Espíritu Santo todos los bautizados en nuestro conjunto supiéramos y quisiéramos hacer lo mismo que para darnos ejemplo de lo que llegada esta hora final esperabas de nosotros, hacer lo mismo que quienes a tal fin quisieras igualmente dejar para darnos testimonio de ello, supiéramos hacer lo mismo que ellos nos manifestaran Vos dijeras e hicieras.


 


            Convertidos, en esta final hora, podríamos decir para mayor comprensión de la misma condición Divina que quisieras volver a darnos en el Espíritu Santo, en una clonación espiritual de tu mismo Espíritu en el Espíritu Santo en todos y cada uno de nosotros. Ser una clonación Espiritual de Cristo en Cristo, para solo así terminar de vencer y expulsar a dicho espíritu enemigo, comenzando con hacerlo en primer lugar en un todo en y de nosotros mismos.


 


            Viendo y entendiendo que antes de que el designio de amor y procreación que te anunciara, y por tu medio, anunciara a la Iglesia Católica en sus autoridades, tenía que dar a conocer no solo a vos y a la Misma sino a toda la Humanidad todo esto y mucho más. Viendo y entendiendo de ese modo ser muy largo, amargo, angustiante y extenuante el camino y arduo e intrincadamente difícil el trabajo previo que me quedaba por delante.


 


Siendo para final previo conocimiento de toda la humanidad de todo esto de lo cual querías que también toda ella a una fuera partícipe, al menos, si no con su total colaboración, con su total conocimiento de lo que llegada esta hora habrías de hacer y ya estabas haciendo  para terminarla de sacar de debajo de dicho espíritu enemigo de aquí, para volverla a levantar en gloria toda a una junto con la creación que le dieras hacia Vos, hasta ponerla nuevamente a tu misma altura y amoroso lado, que viera y entendieras permitieras y habrías de permitir un tiempo más, hasta que dicho trabajo previo encomendado quedara igualmente plenamente consumado de la palabra en los hechos, permitieras y habrías de permitir que dicho espíritu enemigo siguiera teniendo mayor poder aún sobre nuestro amor y sobre los dos que Vos.


 


Al punto, de permitirle seguirnos separando y mantenernos separados, enemistados, faltos de entendimiento e incomunicados,  como durante los siguientes cinco años hasta el presente se lo permitieras hacer.


 


En un primer momento, como en todo primer momento de la percepción de un nuevo dictado Espiritual, no entendí por qué tenía que ser así.


 


Pero, confiando en Vos, Señor, en que no habrías de permitir nada que al final no fuera mejor no solo para los dos sino para todo tu Pueblo Santo en la Humanidad entera, entendiendo tener que ser necesariamente así a los exactos fines del total cumplimiento del Plan de Salvación conforme en un todo a los tiempos y criterios fijados por Vos, Padre Amado, para su consumación total en pro de toda la Humanidad y Creación, para inclusión de todos y exclusión de nadie, volví a ponerme de rodillas y postrarme de cara al suelo, para manifestarte a partir de allí una y otra vez asiduamente: “Aquí estoy, Padre, para hacer tu voluntad y no la mía. Hágase en mí, según lo que juzgues es y habrá de ser lo mejor para el Reino de los Cielos, nosotros y toda la Humanidad y Creación en su conjunto.”


 


 Llevándoseme a soltarme de tu mano, Jesús Amado, al verme llevada a soltarme de tu mano, Daniel amado, como desde hacía fines del 2001 me viera llevada a soltarme, no por premeditación ni por quererlo -que nada quería más sobretodo desde aquel día en que antes de operarme te pidiera me dieras tus manos, dándomelas, que el tomarte y tomarnos de la mano para siempre-, si no porque así me viera y sintiera de pronto como paralizada e impedida por una fuerza suprema de acercarme a vos junto al altar -como hasta allí acostumbrara a hacer para tomarte de la mano para rezar el Padrenuestro- para no poder volver a darte y tomarte desde entonces ni siquiera de la mano para rezar el Padrenuestro


 


Hecho que en su momento no entendí. Y temiera como consecuencia de ello haber de recibir lo peor de vos por no haber de entenderlo ni yo de poder explicarlo, porque ni siquiera yo lo entendía.


 


(Continúa en respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 10:57 05/01 2006
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(Continúa VI.V) 


 


Si no solo con el tiempo y la constante oración y meditación realizada como para poder entenderlo, podértelo explicar, lo entendieras, no estuvieras disgustado y molesto conmigo por creer haberlo hecho adrede, cuando no lo hiciera, me volvieras a extender tu mano, darte la mía,  y así volver a estar nuevamente unidos tomados de la mano para siempre. Lo cual, por más que ambos volviéramos a quererlo e intentarlo, no has permitido, Padre, Jesús Amado, que entre los dos volviera aún a ser posible.


 


Con el paso del tiempo, quisieras darme finalmente a ver y entender, en primer lugar, que fuera esa la razón por la cual quisieras permitir que el enemigo teniendo nuevamente mayor poder sobre mí que Vos, Señor, solo por así aceptarlo desde Ushuaia, desde 25 de Mayo, desde todo sí vuelto a reafirmarte para permitirte que le permitieras al enemigo hacerme todo el mal que aún fuese necesario permitirle hacerme y padecer al extremo de parte del mismo junto con mi familia, comunidad, con el hombre amado, con toda la Iglesia y Humanidad entera –en su momento final- con tal de por medio del mismo aceptado caer inicialmente sobre mí, luego sobre todo nuestro conjunto en Vos, ayudarte a terminar de liberar y sacar a la Humanidad de debajo de su poder y mentira, me paralizara impidiéndome desde entonces volverte a dar la mano, Daniel.


 


Porque si no lo hubieras permitido así, ese mismo día del 2001, nos hubiéramos terminado uniendo y amando como concibieras, querías y predestinaras aconteciera llegado el momento final dentro del designio de amor y procreación que igualmente tenías predestinado para ello. Lo cual, aún no podíamos hacer, sino solo tener que saber por el momento que nos habías predestinado el uno para el otro desde siempre y para siempre en el amor como el amado era para la amada y la amada para el amado del Cantar de los Cantares. Como Vos eras para la Humanidad y la Humanidad para Vos.


 


Porque primero, antes de permitir la total final entrega del uno al otro, era preciso tener la plena certeza de hacer entrar en el mismo designio de amor y procreación no solo a nosotros, ni solo a este pueblo al que nos llamaras y enviaras a formar parte en la Iglesia Católica consagrándonos al único cumplimiento en ambos de tu voluntad y no la nuestra, sino a toda la Humanidad y Creación.


 


Hacerla entrar, por medio también del previo conocimiento también de parte de la misma de este designio Divino de amor y procreación concebido, querido y predestinado originalmente para con toda Ella en su conjunto.


 


Designio, querido terminar de consumar en los hechos conforme en un todo al Plan de Salvación trazado a tal fin, a través de lo que de esta forma y por medio de nuestro amor y su final total consumación en Vos quisieras, querías y comenzaras ya a terminar de consumar en el Espíritu Santo.


 


A tal fin, convenía permitirle al enemigo seguir teniendo aún mayor poder sobre los dos y nuestro amor que Vos, Señor, hasta tanto no terminaras primero de darme a ver, oír, entender y creer, lo que en primera instancia querías y necesitabas imperiosamente que viera, oyera, entendiera y creyera yo, para solo así podértelo llevar a ver, oír, entender y creer a vos, Daniel, y por tu medio a todo este pueblo al que en la Iglesia Católica también a tal fin quisieras llamarme y enviarme a formar parte, para finalmente dárselo a ver, oír, entender y creer a toda la Humanidad, para solo entonces poder tener lugar su consumación final en los hechos. Cuando primeramente fuera anunciado a todos en la palabra. En espíritu y en verdad.


 


Para  finalmente entender querer también, Señor, significar con el permitir tal separación entre los dos en aquel momento del 2001, por ende, darme, darnos y darles a ver y entender que fuera lo que Humanidad hiciera en el origen de su primera estadía y existencia en Vos, junto a Vos, a tu lado, en tu amor. Tiempo primero en el que se dejara llevar, estar y guiar amorosamente de tu mano. Por Vos. Creyéndote y confiando en Vos.


 


Hasta que hiciera su irrupción en tu amor con la Humanidad, Señor, un espíritu enemigo, rompiendo el maravilloso idilio y romance inicial que de ese modo exquisitamente mantenían en el más excelso de los tratos de amistad y grandilocuente de los amores. Espíritu enemigo que haciéndole creer como verdad una mentira respecto a lo que Vos no querías para Ella cuando en verdad era lo único y más que querías -amarla como tu amada Reina a tu lado por toda la eternidad- la llevara a desconfiar, recelar, soltarse de tu mano y alejarse de tu lado, separándolos, enemistándolos y manteniéndolos incomunicados desde entonces, sumergiéndola hasta lo más profundo del abismo, de la muerte y del infierno junto consigo.


 


Tal y como también conmigo, Señor, le permitieras hacer, desde que aquel día 8 de septiembre creo que fuera, durante la misa que celebrabas en homenaje de María Santísima, quisieras permitirle, Jesús Amado, llevarme a soltarme de tu mano, de tu guía, de tu amor, mantenido hasta allí en vos, Daniel amado, solo a tales fines de Salvación universal.


 


 Para hacer entrar previamente a toda la Humanidad y Creación también en la consumación final de este designio de amor y procreación entre los dos en el momento en el que de cualquier manera querías, por ende, quieras permitir, Señor, por sobre el querer y poder permitido tener desde entonces hasta el momento al Maligno -al igual a como con la Humanidad se lo permitieras hacer hasta aquí desde que en su tremenda ignorancia e inconsciencia semejante a la mía de entonces, lograra sacarla bajo engaño de Vos y del grandilocuente amor en el que solo junto a Vos se encontraba en el principio- tratando de impedir su consumación final en los hechos, de cualquier manera al final termine consumándose tal y como me hicieras verlo, creerlo, quererlo y esperarlo, Señor, llevándomelo a anunciártelo y anunciárselos de igual manera a la Iglesia Católica, por tu medio, Daniel, y a toda la Humanidad por este final medio.


 


Como querer significar también por medio del soltarnos en aquel momento de las manos, lo que llegada esta hora final habrías de hacer con la Humanidad conforme a su tozudo, obstinado y persevante querer puesto de manifiesto desde aquella original caída y salida de tu lado y de tu amor dejándose engañar y querer llevarse y seguirse llevando por dicho espíritu enemigo, soltándose de tu Divina mano, Padre, Jesús Amado, para cortarse, largarse y andar de ahí en más sola a y en este lugar del Abismo y de la Muerte en el que desde el separarse de Vos cayera y quedara sumergida conforme a su propia visión, audición, pensamiento, sentimiento, parecer y querer de todas las cosas.


 


Para que, llegada finalmente a su y tu misma madurez y rectitud de juicio tal en el Espíritu Santo vuelto a comunicar y suscitar nuevamente así de tu Espíritu en su espíritu con tu venida hacía 2000 años, alcanzando su desarrollo espiritual final en Vos en santidad y perfección interior, terminara siendo protagonista, dueña y responsable en Vos, con Vos, por Vos y para Vos en Ella de todos y cada uno de sus actos, de su propia liberación, redención y salvación en Cristo en el Espíritu Santo. Por ende, responsable de su destino final allende a su paso por este mundo.


 


(Continúa en respuesta siguiente)


 


 



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gladysruth

Fecha: 11:00 05/01 2006
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(Continúa VI.V) 


 


Viendo y entendiendo, asimismo, por consiguiente, ser algo que tenía que terminar de hacer sola. Aunque nunca sola. Porque no obstante todo Vos, Padre, Jesús amado, en vos, Daniel y Pueblo amado, en el Espíritu Santo ibas a ir de camino y estar en todo momento conmigo, a mi lado, por más y mucho que yo me alejara y pareciera separarme de Vos en vos, y de Tu amor en tu amor. Siguiéndome llevando, guiando y acompañando con total seguridad y firmeza cada vez mayor en mis convicciones de ser Vos, Yo Soy el que Soy, quien era y estaba conmigo diciendo y haciendo todo esto en el Espíritu Santo no solo para nosotros sino para toda la Humanidad y Creación entera, salida en el origen ciega y sordamente de tu amado lado para de ahí en más deambular por medio de estas tinieblas tratando de hacer su voluntad y no la Tuya, Padre Amado, Madre Amada.


 


De modo que viéndome llamada y enviada a hacer tal cosa, dejándome alejar cada vez más y más de Vos, Jesús, en vos, Daniel, -pero sin alejarme jamás de Vos y de vos en mi amor, corazón y fidelidad a partir de dicho reencuentro final con Vos en vos, con Tu amor en tu amor, en la revelación final acabada de recibir Daniel, de ser vos y en vos que estaba y era Jesús para mí, así como en mí lo era para vos, en la perspectiva de dicha incipiente visión respecto a lo que de ahí en más antes de nuestro encuentro final en el amor, para amarte y que me amaras, fuera también enviada a hacer para terminar de hacer ver, oír, entender, creer y hacer entrar a toda la Humanidad en todo esto último que quisieras venir a terminar de hacer por nuestro inicial medio en el Espíritu Santo para liberación definitiva de todos –ya fuese que después de conocido la restante Humanidad quisiera entrar o no en todo esto- fue concientemente que acepté dejarme soltar de tu mano luego de haberme visto llevada a soltarme durante aquella misa junto al altar y a la luz de esta consecuente incipiente visión y entendimiento.


 


Viendo y entendiendo haber sido enviada también en tal sentido como lo fuera Isaías, Jeremías, Ezequiel, Elías… en sí, como Vos mismo igualmente fueras enviado por el Padre, Jesús Amado. Como un profeta. En mi caso femenino, como una profetiza desde el pueblo al que a tal fin en la Iglesia Católica llegada esta última hora de tu promesa de Salvación quisieras enviarme y me enviaras.


 


 De similar manera a como hacía 2000 años vinieras igualmente a profetizar para toda la Humanidad y no solo para el pueblo de Israel al que desde Vos, Padre Amado, Jesús Amado, vinieras, no solo para el mismo sino para todas las naciones de la tierra conforme también a aquella otra palabra de Isaías que me dirigieras estando con el grupo misionero en Guañacos en 1997, cuando cayendo en otras de las innumerables noches oscuras, sin estrellas,  tenidas desde el sí dado en Ushuaia cayera de rodillas con el alma dolida y envuelta en el desolador llanto, te preguntara si al fin de cuentas todo lo que en Ushuaia y desde allí viviera en verdad fuera y era todo procedente de Vos habiendo un fin oculto en todo ello que hasta el momento no alcanzaba a ver o me quisieras dar a conocer. Dándome a ver  y entender a la luz de tal Palabra que sin duda todo era verdad, y que así como para el amor también para lo anunciado en tal palabra me enviaras y estaba aquí.


 


En recuerdo de lo cual, viera y entendiera era preciso que durante otro necesario período previo de separación aún de tu lado, Daniel amado, permaneciera y me dejara sumir en la más extrema soledad a semejanza también Tuya y de todos los profetas, Jesús Amado.


 


Estando, por ende, igualmente llamada a pasar, recibir y soportar de parte de este pueblo en particular y al que en principio en la Iglesia Católica quisieras enviarme como representación del mismo pueblo de Israel al que hacía 2000 años fueras enviado, por todo lo mismo que tanto Vos como todos ellos pasaran. Desde el asumir al extremo tu misma Pasión, Enjuiciamiento, Exclusión, Crucifixión y Condenación a muerte de parte del mismo. De la Humanidad en su humanidad.


 


Lo cual sin duda lo hubiera tenido que padecer también yo hoy al mismo extremo  en mi propia carne de parte de este pueblo, de no haber sido por haber querido y logrado erradicar la mayor parte de dicho mal espíritu así como introducido en el corazón del hombre, existente igualmente hasta el presente en el corazón de tus apóstoles, en los sucesores de aquellos primeros doce, a un grado sin duda cada vez menor. Pero aún existente. Logrando terminarlo de expulsar en su mayor parte  durante la mayor apertura producida en la Iglesia Católica sobretodo desde mediados de este último siglo. Expulsión comenzada a realizar en el Espíritu Santo, desde que en su momento le llevaras a abolir Abominación tal como lo fuera y lo es la que demoníacamente dieran en llamar la “Santa Inquisición”. Una de las eras de MAYOR HORROR EN LA HUMANIDAD.


 


 Como al extremo quisieras permitir lo padecieran no solo Vos y todos los sacrificados varones que de allí en más te siguieran, sino sobretodo las miles y miles de mujeres que tuvieran que ser sacrificadas antes que yo, entre ellas Juana de Arco, por ejemplo, para con su sacrificio de entonces ir preparando el camino para mi advenimiento final en Vos en el Espíritu Santo en esta última hora, venciendo y expulsando del corazón del hombre dicho espíritu orgulloso, soberbio, dominante, sanguinario  y asesino que en tu Nombre y en nombre de la Santa Inquisición les llevara también a las autoridades de este nuevo pueblo a torturar y dar muerte a cientos de miles de hermanos y hermanas –cualquiera fuera la razón o su creencia- de similar y en mucho peor manera de lo que las autoridades de aquel otro pueblo hicieran con Vos.


 


Pueblo querido constituir como un Pueblo Nuevo por Vos desde tu propio sacrificio en cruz a fin justamente de arrancar del corazón de quienes hasta tanto este último tiempo del Espíritu Santo llegara, quisieras dejar momentáneamente en representación Tuya para el pastoreo, y no así homicidio, del pueblo que le confiaras. Tus apóstoles de entonces y sus directos sucesores desde entonces.


 


Tiempo de terrible abominación inconcebible. ¡Inconcebible! Del cual, viera y entendiera tener que manifestar a la Iglesia, entre todos los dictados que iba recibiendo y le iba trasmitiendo por medio de los cuadernos que iba escribiendo con todos ellos y poniendo en tus manos, Daniel, para que a tu vez hicieras llegar hasta el obispo y este hasta el papa Juan Pablo II, tener que pedir perdón si quería ser perdonada de todo el mal causado a tantos hombres y mujeres durante estos últimos mil setecientos años, y más aún durante ese terrible período de ceguera, sordera y oscuridad dentro de sí, como lo fuera la Inquisición. Tal y como en su momento, luego de ello, me llenó de gozo escuchar del papa Juan Pablo II tal pedido de perdón. Viéndolo y entendiéndolo como producto de tal manifestación.


 


Esto, porque estando en Guañacos viera y entendiera a la luz de tal palabra de Isaías me enviaras también, Abba, Jesús Amado, en tu mismo Espíritu en mi espíritu en el Espíritu Santo, a anunciar tus juicios a las naciones de ultramar. Que veía y entendía si bien eran todas las naciones de la tierra, lo era particularmente esta nación, la nación católica, cuya cabeza estaba en ultramar. En la sede del Vaticano.


 


Palabra de Isaías dada en Guañacos que fuera y es la siguiente:


 


“He aquí a mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido, el preferido de mi corazón. He puesto mi Espíritu sobre él, y por él las naciones conocerán mis juicios.


 


No clamará, no gritará, ni alzará en las calles su voz. No romperá la caña quebrada ni aplastará la mecha que está por apagarse.


 


Con toda seguridad llevará a cabo mis juicios. No se dejará quebrar ni aplastar, hasta que reine el derecho en la tierra. Los países lejanos esperan sus ordenanzas.


 


Así habla Yavé, el que creó los cielos y los estiró, que le puso firmes cimientos a la tierra y produjo todas sus plantas, que dio alimento a sus habitantes y vida a los seres que se mueven en ella.


 


Yo, Yavé, te he llamado para cumplir mi justicia, te he formado y tomado de la mano, te he destinado para que unas a mi pueblo y seas luz para todas las naciones. Para abrir los ojos a los ciegos, para sacar a los presos de la cárcel, y del calabozo a los que estaban en la oscuridad.


 


¡Yo soy Yavé! ¡Ese es mi Nombre! No daré mi gloria a otros, ni mi honor a los ídolos. Lo que había dicho se ha cumplido. Por eso anuncio cosas nuevas, antes que aparezcan, se las doy a conocer. (Is. 42, 1-9)


 


Palabra de Dios


 


(Continúa en respuesta siguiente)


 


 



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